¿Progreso o deshumanización? El rumbo educativo en Latinoamérica

La educación latinoamericana contemporánea, influida por tendencias educativas de alcance global, ha desarrollado una marcada inclinación hacia un modelo tecnocrático y profesionalizante, orientado prioritariamente a la resolución de problemas económicos y a la formación de capital humano competitivo. Si bien este enfoque puede estimular el crecimiento material y favorecer la especialización técnica, resulta claramente insuficiente para promover la formación integral del ser humano latinoamericano, especialmente en lo relativo al desarrollo cultural y a la generación de conocimiento científico con sentido humanista y orientado al bien común.
Esta situación se explica, en parte, por el desplazamiento progresivo de la filosofía, la ética y otras disciplinas humanísticas desde que las Ciencias de la Educación se posicionaron como eje dominante de la formación docente. En el siglo XXI, esta tendencia se ha agravado, excluyendo también saberes fundamentales como la literatura, la historia y otras ciencias humanas. A largo plazo, esta marginación conduce a una preocupante pobreza del humanismo interior, reduciendo los espacios destinados a la reflexión crítica, a la comprensión de la identidad cultural y a la construcción de valores sólidos. Como consecuencia, se corre el riesgo de formar un ciudadano eminentemente técnico: eficiente en términos productivos, pero con un debilitado sentido de lo humano; posiblemente próspero en bienes materiales, pero empobrecido en la riqueza interior que solo las humanidades pueden cultivar.
Por ello, el hombre y la sociedad latinoamericanos deben asumir con discernimiento las innovaciones educativas que llegan frecuentemente impulsadas por intereses comerciales. Es necesario integrar con sabiduría los avances tecnológicos y las demandas del mundo global, evitando caer en el laxismo cultural que Hermann Hesse denuncia en Siddhartha, así como en el relativismo que vacía y envilece la vida humana cuando carece de valores fuertes y de un humanismo capaz de dar verdadero sentido a la existencia del hombre latinoamericano.