Experiencia enriquecedora que con el grupo de primer año académico de la carrera Licenciatura en Educación Preescolar.

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  • Mirtha García Pérez

    El Empoderamiento de las Estudiantes de la Licenciatura en Educación Preescolar

    Introducción

    El empoderamiento es un proceso fundamental que permite a las personas adquirir confianza en sí mismas, desarrollar habilidades y tomar decisiones que afectan su vida. En el contexto de la educación preescolar, el empoderamiento de las estudiantes de la Licenciatura en Educación Preescolar es vital, ya que estas futuras educadoras no solo influirán en sus propias vidas, sino también en el desarrollo y bienestar de los niños que tendrán a su cargo.

    Definición de Empoderamiento

    El empoderamiento se puede definir como el proceso mediante el cual los individuos adquieren el control sobre sus propias vidas. Esto incluye el desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales y sociales que les permiten participar activamente en su comunidad y tomar decisiones informadas. En el caso de las estudiantes de educación preescolar, esto implica no solo su formación académica, sino también su capacidad para convertirse en agentes de cambio en su entorno.

    Importancia del Empoderamiento en la Educación Preescolar

    1. Desarrollo Profesional: Las estudiantes empoderadas son más propensas a asumir roles de liderazgo y a involucrarse en la mejora continua de su práctica docente. Esto se traduce en una educación más efectiva para los niños.

    2. Impacto en los Niños: Las educadoras empoderadas pueden transmitir valores positivos a sus alumnos, fomentando un ambiente de aprendizaje inclusivo y estimulante.

    3. Cambio Social: Al empoderar a las futuras educadoras, se contribuye a la transformación social, ya que estas serán responsables de formar a nuevas generaciones con una mentalidad crítica y proactiva.

    Estrategias para Fomentar el Empoderamiento

    1. **Formación Integral**: Es fundamental ofrecer una formación que incluya no solo conocimientos teóricos, sino también habilidades prácticas y emocionales.

    2. Mentoría y Redes de Apoyo: Crear espacios donde las estudiantes puedan compartir experiencias y recibir orientación puede ser clave para su crecimiento personal y profesional.

    3. Participación Activa: Fomentar la participación en proyectos comunitarios o actividades extracurriculares ayuda a las estudiantes a desarrollar una voz propia y confianza en sus capacidades.

    4. Reflexión Crítica: Promover la autoevaluación y la reflexión sobre su práctica docente permite a las estudiantes identificar áreas de mejora y celebrar sus logros.

    Desafíos del Empoderamiento

    A pesar de los esfuerzos por empoderar a las estudiantes, existen desafíos significativos:

    Estereotipos de Género: Muchas veces, las educadoras son vistas como figuras secundarias dentro del sistema educativo, lo cual puede limitar su autoconfianza.

    Falta de Recursos: En algunas instituciones educativas, la carencia de recursos materiales y humanos puede dificultar el desarrollo pleno del potencial de las estudiantes.

    Resistencia al Cambio: Algunas comunidades pueden mostrar resistencia ante nuevas metodologías o enfoques educativos promovidos por educadoras empoderadas.
    Conclusiones

    El empoderamiento de las estudiantes de la Licenciatura en Educación Preescolar es un proceso esencial para garantizar una educación de calidad que beneficie tanto a los futuros docentes como a sus alumnos. A través de estrategias adecuadas, es posible superar los desafíos existentes y crear un entorno donde cada estudiante pueda florecer. Invertir en el empoderamiento no solo transforma vidas individuales, sino que también tiene un impacto profundo en la sociedad al formar educadores comprometidos con el cambio positivo.

  • Mirtha García Pérez

  • Mirtha García Pérez

    Cambios en la Educación de la Primera Infancia
    Por Mirtha García Pérez
    En el ámbito educativo de la Primera Infancia, se han producido transformaciones significativas a raíz del tercer perfeccionamiento. Este periodo, que abarca desde el nacimiento hasta los seis años, se subdivide en dos etapas esenciales: la infancia temprana, que comprende de cero a tres años, y la infancia preescolar, que va de tres a seis años. Esta clasificación permite una mejor comprensión del desarrollo y las necesidades educativas de los niños en estas etapas cruciales. Una de las innovaciones más relevantes es la sistematización de un conjunto de fundamentos que constituyen una base teórica y metodológica integral. Este enfoque se apoya en los principios de la educación cubana, proporcionando un marco sólido para el desarrollo educativo en esta etapa. Asimismo, se redefine al niño y la niña de la primera infancia como seres biológicos en pleno crecimiento, así como entidades sociales y culturales que, a través de su interacción con el entorno, comienzan a forjar su individualidad. Estos pequeños son reconocidos no solo por su capacidad afectiva y su dependencia, sino también por su notable potencial para el desarrollo y sus derechos inherentes que les permiten aspirar a una vida plena. Un aspecto fundamental que se ratifica es que cada instante de la vida infantil es educativo. No existen actividades que puedan considerarse ajenas al proceso formativo; cada experiencia contribuye al desarrollo integral del niño. Este enfoque integral del proceso educativo implica una planificación cuidadosa que reconozca que todas las formas organizativas son igualmente importantes para el crecimiento total del infante. Esta flexibilidad permite adaptar la dirección, organización y evaluación educativa según las necesidades específicas. La familia juega un papel crucial en este contexto; se concibe como una guía activa y consciente del desarrollo infantil. Es vital que los padres reciban apoyo para contribuir efectivamente al crecimiento de sus hijos, lo que subraya la necesidad de una preparación

    continua basada en sus conocimientos y vivencias. Además, es esencial reconocer las diferencias en la capacitación de todos los agentes educativos involucrados. Se adopta una definición propia de currículo para esta etapa educativa: un proyecto integral que orienta las acciones coordinadas de los educadores durante todos los momentos vitales de los niños y niñas, con el propósito de maximizar su desarrollo integral. Este diseño debe ajustarse adecuadamente al contexto específico en diferentes niveles. La concepción curricular busca unir las modalidades educativas institucionales (círculos infantiles y aulas preescolares) con las no institucionales (Programa Educa a tu Hijo), permitiendo así una contextualización efectiva a nivel provincial, municipal e institucional. Finalmente, los contenidos curriculares se organizan en dimensiones de educación y desarrollo, reconociendo la interdependencia e integración del crecimiento durante la primera infancia. Se transita desde un currículo estructurado por áreas de conocimiento hacia uno organizado por dimensiones educativas: Comunicación, Estética, Motricidad, Relaciones con el entorno y Desarrollo social-personal. Estas dimensiones establecen conexiones tanto intradimensionales como interdimensionales, reflejando así la complejidad del desarrollo infantil. En conclusión, estos cambios representan un avance significativo en la comprensión y práctica educativa dentro del ámbito de la Primera Infancia. Al reconocer al niño como un ser integral con derechos y capacidades únicas, se potencia su desarrollo y se establece un camino hacia una educación más desarrolladora.