El niño prematuro. Tema de interés para la Educación Inicial

El niño prematuro (niños que nacieron antes de las treinta y siete semanas de edad gestacional o tiempo del embarazo), a diferencia del niño nacido a término, se encuentra sujeto a padecer períodos críticos durante su desarrollo, que pueden desencadenar déficits permanentes. El desarrollo madurativo del niño de alto riesgo biológico puede ser interferido por factores de índole ambiental y sociofamiliar, tales como la presencia en mayor número de ambientes hipoestimulantes, y ambientes familiares con marcada tendencia a la inestabilidad y con hábitos de vida y salud inadecuados.
Un estudio realizado por Tesone, demostró que: tanto los niños nacidos a término como los prematuros que recibieron lactancia materna más prolongada, presentan menos ansiedad frente a situaciones de exámenes en la universidad, mayor independencia, son más seguros de sí mismos y tienen más confianza en el mundo externo. En esta misma línea de investigación, Mary Ainstworth, demostró que estos niños tienen menos ansiedad al entrar al colegio y más dominio de sí mismos a los cinco años.


El desarrollo del niño prematuro
El recién nacido utiliza los diferentes estados de vigilancia, excitación, actividad motriz y calidad afectiva para controlar las tensiones endógenas o exógenas, y organizar sus vivencias. Gran parte de los cuidados que le proporciona la madre consisten en modular su estado, proporcionándole al niño estimulaciones o protegiéndole ante dosis excesivas.
El recién nacido prematuro también cuenta, al igual que el nacido a término, con capacidades sensoriales y conductuales, pero más inmaduras, que se van haciendo más eficaces con la maduración, el desarrollo y la interacción con su madre. Las conductas neonatales como gritos, mirada, mímica, actitud tónica y movimientos cefálicos, influyen sobre las conductas maternas como la voz, caricias, mirada, postura, sostén y expresiones faciales y viceversa, por lo tanto, también pasan a ser primordiales en la constitución del vínculo.
Aunque una buena mayoría de los niños prematuros de bajo peso tiene un desarrollo normal, existe un alto riesgo de crecimiento anormal, de enfermedad y de problemas de desarrollo neurológico. Ceguera, sordera, parálisis cerebral, problemas de aprendizaje, dificultades para andar, alteraciones en el comportamiento, son algunas de las secuelas que pueden sufrir estos niños que se anticiparon al momento de su nacimiento.

Si el tema es de su interés puede consultar el extenso en
http://educacionan.blogspot.com/

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