“Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”, vaticina Klaus Schwab, autor del libro “La cuarta revolución industrial”.

La crisis que vive América Latina no es ajena a la realidad de nuestro país.La educación de las personas se ha desplomado desde las más altas esferas, de gobernantes hasta el ultimo ciudadano que no tiene acceso a ella, rompiendo en miles de pedazo la ética ,probidad pública,meritocracia,transparencia,justicia social,equidad,moral y libertad. Han colapsado los pilares que sustentan las estructuras institucionales del estado de poder ,modelos económicos fallidos ,sistemas de justicia desigual, dominio social y por sobre todo una mal llamada democracia.

Este colapso en nuestro continente ha generado grandes inequidades , sometimiento, concentración de la riqueza y poder; solo puede pronosticar un mal inicio en esta nueva era. Por lo tanto, esta cuarta revolución industrial exige poner a la educación en primera linea en América Latina ,formando profesionales y técnicos avanzados , talentosos y de un alto nivel , que enfrenten con innovación los nuevos desafíos, la empleabilidad,el mercado , innovación educativa ,marcos éticos ,la seguridad geopolítica etc. Por consiguiente ,los modelos educativos necesitan un total ajuste a los nuevos tiempos ,la necesidad de un desarrollo de competencias con conocimientos avanzados ,habilidades y valores que evolucionen la conciencia colectiva y que busque el bien común sustentado en valores cívicos ,con mayor inclusión,equidad y justicia social.

En estricto rigor, la ignorancia mantiene el status quo y esta solo se combate con educación de calidad.