En estos días la soledad se apoderó de esta pantalla blanca. No tenía palabras para escribir en esta hoja virtual. Nada, nada era posible. Todo blanco en la mente. La enfermedad del escritor: la hoja en blanco. Cuando logré salir de este momento solitario, de este momento blanco, logré escribir lo siguiente: Extraño tus palabras y detalles de besos y caricias de lenguajes. Y te extraño porque estas lejos, porque no están tus ojos, ni tus labios con los míos. Te extraño porque alguien cortó la continuidad de tus beso dulces y tu sabor a miel.Te extraño porque tengo que esperar infinitos para sentirte, para tenerte otra vez en mi bosque de palabras y en el libro. Te extraño porque se me está olvidando tu voz. Te extraño porque empaqué mi alma y se fue contigo sin retorno.

La distancia pronuncia tu nombre y yo me muero de celos, ella viaja hasta ti, vuelve y me dibuja un triste esperar. Y el esperar se vuelve eterno cuando yo pronuncio tu nombre, y la distancia una vez más se ríe de mí. Pero está bien, ese es nuestro eterno destino que nos marca la vida y tenemos que aprender de ello. En esa realidad vivimos y somos a partir de la palabra existentes.

Te extraño, aunque no siento dolor,pues formas parte de mi alma, nunca he apagado el amor y lo guardo para ti desde la bella juventud a un salto en la distancia. Despacio, te imagino donde estas, pienso que tal te va, en tu vida cotidiana. Me pregunto por tus desvelos, tus pastillas para dormir y tus preocupaciones de madre. Le pego a mi pena y te nombro distinta, sonriente como siempre, con el corazón enorme para amar a tus hijas, emprender el camino de trabajo y luchar con las faenas del día a día. Entonces me siento bien porque buscaste el sustento, el alimento, el calor de hogar y la paz en el alma. Y se me alegra el alma porque encuentro en ti a la mujer luchadora, triunfadora y deseosa de lo mejor. De modo que bendigo a Dios porque te dejaste llevar por sus benditas manos y su preciso corazón de paz y misericordia.

Extraño, tus labios de caramelo, el aliento de tu pecho, la raíz de tu cabello. Hoy me regocijo porque te sueño despierto. A ratos, imagino donde estas y te estoy contemplando como un loco embrujado, el brillo de tus ojos es el que me cautiva por eso me atrevo a leer estos versos cortos para seguirte soñando eternamente.

¿Cómo pensar que no te extraño, si eres una parte de lo que yo soy? no te alejas de mi mente, aunque estés físicamente ausente. Extraño tu censura y tu malicia, tu andar sereno y preciso que complementan mis vicios, mis caprichos, mis excesos.No importa si yo me apuro en recordarte que te quiero para calmar tus desvelos.

De palabras esta hecha la vida y nosotros somo dignos habitantes de ella, por eso no dejemos que la llama del lenguaje se apague...

Te extraño.

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