Con referencia a lo ocurrido en EEUU sobre la matanza a niñoz y profesores es realmente lamentable, pero cada vez más común, es que lo que pasa por la mente humana es una caja negra perdida en el laberinto de la conciencia. Lo que pasa por la mente humana es producto de lo vivido durante toda nuestra larga o corta vida con la confluencia de factores, tanto genéticos, como ambientales, sociales y educativos. Además de la voluntad de la persona y su libre albedrío son factores para tomar las decisiones definitivas que orienten una conducta. Hay teorías que defienden la idea de un determinismo genético en la mente criminal, así como otras defienden la postura de la influencia determinante del ambiente social y educativo dentro del cual se forma el individuo. Lo que debemos tomar en cuenta son las teorías psicológicas que determinan la importancia de la parte afectiva durante los primeros 7 años de vida para logar una afirmación en la personalidad del individuo y así lograr seguridad y autoestima. Es necesario en todo ámbito tomar en cuenta instrumentos para el análisis del perfil genético tanto de estudiantes como de profesionales.
Un trabajo arduo, exhaustivo y metódico de Vicente Garrido -profesor titular de la Universidad de Valencia, consultor de Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia en Latinoamérica, especialista en Criminología y Pedagogía Correccional y autor de obras como Contra la violencia: las semilas del bien y del mal, Psicópatas y otros delincuentes violentos, Cara a cara con el piscópata o El rastro del asesino- en el que se analiza la forma de actuar y de pensar de los asesinos en serie, mostrando la manera en la que los homicidas crean sus terribles fantasías y cómo las lleva a la práctica. Un trabajo que sumerge al lector en el lado más oscuro y sombrío de la mente humana en un intento de esclarecer y comprender el origen y naturaleza del mundo de los homicidas. Revisando los escritos de varios autores todos coinciden que el perfil del asesino tiene que ver con su infancia. Es necesario como educadores repensar en nuestra labor educativa, en estos tiempos lo que más preocupa es la excelencia académica más que el bienestar emocional, pocas veces trabajamos en este aspecto tanto los padres como profesores de todos los niveles, porque somos comerciales en las calificaciones. Poco o nada nos procupa la inteligencia emocional.