LOS JUEGOS MÁGICOS QUE AYUDAN A BOTAR EL VOTO

Por: Pedro Uriel RojasSeguramente este corto diálogo le parezca familiar- Qué hago que no tengo trabajo.-¿No tiene trabajo?...............péguesele a un político.Para referirse al concepto de política en Colombia, resulta complicado, en la medida que éste se encuentra reducido en la conciencia de la mayoría de los colombianos, y es que un amplio número de nacionales limita la política, a la participación electoral.Ahora bien, hasta ahí el estado podía verse como “normal”, pero si se analiza cómo es esa participación, la precisión sobre el concepto resulta aún más difusa. Y es que se ha vuelto lugar común dentro de los procesos electorales, diversos vicios desde la promesería por parte de los candidatos hasta el cambio del sufragio por prebendas. Lo que antes se percibía como una práctica clandestina, hoy resulta cotidiana. Por ejemplo, en los pasados comicios, se apreciaba el desfile de ollas con humeantes comestibles, proporcionados a quien seguramente habrían votado por X o Y candidato. Amén de Dinero, tejas o cemento previamente entregados a través de los líderes comunales quienes resultan ser los intermediarios efectivos de tan bajo trueque. Estas prácticas aparecen desde el momento mismo de las campañas. Pero… ¿cómo funciona este proceso? Muy sencillo; primero tiene que existir una necesidad básica insatisfecha. Entre más necesidades insatisfechas tengan los electores, mucho mejor, entonces el sistema de gobierno imperante es el más interesado en que las necesidades no se satisfagan o si se hacen que sean parcialmente. Es la mejor forma de mantenerse en el poder. Mencionemos algunas de esas necesidades: Vivienda, Salud, Educación y Empleo.Entre los estratos 0 al 4 por lo menos una de estas necesidades está insatisfecha, siendo la más generalizada el trabajo remunerado o el empleo formal. Y es que si no hay empleo no hay ingreso, y si no hay ingreso las otras necesidades resultan más evidentes. De tal forma que tanto electores como candidatos coincidimos que el empleo es una necesidad urgente de suplir, y el reducido número de electores que tienen un empleo transitorio son conscientes de la necesidad de conservarlo. Entonces, tanto empleados como desempleados entramos en el juego de percibir a los candidatos como facilitadores y aseguradores de cargos como servidores públicos o funcionarios de las empresas privadas de las cuales son propietarios, socios o aliados estratégicos.Solamente si usted asegura al candidato una veintena de mayores de edad, en su casa, entonces el político lo visitará para contarles la propuesta política a los asistentes y podrá tenerlo en cuenta para un cargo, siempre y cuando resulte elegido. “Tú me das, yo te doy” Es así como todo acto de campaña electoral, empieza a funcionar como bolsa de empleo, por eso no es raro escuchar al candidato sin ningún recato la tan repetida, pero a la vez esperanzadora frase … “páseme una hoja de vida”Pero….qué es lo que el candidato llama propuesta política o plan de gobierno? Pues simplemente es el discurso emitido en el sitio donde concurren los posibles electores.Con respecto al análisis del discurso político reconocidos académicos han hecho un estudio juicioso y dedicado para descifrar las distintas argucias de que se valen los políticos para encantar un auditorio.Autores como Laclau. Van Dijk, Barbero o Charaudeau, han profundizado y categorizado con altura académica el discurso de los políticos. Para el caso que nos ocupa quiero referirme a Javier del Rey Morato, quien ,desglosando así los discursos en forma y fondo plantea 7 categorías y dentro de ellas ubica unas subcategorias que él llama muy acertadamente juegos, no es la pretensión en este escrito trabajarlas todas, pero si ilustrar las más usuales en los discursos cotidianos. Encontramos juegos como el del oráculo, el de la magia conceptual, la catástrofe inminente, los disfraces, la verdad con fecha incorporada. Así el político orador se especializa en dos o más juegos en su discurso, hay quienes los emplean todos de forma magistral y metódica, son juegos porque así, en el elector haya cierto escepticismo, sin embargo le gusta escucharlo, además convence y en medio de la euforia entonada con ardor por el candidato, arranca aplausos y de manera hipnótica logra simpatía y por consiguiente votos. ¿A quien no le gusta que vaticinen resultados al estilo del mejor clarividente, asegurando que si no lo eligen o si optan por otra propuesta puede caer el país en la más terrible situación?Escuchar a un candidato exponiendo de modo magistral cifras y datos precisos, porcentajes comparativos del pasado y el presente basados en dos o tres conceptos bien memorizados, proyecta la imagen del mejor de los académicos y como prueba de su excelso conocimiento, se alcanza escuchar el murmullo de los asistentes con gesto de asentimiento – “ese tipo si está bien preparado”.Por eso no se extrañen cuando en la plaza pública en radio o televisión vean y escuchen candidatos utilizando disímiles atuendos, propios de cada una de las regiones a donde llegan. Sombreros vueltiaos, aguadeños o peloeguama, ruanas, muleras y ponchos, son entre otros parte del vestuario que los candidatos lucen en 24 horas, en este gran juego de dramatización teatral, con tal de demostrar al electorado, entrega y pertenencia.Así pues amable lector, la invitación es a que en la presente contienda, en los variopintos discursos de los candidatos, identifique el juego en el cual lo están induciendo, pues solo usted tiene la autonomía y el poder de decisión de caer en la efímera magia hipnótica o de votar de forma Inteligente.