Algo tardío este comentario para la fecha de publicación, pero no para la actualidad del tema. No creo que el planteamiento de las Rutas del aprendizaje sea errado; errada es la aplicación impuesta mediocremente por las instituciones. Ciertamente necesitamos modificar nuestra educación para las sociedades actuales que se desenvuelven con otros intereses y otras capacidades. No podemos seguir insistiendo con los mismos contenidos y los mismos métodos. La educación debe apuntar a resolver problemas concretos de formación como la deficiente comunicación, la poca capacidad interpretativa y crítica, el deterioro de la memoria a largo plazo, la casi desaparición de la textualidad escrita por la preponderancia de la comunicación oral; la tendencia a educar en función de los intereses económicos de las empresas como universidades, academias, etc. priorizando la enseñanza matemática antes que una formación humanística. Me parece que las Rutas apuntan a eso; pero la imposición de un trabajo superficial de "planificación", formal e hipócrita destruye la vocación y nos convierte en tramitadores. Las instituciones representativas del Estado y las escuelas han tomado al pie de la letra eso de que el docente es un tramitador y sobrecargado al maestro con formalismos que le restan tiempo en su formación académica. Yo PIERDO por lo menos 8 horas semanales de mi vida en cumplir con las sesiones de aprendizaje, registros, unidades de aprendizaje y...y otras cosas más que me obligan a presentar; es decir, yo ya no trabajo para los estudiantes, yo ya no me preparo seriamente para los jóvenes, para ayudarles a aprender cosas nuevas; ahora trabajo para las autoridades de la escuela, trabajo para cumplir las órdenes que se me imponen.
El otro problema es el sistema de evaluación. Las Rutas no son compatibles con el sistema actual, real de evaluación. Las notas, aparte de que se convierten en etiquetas a los alumnos, no son objetivas. Cuando uno quiere ser objetivo termina desaprobando el rendimiento de la mayoría de estudiantes que no tienen la disciplina para trabajar independientemente con responsabilidad.
Cuando leo las Rutas del aprendizaje me motivan a planificar mi clase, a buscar ideas de situaciones comunicativas, de métodos nuevos; pero cuando pienso en que tengo que hacer los papeles para el Coordinador me frustro, dejo de prepararme y cumplo con la formalidad del papel. Antes de que trabajara en este colegio donde tenía cierta independencia, estudiaba durante horas mis temas a enseñar y generaba en clase discusiones de todo tipo con los alumnos; ahora casi no tengo tiempo de leer sobre literatura, historia, geografía, etc.
Las Rutas se crearon como una herramienta, como un planteamiento, una ayuda no como una imposición papeluchera. Es frustrante haber estudiado durante años en la universidad para terminar haciendo papeles para cumplir la formalidad y caer en la mediocridad. Con este papel de tramitadores, ¿dónde queda nuestra dignidad como docentes? ¿cómo podemos decir que somos maestros?
Se recarga de trabajo con esos papeles a los docentes porque están convencidos que los maestros son holgazanes y entonces los convierten en mediocres.
Estoy de acuerdo con las Rutas, pero con respeto al docente, a su capacidad de planificar y decidir (en parte) los contenidos, el tiempo, los métodos y la evaluación.
Le agradezco su artículo porque pensé que era la única persona que cuestionaba el funcionamiento de la educación en nuestro país; ahora veo que somos muchos. Saludos cordiales