Por la MSc. Irene Puigvert Carbonell (2012)

La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social.
Es así como los seres humanos emocionalmente inteligentes se reconocen por las siguientes posiciones que asumen:
• Se aprecian y se sienten bien consigo mismo.
• Tienen mayor facilidad para resistir las presiones de sus contemporáneos.
• Son empáticos (comprenden las emociones de los demás).
• Son menos violentos porque desarrollan recursos emocionales para conciliar.
• Resuelven mejor los conflictos.
• Mantienen una actitud ante la vida activa, jocosa y relajada
• Aprenden mejor (sin necesariamente tener un CI muy elevado. La CE es diferente que la CI).
• Desarrollan su espiritualidad.
• Definen claramente los valores y principios emanados de las personas que reconocen con autoridad moral.
• No caen en vicios, como el alcohol y la droga.
• Manejan con facilidad sus estados anímicos.
• Son muy críticos de la realidad circundante.
• Desarrollan personalidad de liderazgo, porque inspiran confianza y calidez en los demás.
• Suelen ser más creativos en dar respuesta a los problemas.

Las personas necesitan aprender a administrar la técnica novedosa de la inteligencia emocional, legada por Goleman (1995), la cual en su esencia es la fuente primaria de la energía humana, la autenticidad, aspiración y empuje que activan los valores y propósitos en la vida y los transforman de cosas en que se piensan, en cosas en que se viven.
La alfabetización emocional que permite alcanzar la madurez emocional, provee el conocimiento de las emociones positivas y negativas en sí mismo y en el otro, ser pertinente en saber qué decir y cómo decirlo, para facilitar relaciones favorables, valiéndose de la conciliación ante los conflictos, que son normales en la cotidianidad, de la interrelación manteniendo un clima organizacional con una gran competencia socializadora y con resistencia a los traumatismos.
Las consideraciones señalas, deben procurar en consecuencia, la eficacia del trabajo de un líder, valorando, no tan sólo el haber conseguido los objetivos laborales, sino que su influencia conciliadora, participativa y democrática contribuyen a modificar las actitudes y posturas de los estudiantes en la organización educativa universitaria ante el conflicto. En ello centra sus objetivos los Departamentos de Bienestar Estudiantil de los Centros Educativos. Cuyo objetivo principal es procurar la mayor calidad de bienestar posible en materia académica y socio-emocional al estudiante, para el logro de su proyecto de estudio con excelencia en el saber (cognitivamente) y en el actuar (social y emocional).
Para el logro de las metas desde el servicio de Bienestar Estudiantil en las Instituciones Universitarias, es importante planificar espacios que permitan el desarrollo integral, afianzándose en el crecimiento personal de los estudiantes, que les permita la consolidación de comportamientos conscientes, control de las emociones y estados de ánimo, habilidades fundamentales para abordar el conflicto, entendido como un proceso real y normal en la cotidianidad de la relación humana en el grupo de pares, y no como un elemento obstaculizador de la dinámica interrelacional, en la convivencia con los valores y principios de todos los miembros que hacen vida universitaria.
La diferencias individuales, permiten el surgimiento del conflicto en la interrelación de los grupos, porque cada ser humano desea que el otro con el que vive sea como él quiere y no como es; pretende cambiarlo y es allí donde se inician las diferencias en la relación.
Esta tipificación de la relación entre estudiantes y docentes universitarios, es de importante abordaje desde la atención del Bienestar Estudiantil, ya que la mayor parte de los fracasos académicos tienen su epicentro en el conflicto interior emocional, de aquí que el servicio de apoyo al estudiante considere los postulados de la teoría que sustenta la Inteligencia Emocional, como estrategia aliada para el fortalecimiento del desarrollo integral del estudiante, y por ende, de su éxito.
Una dinámica intrapersonal equilibrada en el estudiantado, minimiza los problemas que se generan en la relación humana de los espacios universitarios, incluyendo las limitaciones de orden administrativo, actividades tan engorrosas que desatan emociones reactivas en las personas cuando enfrentan sus trámites.
Considero como investigadora del área con experiencia en dos investigaciones Trilogía paradigmática para el Desarrollo Humano Eficiente (2010) y Programa de Asesoramiento fundamentado en la Inteligencia Emocional para abordar el conflicto en la Organización Educativa venezolana (2012), que la teoría de la Inteligencia Emocional, Cerebro Triuno e Inteligencias Múltiples debe ser materia obligatoria en la formación profesional de cualquier ser humano que siga estudios universitarios en cualquier universidad del país; por ello Bienestar Estudiantil, debe ser sinónimo de calidad de vida durante la construcción de fututos profesionales que serán la generación de relevo de la sociedad productiva venezolana, que requiere de personas dotadas cognitiva y emocionalmente para procurar un convivir armónico, de entendimiento, tolerante solidario, participativo, desde el sentir, pensar y actuar. – Irene Puigvert Carbonell ( Artículo Trabajos de Investigación Caracas - Venezuela)