DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19

¿Cómo mantener la Calidad Educativa?

Rosa J. Ulloa P.

Master en Políticas Públicas para el Desarrollo Social y la Gestión Educativa

Magister en Tecnologías de la Información y Comunicación y Multimedia Educativa

En el último mes, el gobierno ecuatoriano se ha visto forzado a declarar la emergencia sanitaria en el país; lo que se temía llegó…, era inevitable; declaraciones oficiales durante el tiempo de espera: “estamos preparados”; ¿para qué?, ¿realmente, estábamos preparados?, me pregunto. ¿Para responder adecuadamente en salud?; hemos sido testigos del caos; ¿en educación?, no lo creo, una decisión hoy, otra mañana; y ¿quiénes deben tener la habilidad de lograr que esas decisiones vacilantes funcionen?; las autoridad y docentes del país, claro está; ¿cómo?, como sus habilidades, experticia y sentido común se los permita; y a la larga, todo es criticable en la educación pública, y más aún en la privada.
Para la mayoría de profesionales dedicados a la educación, la vocación predomina ante cualquier eventualidad, los docentes desarrollan a lo largo de su carrera, una habilidad inigualable para la adaptación a los cambios; esta facilidad de adaptación, resulta al estar en contacto año tras año con niños y jóvenes de diversas generaciones, siendo testigos de sus diferentes formas de ver la vida, actuar y pensar. Es innegable que en los últimos diez años la tecnología ha tenido un avance vertiginoso; centrando esto a nivel educativo, ha resultado enriquecedor para llevar procesos de aprendizaje más rápidos y eficientes, pero claro; para que esto funcione bien, el docente juega un papel muy importante, su voluntad de capacitarse, sus habilidades en el manejo de las herramientas tecnológicas y el deseo de dar más tiempo del que oficialmente se le asigna para su trabajo; son claves para estos procesos educativos. Cuando se logra esta forma de actuar en los docentes estamos asegurando la calidad en los aprendizajes.
La Constitución política del Ecuador establece en su artículo 26 que “la educación es un derecho de las personas a lo largo de su vida y un deber ineludible e inexcusable del Estado”, y en el artículo 27 agrega que la educación debe ser de calidad. Para determinar qué es una educación de calidad, se debe identificar primero qué tipo de sociedad queremos tener, pues el sistema educativo será de calidad si contribuye a cumplir esta meta; además se debe pensar que la equidad es importante, si se desea hablar de calidad educativa; porque esta exige bridar igualdad de oportunidades para que todos tengan acceso a los servicios educativos, hasta culminar el proceso educativo; y esto es lo que el ministerio de educación en tiempos de Covid-19 ha procurado asegurar. ¿Lo ha logrado?
Se ha determinado el teletrabajo, es decir, que en educación se debe recurrir a la educación virtual, modalidad que apareció hace aproximadamente 25 años; en este sentido los docentes no deben tener pretexto, en cuanto al manejo de las herramientas que abarcan esta modalidad; puesto que parte de su responsabilidad es la actualización y capacitación permanente de conocimientos; y como vemos, esta modalidad no es nada nueva. Lo que realmente es un problema, es cuántos estudiantes del país tienen acceso a Internet para que esta modalidad pueda funcionar; es decir, en este sentido la responsabilidad ya no es del docente; sino más bien, del Estado; ¿ha garantizado el acceso de todos a la conectividad?, según los últimos datos ofrecidos por el señor Michellena, Ministro de Telecomunicaciones, 392 parroquias en el país no están conectadas a la red; entonces, la cuerda se rompe por el lado más débil; en las zonas urbanas no existe mayor dificultad de conexión, el país ha logrado estar sobre la media latinoamericana; por ello, las políticas por la emergencia en educación debieron canalizarse de acuerdo a las realidades de cada sector y no generalizadas; de esta manera sería más eficiente el trabajo educativo. Por ejemplo, el acceso a Internet de una institución fiscal urbana está en el 85% y en una institución particular urbana está en el 99.5%. Una realidad, donde las clases virtuales pueden ser exitosas con la mayoría de estudiantes y con esa minoría, se deben generar alternativas que le permitan avanzar sin necesidad de salir de casa.
Es lamentable que la calidad educativa que puede brindar una institución fiscal, dependa de un nivel concentrado como es el Ministerio de Educación; ya que, al no tener autonomía, ni recursos, las unidades educativas no han sido capaces de responder con prontitud a su realidad institucional en esta emergencia para asegurar y garantizar los aprendizajes en niños y jóvenes.
Es ahí donde se concentra la diferencia con una institución particular; porque, aunque nos rige un mismo currículo, las opciones para ejecutarlo y enriquecerlo, dependen de la gestión creativa de las autoridades, la dedicación de los docentes y del manejo adecuado de los recursos. Las decisiones se deben tomar por la gran mayoría, esto no quiere decir que se deba dejar desamparados, ni rezagados a esta minoría que necesita un tratamiento y protección especial para garantizar su acceso a la educación en estos tiempos de emergencia.
La modalidad virtual, en educación tiene grandes ventajas; por ejemplo, puede y debe adaptarse a los tiempos que dispone el estudiante, así como a su ritmo de aprendizaje, los horarios son flexibles, el material educativo debe estar disponible para el estudiante en cualquier momento; los encuentros con los docentes si existen pueden ser sincrónicos o asincrónicos, debe existir un tutor que guíe el aprendizaje; si tomamos en cuenta estas ventajas de la educación virtual no deberían existir las dificultades en cuanto dosificación de tareas, que tanta polémica ha causado; las instituciones educativas deben evaluar si las plataformas y las herramientas tecnológicas con las que cuentan les permiten adecuarse a la modalidad virtual; en la educación particular esta será más fácil por la autonomía que tienen; en el caso de la educación fiscal, resulta complejo; al depender directamente de la centralización de estos recursos en el Ministerio de Educación, esto imposibilita a las instituciones educativas responder adecuadamente a cada una de sus realidades.
La educación virtual, no va a llenar los espacios que la educación presencial resguarda con los niños y adolescentes; como el aprender con el ejemplo, las clases más didácticas y prácticas, la generación de lazos humanos, el no depender del correcto funcionamiento tecnológico para avanzar de forma eficiente, el poder reforzar valores éticos aportando a un crecimiento personal y no solo intelectual. En la educación de niños y adolescentes la educación presencial apoyada con la tecnología es la mejor opción para su formación integral; pero en casos de emergencia como el actual, el desafío está, en no desmerecer el potencial que con los y las estudiantes se puede lograr a nivel cognitivo con la educación virtual; se necesita contar con los recursos y una adecuada organización y coordinación en los niveles Estatales e Institucionales para que llegue de forma efectiva a los estudiantes; si los estudiantes cuentan con el recurso, ellos no tendrán problemas para llevar su educación desde casa porque son nativos digitales y la pueden manipular con absoluta facilidad.

Abril, 15 de 2020

Referencias
Redalyc.org (2008). Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27012437004
Sánchez Rodríguez, J. (2009). Plataformas de enseñanza virtual para entornos educativos. Pixel-Bit. Revista de Medios y Educación, (34), 217-233. Recuperado de: http://www.redalyc.org/pdf/368/36812036015.pdf