27 de noviembre, 2009
Ida Fallas Monge
Directora Escuela de Ciencias de la Educación
Universidad Estatal a Distancia
San José, Costa Rica

Discurso a lo graduados en la sede de Turrialba

En esta tarde me gustaría compartir con ustedes algunos pensamientos de los grandes héroes costarricenses. Ustedes pensarán que les voy a hablar de Juan Santamaría a quien tenemos identificado como nuestro héroe nacional.

Sin embargo, parece que en nuestro país tenemos escasez de héroes ya que si les pido que piensen en héroes nacionales ¿a quiénes ubican?: tal vez algunos piensan en héroes de batallas como don Juanito Mora quien fue Presidente de Costa Rica en cuatro ocasiones consecutivas y a quien se le reconoce especialmente el mérito de haber conducido al país a la victoria sobre de los filibusteros encabezados por William Walker, en la guerra centroamericana de 1856 y 1857. Por sus edades algunos pensarán quizá en Frankling Chang, distinguido científico y astronauta. Probablemente algunos piensan en las hermanas Poll quienes han honrado al país en el campo deportivo y me imagino que si nos hubiese ido diferente en el mundial hoy nuestros héroes serían Pablo Cesar Wanchope o Francisco Porras.

Pero hoy voy a hablarles de otros héroes nacionales, personas cuyo pensamiento honra nuestra historia y cuyas ideas deberían inspirarnos, al respecto uno de estos héroes, quien es el más distinguido ciudadano de mi pueblo Desamparados, don Joaquín García Monge decía:

“Los finados ilustres están presentes en la memoria y en la conciencia de los ciudadanos despiertos, y participan en las luchas por el progreso de las ideas y los ideales que en la vida amaron y los desvelaron a la medida, cabalmente, que la posteridad evoque - esto es, reviva, revalide - sus dichos y hechos memorables”

Es decir estas personas continúan vivas en la medida en que recordemos sus palabras y sus hechos. De modo que si me lo permiten voy a invitar a este teatro las ideas de tres grandes costarricenses para que compartan con nosotros sus sueños e ideales.

La primera es una mujer y una educadora: Carmen Lyra. Sobre ella el poeta Fabián Dobles decía en ocasión de su muerte: No, que no descanse en paz… que no descanse en paz su voz…su cariñosos, humano corazón, que no descanse en paz, que descanse entre nosotros.

El pensamiento de Carmen Lyra que quiero compartir con ustedes no es uno de sus famosos cuentos de mi Tía Panchita. Por muchos años Carmen Lyra y Luisa González fueron grandes amigas y luchadoras, fundadoras de la primera Escuela Maternal Montesoriana, que fue el primer Kinder en Costa Rica, adelantándose por mucho años a otros países latinoamericanos. De la labor de estas dos grande mujeres Carmen Lyra y Luisa González quisiera mencionar una de sus ideas: No podíamos huir de los problemas, ni tampoco debíamos fosilizarnos dentro de la rutina absurda y fácil de la pedagogía oficial, para acumular tranquilas los años que nos asegurarían una buena pensión.

Hoy ustedes se gradúan y podrán asumir que han finalizado un proceso y en realidad efectivamente han alcanzado una gran meta, pero lamento decirles que el título que tiene en sus manos no es suficiente, Newton D. Baker dice al respecto que la persona que se gradúa hoy y deja de aprender mañana, pasado mañana se convertirá en un ignorante.

Me gustaría pensar que todos ustedes que han pasado por un arduo proceso de educación a distancia, que enfatiza el autoaprendizaje, la motivación interna y la autorregulación entre otros, han desarrollado hábitos que les permitirán continuar aprendiendo por el resto de sus vidas. La capacidad de aprendizaje es un don de Dios y dejar de utilizarlo al graduarse es sinónimo de fracaso.

Desde el campo de la tecnología educativa quisiera darles unas noticias un tanto aterradoras, por si no las conocen “La información digital en el mundo (libros conocimientos, etc) se duplica cada 5 años; y para el año 2010 lo hará cada 72 días. Es decir lo que ustedes saben hoy, en menos de cinco años no será ni la mitad de lo que será necesario conocer en su campo de trabajo para mantenerse actualizado y eficiente. Mi mayor deseo es que esto en lugar de deprimirlos los motive a continuar aprendiendo cada día de sus vidas.

Otro héroe al que quiero referirme es el maestro de maestros: Don Omar Dengo, en quien vemos aspectos tan maravillosos como su personalidad tan carismática, su don de la palabra, su actitud humilde y alguien que nunca dejo de aprender hasta el día de su lamentable temprana muerte.

Don Omar Dengo por sus dotes de gran orador tiene frase bellísimas por ejemplo al referirse a la educación decía: “… Razones de economía, nada justifican. Economizar en escuelas es economizar en civilización, y ningún pueblo de la tierra tiene el derecho de hacerlo. Gastar pródigamente en educación, no es una cuestión de finanzas, sino una cuestión de honor, de decoro nacional”

Don Omar vio la educación como el medio, la herramienta de redención del pueblo y entendía que solo por medio de la educación es posible alcanzar los ideales de justicia, libertad y cultura. Pero el pensamiento que quiero traer de Don Omar en esta tarde es el que está inscrito en el busto suyo colocado a la entrada del campus de la Universidad Nacional que lleva su nombre. Dice: No me creo maestro ni guía: no soy más que un hombre que aspira a ser bueno.

Algunos pensarán -que aspiración tan simple-, pero me parece que ese es uno de los más altos ideales a los que podemos esperar. Imaginen lo que sería de nuestro país si todos y cada uno nos decidiéramos a ser buenos: buenos estudiantes, buenos trabajadores, buenos funcionarios, buenos padres, buenos hijos, buenos ciudadanos.

Hoy ustedes se gradúan y citando una cita famosa de Arie Pencovici que se suele mencionar en las graduaciones, nos dice que la graduación es solo un concepto. Que en la vida real, cada día es un día para graduarte. La graduación es un proceso que continúa hasta el último día de tu vida. Si comprenden esto, podrán hacer una diferencia.

Los invito a enfrentar cada día como una oportunidad de graduarse o no. En una discusión familiar tiene la oportunidad de ser buenos y graduarse ese día en solución pacífica de conflictos, al atender a un niño difícil en la escuela, tiene la oportunidad de graduarse al tratar de hacer todo lo posible por marcar la diferencia en la vida de esa persona o reprobar al mirar su trabajo como simplemente un cheque al final del mes.

Finalmente no podría venir a Turrialba y no hablar del héroe por excelencia de esta hermosa zona Jorge Debravo, uno de los más prominentes poetas costarricenses de todos los tiempos.

Una persona que además estuvo rodeada de esos héroes anónimos que casi nunca se mencionan: su madre Cristina Brenes quien le enseñó a leer y a escribir, su maestra en la escuela de Santa Cruz, doña Teresa de Albán, quien se movió y le consiguió una beca de la junta de educación para que fuera a terminar la primaria a Turrialba a los 14 años y entró en quinto grado; en el cual duró un mes, al final del cual tuvieron que pasarlo a sexto.

Jorge Debravo es uno de esos héroes que para ayudar a su papá trabajaba hasta las dos de la tarde y de esa hora en adelante hizo una milpa y con lo que obtuvo se compró un diccionario, que fue el primer libro que tuvo.

Jorge Debravo como todos sabemos murió en 1967 a los 29 años cuando acababa de matricularse en la Universidad.

Ustedes han tenido una oportunidad que por cosas del destino le fue negada a él, les invito a cumplir el sueño que se le truncó a Jorge Debravo, y que Turrialba y Costa Rica se sientan orgullosas de ustedes; que cada uno de ustedes sean dignos conciudadanos de Carmen Lyra, Luisa González y que como Omar Dengo la aspiración de su vida sea ser simplemente un hombre bueno o una mujer buena.