El modelo pedagógico educativo colombiano está fundamentado en el sistema capitalista y especialmente en su expresión organizativa moderna denominada neoliberalismo; el cual responde a la formación de ciudadanos para mandar ( las familias más poderosas a nivel económico, social y político) y quienes a su vez tiene el control del país y por tanto de la educación; y de otro lado lo que obedecen y están condenados a trabajar para supervivir o sobrevivir; haciendo de esta nación una de las más inequitativas de América Latina.
Los diversos gobiernos colombianos históricamente han representado los intereses los intereses Norteamericanos y el sistema educativo no ha escapa a esta influencia y a la políticas dictadas desde los Estados Unidos; y tomemos como ejemplo el análisis que realizan los expertos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) (2016) respecto a la concepción de aprendizaje y quienes plantean que el sistema educativo colombiano está organizado en 5 etapas: educación inicial, educación prescolar, educación básica, educación media y educación superior. Las primeras cuatro etapas están distribuidas por grados (0-11), donde los estudiantes deben cumplir con los objetivos de las diferentes unidades planteadas para pasar de un grado a otro. Esto representa el aprendizaje gradual propuesto por la teoría conductista.
Lo anterior queda de manifiesto en el planteamiento del autor (Cassassus, 2006, p. 57). Para este, la concepción pedagógica “se evidencia en una política educativa basada en los insumos, más que en los procesos” y es lo que se observa en el sistema por competencias que se ha implementado en los últimos años. Sin embargo hay que reconocer esfuerzos de sectores democráticos que han promovido, el aprendizaje constructivo el cual presume una construcción que se efectúa a través de un proceso mental que conduce a la adquisición de un nuevo conocimiento. “El proceso de construcción permite conseguir una nueva competencia que le posibilita al sujeto generalizar, expresado en otras palabras, aplicar lo que conoce a situaciones nuevas” (Tünnermann, 2011).
Y finalmente, aún prevalece en algunos sectores de la educación colombiana métodos y contenido tradicionalistas, que se confunden en la imitación y la emulación del buen ejemplo, del ideal propuesto como patrón y cuya encarnación más próxima se manifiesta en el maestro, se pregona el cultivo de las facultades del entendimiento, memoria y voluntad (Flórez 1994, p.167). Por tanto Colombia está urgido de encontrar nuevas rutas que permitan acercarnos a nuevos paradigmas educativos que permitan el desarrollo de una construcción crítico – social, para el bien de las nuevas generaciones y de la sociedad colombiana.