"Nadie enseña a nadie, con humildad para aprender, tod@s aprendemos de tod@s"
22 RECOMENDACIONES PARA LA ESTIMULACIÓN DE TU HIJO EN EL 2022
Néstor Antonio Pardo Rodríguez
Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo
teracomunicologo@protonmail.com
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En estos días pensamos qué regalarles a nuestros hijos y comenzar un nuevo año con nuevas oportunidades y buenos propósitos. El bienestar de nuestra familia, y en especial de nuestros hijos, es una prioridad. Daremos aquí 22 recomendaciones muy sencillas y prácticas que pueden contribuir a esto.
1. A la primera oportunidad, llevemos a nuestro hijo para que sea valorado por el Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo, con el fin de saber el nivel de desarrollo de su habla y lenguaje, que le permitan un buen desempeño educativo y social.
2. Evita comprarle tablets y otros aparatos electrónicos, sobre todo antes de los 2 a 3 años. Cómprale juguetes de 3 dimensiones, semejantes a lo real, para que desarrollo su juego simbólico, y así su lenguaje.
Cada vez se ve jugar menos a los niños en el hogar y en el jardín infantil. La televisión, el computador, los juegos electrónicos o la vida típica de los llamados "niños de departamento", están espantando la movilidad y creatividad. El juego no puede ser visto como una simple sumatoria de acciones inconexas o desvinculadas de la realidad. Los niños crean reglas, ambientes, juguetes y situaciones de juego, pero además, introducen modificaciones a los mismos y generan situaciones en las que se puede repetir y recomenzar cuantas veces se quiera, sin correr el riesgo de ser sancionado por cometer errores.
La interacción de los padres con el niño, en el hogar, es el punto de partida para su formación como sujeto social, capaz de comunicarse, participar realmente y de acuerdo con sus posibilidades en el medio social, cooperar, construir conocimientos y expresarse libre y creadoramente. Educar en este contexto, supone facilitarle al niño experiencias e instrumentos variados, cada vez más ricos y complejos, para que construya aprendizajes realmente significativos, de acuerdo a su nivel evolutivo y al contexto sociocultural en el que vive.
Los niños pequeños tienen un repertorio limitado de situaciones y personajes que pueden imitar. No vienen con un programa interno de cómo jugar, cosa que creen muchos padres, por lo cual inicialmente es necesario ayudarles a recrear personajes y situaciones. El adulto debe ser el modelo, para lo cual el Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo proporcionará pautas de la forma en que éste puede proponerle nuevos personajes y contextos con los que se puedan identificar y estimulen el juego simbólico.
El juego simbólico es uno de los elementos más importantes en el desarrollo del niño y eje fundamental para el lenguaje, la capacidad cognitiva y la socialización. Esta actividad consiste en la imitación o reproducción de situaciones de la vida diaria, utilizando objetos semejantes o no a lo real, dándoles un valor simbólico. Es decir, representando hechos o situaciones supuestas, o dramatizadas, a través de juguetes. Es el “hagamos de cuenta como si fuera”, transformando cualquier objeto en lo que imaginemos o necesitemos en el momento, como un cubo de plástico en un auto, o una cuchara en un avión.
Este tipo de juego aparece a los dos años de edad y sigue desarrollándose durante la infancia hasta los seis y siete años. Permite al niño crear representaciones mentales del mundo que le rodea ya sean reales o imaginarias, permite expresar las emociones a través de los personajes o roles asumidos, desarrolla la imaginación y la creatividad, facilita la conversación entre iguales y favorece el proceso madurativo para poder comprender y resolver los problemas del entorno que le rodea.
Es un importantísimo instrumento de estimulación del lenguaje ya que despierta la necesidad del niño para comunicarse, pasando de frases sencillas a estructuras más complejas donde puede expresarse y participar con mayor eficacia haciendo uso de canciones, rimas o expresiones copiadas del adulto. A la vez, implica importantes mecanismos y procesos cognitivos como la coordinación de esquemas de comparación de objetos y personas, analogías y recuerdos de experiencias que ponen en funcionamiento las habilidades motoras y comunicativas.
El juego simbólico en su inicio se desarrolla de forma individual y progresivamente se va transformando en algo colectivo, adquiriendo más dificultad mediante diversas combinaciones simbólicas. En un primer momento el niño comparte su juego con los padres, pero más adelante comienza a disfrutar jugando con sus coetáneos. En este punto son capaces de establecer una meta común y ciertas normas del juego. Poco a poco, el juego simbólico se complejiza y se hace grupal, por lo que pasa a ser un proceso de socialización propiamente dicho. Este cambio se produce a los 4 o 5 años, edad en la que el niño ya tiene las herramientas necesarias para compartir el simbolismo del juego con otros pequeños.
Es importante, entonces, asegurarse de tener a mano elementos para producir juegos de roles, tales como animales de la granja, autos, aviones, o kits de profesiones (médico, bombero, cocinero, etc.). El Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo orientará a los padres y otros integrantes de la familia sobre el tipo de juguetes adecuado para la edad y nivel de desarrollo del niño.
3. Conversa con tu hijo, desde el vientre materno, apenas nace, en los primeros días y meses de su vida y siempre. Dialoga. Evita dar tantas órdenes y regañar.
4. Pide que le apliquen a tu hijo pruebas de audición. Es posible hacerlo desde las primeras 2 horas de nacido. Por ejemplo, las Otoemisiones Acústicas.
5. Facilita e incita al gateo. Es la herramienta básica para su desarrollo integral, coordinación interhemisférica de su cerebro, equilibrio, manejo del espacio, visión lateral y autoconfianza.
6. Evita ponerlo de pie, antes que él lo haga por sí mismo. En los primeros meses y antes del año, sus piernas se pondrán rígidas en contacto con el piso, pero no porque esté preparado, sino por acción refleja.
7. Juega con tu hijo en el piso, sobre una alfombra de plástico, caucho o goma eva; o en la hierba. Busca un lugar seguro.
8. Evita el uso de chupones y la succión de los dedos. Pueden provocar deformidades en la boca, sobre todo en dentadura y paladar.
9. Permítele agarrar los alimentos y comer por sí mismo.
10. Evita el uso de andadores, caminadores o taca – tacas. Son un grave peligro para su desarrollo armónico, además de afectar columna, rodillas, caderas y darle una falsa idea del manejo del espacio.
11. Cuando converses con tu hijo, míralo de frente. Ponte a la altura de sus ojos. Permite el contacto ojo a ojo y que pueda ver cómo mueves tus labios al hablar. Serás su mejor modelo.
12. Lleva a tu hijo a hacer compras. Dile el nombre de las frutas, verduras y demás elementos que adquieres.
13. Cómprale juguetes sencillos de plástico, fáciles de limpiar y manipular. Ojalá que se asemejen mucho a lo real.
14. Lee cuentos con tu hijo. Permítele que los comente y encuentre finales diferentes.
15. Llévalo al Optómetra u Oftalmólogo lo más pronto posible para que le haga seguimiento de su Visión.
16. Consulta con el Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo para que revise su Audición, desde recién nacido y por lo menos una vez al año.
17. Organiza los tiempos y actividades de tu hijo, por mutuo acuerdo, estableciendo horarios. Limita el tiempo de ver tv y de computador. Incítalo a actividades físicas.
18. Enséñale a vestirse, desvestirse, bañarse y elegir su ropa por sí mismo.
19. Dale confianza y valora sus logros, así sean pequeños.
20. Si se traba al hablar o repite palabras, escúchalo con calma, trata de entenderlo y complementa su información, evitando exigirle que repita.
21. En caso de dudas, consulta con el profesional adecuado.
22. Olvídate de los mitos e ideas tradicionales sobre el desarrollo del Lenguaje.
Algunos estudios han encontrado que muchos padres tienen un conocimiento limitado acerca de los problemas en el desarrollo del habla y lenguaje.
Lo anterior se complejiza con la creencia en mitos populares y recomendaciones inapropiadas de familiares y profesionales: “es que le cortaron el cabello muy temprano”; “esperemos a ver…. ya va a hablar: yo me demoré en hablar hasta los 7 años y ya ven soy médico y no tengo problemas”; “es que le dieron queso de pequeño y eso hace que no hablen temprano”; “es el frenillo, los niños con frenillo no hablan, hasta que se lo corten”.
Estas y otras expresiones por parte de profesionales, amigos y familiares crean falsas expectativas, dilatando la hora en que consulten con el Terapeuta del Lenguaje o Fonoaudiólogo.
Por otra parte, la idea tradicional de que el niño no habla, porque tiene la lengua prendida “, lo que técnicamente sería un frenillo sublingual corto o “anquiloglosia”, es otro mito. Lo que sí puede generar son problemas de lactancia con sus respectivas consecuencias nutricionales como la falta de aumento de peso y factores relacionales con la madre. También surgen problemas de articulación fonética o pronunciación de las consonantes /r/, /rr/, /l/, /t/, /d/ y /n/, pero no afecta el desarrollo del lenguaje.
La lengua es un elemento u órgano fonoarticulador importante, sin embargo el lenguaje se desarrolla es en el cerebro. El habla, se entiende como el acto motor que conlleva la articulación de sonidos en la expresión oral o modalidad comunicativa audio – oral. Mientras que el Lenguaje implica la capacidad para codificar o descodificar un mensaje, mediante mecanismos que permitan transformar ideas, emociones y conceptos en praxias, previo el reconocimiento de los estímulos internos y externos que nos inducen a la comunicación.
ACTIVIDADES ERRADAS O IMPRODUCTIVAS
Hacer que los niños saquen y metan la lengua, o la muevan de un lado al otro de la boca (ejercicios bucoarticulatorios): Estos movimientos no están relacionados con la expresión oral porque los controlan áreas del cerebro diferentes a las de los movimientos del habla. Para producir un mensaje, primero hay que codificarlo en el cerebro y desde allí se dan las órdenes para que se ejecute la pronunciación de los sonidos y se conviertan en palabras. Es toda una cadena neuro-motora muy específica, con participación de pulmones, laringe y órganos fonoarticuladores. Los labios y lengua en aislado, nada tienen que ver con la articulación o pronunciación del habla.
Cuando un niño tiene el paladar hendido / labio fisurado, corregidos quirúrgicamente, hacer que sople, con el objetivo de su habla no salga por la nariz (hipernasalidad o hiperrinofonía): Se ha demostrado hace más de 60 años que soplar no ayuda a evitar que los sonidos del habla salgan por la nariz. Se requiere una buena coordinación de músculos relacionados con el paladar blando y otros órganos fonoarticuladores.
Poner un lápiz entre dientes y obligar a la persona a hablar así. Nadie puede hablar correctamente con un lápiz entre los dientes. En lugar de ayudar, puede causar serias lesiones en dientes y mandíbula.
Evitar que el niño consuma queso, porque si lo hace, no hablará. Excepto la intolerancia al gluten, que puede conducir a la llamada “enfermedad celiaca” y ocasionales alteraciones en el sistema nervioso central, ningún alimento estimula o retrasa la aparición del lenguaje. La idea de darle a los niños uva, vino o sobras de aves son medidas absurdas e ineficaces para contribuir al desarrollo del lenguaje.
LA REALIDAD
No se pronuncia ningún sonido del habla con la lengua tocando las comisuras de la boca, punta de la lengua o la mandíbula. Tampoco soplando. Igualmente, no se requiere mucha fuerza para hablar, así que no se necesita preparar la boca con ejercicios bucoarticulatorios aislados.
En el proceso de desarrollo del lenguaje, lo más típico es que hacia los 6 – 8 meses de edad, el niño comienza la etapa de balbuceo, una repetición armoniosa y alegre de sílabas. Al año se inicia la producción de palabras aisladas. A partir de los 18 meses aumenta desde 10 palabras en promedio a más de 100 a los 2 años. Sin embargo, en este momento, muchos niños utilizan una jerga con inflexiones como en el habla de los adultos. A los 3 años, pueden formar oraciones gramaticalmente correctas, con algunos errores en conjugación y uso de tiempo y persona. Alcanzan un vocabulario de 800 palabras, el cual se amplía rápidamente, hasta alcanzar las 1.500 a 2.000, a los 5 años.
Todo lo anterior nos indica que, ante cualquier duda sobre el proceso de desarrollo del lenguaje de nuestros hijos o estudiantes, debemos consultar lo más rápido posible con el Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo y no esperar a que el tiempo o las ideas populares sean las herramientas mágicas de superación de estas dificultades.
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