El diario The Columbus Dispatch publico días atrás un estudio realizado por el profesor Gary Evans especialista en Ecología humana de la Universidad Cornell en Ithaca New York dando a conocer los efectos del stress permanente de la pobreza en la memoria de nuestros niños y niñas. Menciona que el stress tiene un impacto directo por lo menos en una de las áreas del cerebro: la memoria. Este concepto es corroborado por Bruce McEwen, quien dirige el laboratorio de neuroendocrinología de la Universidad Rockefeller en Nueva York, afirma que las experiencias vividas durante la niñez influyen en el cerebro y en el cuerpo y que las evidencias de que las familias de escaso recurso económico viven bajo un fuerte stress produce muchas implicaciones en la vida del ser humano principalmente en los niños y niñas afectando la capacidad de la retención de la información en la memoria.
Este artículo me hizo pensar que los docentes trabajamos diariamente con un grueso sector de estudiantes que asisten al C.E. sin alimentarse bien, que tienen una vivienda inadecuada, no tienen espacio personal de estudio, tienen que compartir la tarea de sostener el hogar, responsabilizarse de la tarea de compartir el cuidado de los menores, hacer malabares en las calles para poder tener unos centavos mas.
Espero no suceda con ustedes lo que me sucedió en una tarde de clase. Cinthya se quejó de dolor de estómago... eran las 2:00 PM. Pedí al delegado de salud que la lleve al Departamento Psicopedagógico para que la atiendan...(bendito departamento que no solo se ocupa de la salud emocional sino también de la salud física) cuando iban a salir mi sexto sentido me acercó a ella y le pregunté ¿Cinthya te habrá hecho daño algo que has comido hoy día?... su respuesta fue una bofetada en pleno rostro para mi: Profesora hoy no comí nada. Cinthya no necesitaba medicina alguna, necesitaba alimento.
Con toda esta realidad sobre sus hombros queremos que respondan a nuestras expectativas y a veces por el apuro de cumplir con nuestro diario de clase no vemos más allá del momento.
Mientras no logremos vencer la pobreza en que viven muchos de nuestros niños, niñas, es muy poco lo que podemos hacer en el salón de clase, es muy poco los frutos que obtendremos de las propuestas educativas por mas innovadoras, adecuadas que sean. Si notamos que se duermen, muestran escasa capacidad de atención, no hacen las tareas, o no demuestran su progreso en las evaluaciones, detengámonos antes de emitir un juicio, conversemos con ellos, cada uno es un mundo y manos a la obra hay que trabajar con los padres de familia hombro a hombro.
Es importante erradicar la pobreza de los hogares de las familias, que el estado asuma la responsabilidad que les corresponde como también la sociedad en general para el bienestar de nuestro presente y futuro de la sociedad. Estos estudios nos muestran un panorama sombrío, los niños hoy, los adultos de mañana con escasa capacidad de retención en la memoria...que urgente es una distribución adecuada de la riqueza, una conciencia moral colectiva en el quien tiene menos sea quien reciba mas en esto puede ser un gran aporte los programas sociales como desayunos escolares, las organizaciones de vasos de leche adecuadamente organizados, distribuidos, dirigidos. Pero por sobre todo es imprescindible que se erradique la pobreza de pan y la pobreza de espíritu que permite que la pobreza continúe con ricos cada vez mas ricos a costa de pobres cada vez mas pobres.