Existen dos elementos que todo líder debería conocer, fusionar e incluir en su plan de acción diario, estas son: Poder y Expectativa.

“El Poder de la Expectativa tiene su origen en el efecto Pigmalión, y la misma proviene de la mitología griega. Pigmalión era un escultor que acabó enamorándose locamente de una de sus obras, una ninfa del mar, una asistente del Rey Poseidón, tanto fue el amor que Pigmalión le profesaba a su escultura, que la trataba como si fuese una mujer de carne y hueso, como si estuviese viva, y le solicitó a la diosa Afrodita le diera vida, y esta se le concedió su deseo”.

En los años 60 Rosenthal y Jacobson ejecutaron un experimento en una pequeña escuela de California, que produjo lo que ellos bautizaron como el “Efecto Pigmalión”, en honor al mito griego.

¿En qué consistió el experimento? En proporcionar información falsa a los profesores sobre el potencial de aprendizaje de los alumnos entre primer y sexto grado de la escuela en cuestión, a los maestros se les informó que se había elaborado un test de inteligencia a los estudiantes, y que el mismo había indicado que existían ciertos estudiantes que se encontraban en un periodo vertiginoso de crecimiento intelectual, es decir, eran jóvenes que prometían grandes avances a nivel intelectual. Pero la verdad era otra, en realidad la lista que les suministraron a los maestros de supuestos “Alumnos eruditos en Potencia”, fue tomada al azar, no tenían nada que ver con los resultados del test.

Luego de algunos meses, ejecutaron nuevamente un test de inteligencia, y sorprendidos encontraron, que los supuestos “Alumnos eruditos en Potencia” habían aumentado su índice de coeficiente intelectual, en comparación con los demás estudiantes. El experimento concluyó que el proceso intelectual de los estudiantes es consecuencia, en gran medida, a una respuesta de las expectativas de sus profesores y la manera como se les trasmitían a los alumnos.

¿En qué consiste y dónde se aplica el Poder de la Expectativa? En generar y comunicar confianza en los individuos que nos rodean, creer en sus actitudes, sus méritos, en su capacidad de logros, no se trata simplemente en sembrar en ellos expectativa positivas, sino que debemos comunicarles nuestra expectativa referente a ellos, y de una u otra forma, esta acción les condicionan su comportamiento, impulsándolos a lograr sus objetivos, convirtiendo en realidad las expectativas que tenemos de ellos.

¿Y cómo se logra el Poder de la Expectativa? A través de mensajes alentadores verbales y/o corporales, con expresiones como: ¡Estamos seguro que lo vas a realizar muy bien! ¡Confío plenamente en sus actitudes! ¡Estamos seguro que harás su mejor esfuerzo¡ que los individuos sepan que confiamos en sus capacidades para alcanzar metas.

Pero ¡CUIDADO! cuando se albergan expectativas negativas sobre la capacidad de alguien, con expresiones corporales y/o verbales como por ejemplo: ¡No creo que puedas lograrlo! ¡Inténtalo a ver, pero no creo que puedas! ¡Revisar tu trabajo es un suplicio! ¡Mostrar temores ante posibles resultados! se consigue un resultado contrario al efecto Pigmalión, si damos paso a expectativas negativas y le impregnamos poder, y estas son comunicadas a los individuos que nos rodean, entonces lograremos resultados negativos, de baja calidad y muy deficientes en sus actuaciones.

Las altas expectativas generalmente impulsan un alto rendimiento, y las bajas expectativas ocasionan resultados muy pobres, un líder exitoso hace brillar al Pigmalión que lleva dentro, ya que tienen confianza en sí mismo y en su habilidad para fomentar la motivación en su organización, comunicando y estimulando el Poder de la Expectativa en todos los individuos de su entorno, mejorando el clima organizacional, fortaleciendo las relaciones y optimizando la productividad.

Hay un pequeño Pigmalión dentro de cada uno de nosotros, podemos crear expectativas positivas y comunicárselas a nuestros trabajadores, compañeros de trabajo, seres queridos, familiares, y de una manera u otra esas expectativas toman cuerpo y se convierten en realidad, cobran vida. Le invitamos que a partir de este momento usted desarrolle su pequeño Pigmalión, y lo transforme en una fuerza arrolladora, motivadora, transformadora que cambia positivamente a todos los seres que lo rodean.

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