"Nadie enseña a nadie, con humildad para aprender, tod@s aprendemos de tod@s"
Leonardo Lenin Banegas Barahona
Introducción
La educación democrática en el sector defensa es de interés público y responsabilidad tanto del sistema educativo civil como del sistema educativo militar, aunque por intereses muy distintos. Por tanto la inclusión del tema de educación en defensa es justificable cuando se plantea una agenda de reformas al sector defensa, este es el caso de Honduras.
La educación en defensa ha sido considerado desde inicios hasta finales del siglo XX como una forma de profesionalización dentro de la carrera profesional castrense, no como un área de especialidad de las ciencias sociales a la que pueden acceder tanto civiles como militares, lo cual ha sido un yerro histórico, que es momento de corregir.
Lo congruente en una sociedad en la que se aspira a aumentar los niveles de participación y a mejorar los niveles de equidad, es que la educación en defensa se entienda más allá de un sistema de profesionalización militar, en cambio se entienda como una educación cívica y política capaz de direccionar la política pública en el sector defensa. Derivada de las ciencias políticas (sociología, cultura e incidencia política), la educación en defensa debe aspirar en sus propósitos al aumento de las capacidades humanas de civiles y militares para que de forma participativa, unos como formuladores e incidentes (sociedad civil) y otros como ejecutores (Fuerzas armadas) contribuyan a la reforma del sector defensa en función de una reflexión democrática sobre las misiones que deben desempeñar las fuerzas armadas, a fin de disminuir su rol de arbitro y su ampliación a otras tareas y actividades que son propias de los civiles.
Educación en defensa entendida como profesionalización militar
La educación en defensa por ser dirigida inicialmente por colegios de defensa, liceos militares y universidades militares y/o de defensa, ha sido entendida incorrectamente como un sistema de profesionalización de militares, como parte de las carreras profesionales dentro de las fuerzas armadas.
Esto pudo ser funcional en momentos históricos donde las fuerzas armadas disponían de un cierto grado de autonomía en sus actuaciones. La educación militar entonces se fundamentaba en aprender cosas como afectar también las actitudes y los valores, esto es propio también de otras formas de educación profesional como la educación en salud, la educación para el trabajo entre otras.
De tal forma que la educación militar como forma de profesionalización se enfoco en el dominio de destrezas, en el desarrollo de actitudes y valores fundado todo ello en un sistema de conocimientos dividido y categorizado según el tipo de fuerzas armadas al que pertenecían, creándose entonces las academias militares de aviación, naval y militar para las respectivas especialidades de las fuerzas armadas, aspecto que aun persiste y se observa en la estructura de los estudios de la actual Universidad de Defensa de Honduras (UDH), que conserva la estructura de la educación en defensa como sistema de profesionalización militar en las facultades de ciencias militares, aeronáuticas y navales como evolución de las academias militares con los mismos nombres adscritos al Colegio de Defensa de Honduras, institución antecesora de la UDH.
Este sistema de educación profesional militar entro en crisis con el término de la guerra fría en Latinoamérica como lo señala Jaime García Cobar Rubia , esto fue producto de cinco cambios organizacionales importantes:
1. Interpenetración entre las esferas civil-militar.
2. Disminución de las diferencias organizacionales militares tales como rangos, roles de combate y apoyo, ramas, etc.
3. El cambio de las misiones militares hacia tareas no tradicionales.
4. El uso de las Fuerzas Armadas en misiones internacionales por organizaciones que trascienden los Estados, tal es el caso de las Naciones Unidas.
Naturalmente que estos cambios organizacionales exigieron la formación de un nuevo tipo de profesional militar, cambiando naturalmente sus perfiles en cuanto a las concepciones y maneras de entender el patriotismo, la valentía, el honor e incluso el mando.
Retomando a García Cobar (2005) quien cita a Moskos, Segal y Allen que consideran que el militar latinoamericano debe de formarse en un sistema educativo diferente de acuerdo a los cambios mundiales, lo que exige entre otras cosas:
- Observar las tendencias del mundo, interpretarlas en forma correcta.
- Comprender al ciudadano civil y aceptar la profesión militar como una forma más de servir a la sociedad
- Prepararse continuamente en su profesión, entendiendo y aceptando los cambios tecnológicos.
Es lógico pensar que estos cambios producto del fin de la guerra fría correspondan a una tendencia mundial. Esto es evidente con los cambios impulsados en el sistema de educación militar de los EEUU que fue reformado en 1986 con la finalidad de aumentar la eficacia de combate de las fuerzas armadas y reforzar la autoridad de los civiles en el proceso de decisión.
Estos hechos antecedieron al cambio de concepción de la educación en defensa desde un sistema de profesionalización militar a una especialidad de las ciencias políticas en la que pueden participar civiles como militares.
Educación democrática en el sector defensa
La educación en defensa que se desarrollo durante los años 80’s es muy diferente de la que se necesita 30 años después. Tan solo la declaración de la UNESCO de que la Defensa es una ciencia, trasgrede el sentido de una educación especializada para el comportamiento militar, considerando esta como un estudio y practica, así como un ejercicio académico, de fortalecimiento del estado de derecho y consolidación democrática integrando en ello a civiles y militares en el estudio del tema.
Naturalmente que esta nueva acepción de la educación en defensa, exige una responsabilidad compartida de civiles y militares no solo como individuos sino que con sus instituciones académicas dedicadas al tema.
Al respecto Rut Diamint considera que con el surgimiento de nuevas amenazas mundiales producto de la complejidad de los procesos y la mundialización de los impactos, “El compromiso democrático internacional nos compromete crecientemente a proveer de respuestas ante conflictos fuera de nuestras fronteras”, lo que exige una cooperación cívico militar (CIMIC) que solo es posible si se fortalece la educación democrática en defensa tanto en academias y universidades civiles como en militares, favoreciendo igualmente los espacios de formación conjunta de tal forma que se estimule el dialogo, la tolerancia, la información, la creación de climas de confianza y compromisos mutuos, tanto para las tareas de construcción de una agenda o política pública de defensa, como para acciones de reordenamiento de la seguridad internacional como de los procesos de reconstrucción con posterioridad a las guerras.
La consciencia de la necesidad de los cambios es condición necesaria pero no suficiente para que ello ocurra, por tanto cabe realizar la pregunta ¿Cómo impulsar los cambios y reformas de una educación en defensa basada en la profesionalización militar a una educación democrática para la defensa?, la respuesta es una sola según Diamint (2010), ¡son los profesores de los sistemas educativos los reformadores!
El problema fundamental a mi criterio entonces es que quienes están conscientes de la necesidad de reformas en la educación en defensa son principalmente analistas políticos con formación civil en economía, sociología y ciencias políticas, pero no así el profesorado universitario de las instituciones civiles y militares, por tanto, si es prioridad la reforma en los sectores de educación en defensa, se hace necesario emprender tareas de formación de formadores para impulsar dicha reforma, socializando la necesidad de la búsqueda de CIMIC para las reformas en el sector defensa y de la educación en defensa como sistema de formación de capacidades humanas para fortalecer la política pública de dicho sector.
Según Diamint (2010) la educación democrática debe ser entendida como “Una preparación al individuo hacia la critica, la dinámica, la flexibilidad para poder aprehender un mundo aceleradamente cambiante e interdependiente en el que los conflictos aumentan, pero también lo hace la cooperación y se desarrollan nuevas exigencias de responsabilidad con la sociedad y el ambiente”.
Ante este gran reto las instituciones académicas involucradas en la educación en defensa, el reto es construir un sistema de formación de capacidades humanas capaz de contribuir a la recuperación, fortalecimiento de la democracia y de los procesos de integración regional a través de la negociación pacifica de los conflictos, lo cual trasciende a los colegios y academias de defensa como de las universidades civiles, por lo que se hace necesaria compartir esta responsabilidad, uniendo esfuerzos, desarrollando espacios mixtos.
La educación en defensa en el marco de las reformas al sector defensa en Honduras
En el marco de la agenda de reformas en el sector defensa impulsados por la sociedad civil y liderados por el Centro de Documentación de Honduras (CEDOH) se ha definido como uno de los ejes centrales de la reforma la conducción civil de la defensa, esto considerado como una evolución del control civil de la defensa en la que las instituciones civiles son lideradas y dirigidas por civiles y se ha logrado superar la militarización del Estado. Honduras ha retrocedido en el tema de control civil que se creía ya superado desde que en el gobierno liberal de la administración pública 1994-1998 se desmilitarizaron las instituciones estatales.
Según Leticia Salomón (2011) el proceso de conducción civil de la defensa, propuesta en la agenda de reformas a dicho sector, este debe de ser consecuencia directa de acciones afirmativa como: Control civil de las fuerzas armadas; construcción de una política de defensa y política militar; y, formación y capacitación civil en temas de defensa.
Al respecto y con objeto de profundizar en la temática Salomón (2011) considera que “La formación y capacitación de civiles en temas de defensa debe provenir de universidades civiles para garantizar el sentido de la conducción civil y proporcionar los valores y actitudes necesarios para ejecutarla en cualquiera de las instancias en donde les toque trabajar. El tema de conducción civil no puede ser enseñado en universidades y colegios de defensa, por que esto supone una visión que trasciende el ámbito militar. Sin embargo deben existir espacios de coincidencia entre civiles y militares para aprender, practicas y reflexionar de forma conjunta en el tratamiento de determinados temas que hasta ahora han estado en manos de militares”.
El Sistema de educación superior público esta compuesto por seis instituciones: Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah); Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (Upnfm); Universidad Nacional de Agricultura (Unag); Universidad Nacional de la Policía de Honduras (Unph); Escuela Nacional de Ciencias Forestales (Esnacifor); Universidad de Defensa de Honduras (UDH). Como se puede apreciar la tendencia de las universidades estatales ha sido a la especialización en su oferta (agricultura, foresteria, educación, defensa, seguridad), tan solo la Unah dispone de oferta diferenciada en 10 campos del conocimiento, que hasta el momento no incluyen la defensa ni la seguridad, aunque dispone de profesionales competentes en dichas áreas.
Producto de la especialización de las instituciones de educación superior impulsado esto por la Dirección de Educación Superior (DES) a través de sus consejos (Consejo de Educación Superior, Consejo Técnico Consultivo), las deliberaciones dentro de los mismos se han centrado históricamente desde que se constituyo en 1989 bajo una perspectiva de defensa de exclusividades en otorgar titulaciones y desarrollar estudios, lo cual podría ser un obstáculo para la formación en educación en defensa dentro de las instituciones de educación superior estatales y particulares.
El desarrollo de la educación en defensa en el nivel de educación superior debe de encontrarse en todos los niveles (como asignatura optativa de las ciencias sociales), dentro de la carreras de las ciencias sociales ya sea trasversalizado o como asignatura independiente, y con gran desarrollo en el nivel postgraduado (diplomados, especialidades, maestrías) que puedan permitir a profesionales de distintas áreas del conocimiento, especializarse después de una educación profesional en contaduría, economía, enfermería, medicina, sociología, historia, pedagogía, periodismo, derecho, administración, ingenierías técnicas y otras profesiones, en temas especializados como presupuestos en defensa, política pública de defensa, educación en defensa, comunicación y relaciones públicas en defensa y otras especialidades más que puedan surgir de acuerdo a las necesidades de la sociedad hondureña.
Conclusiones
La educación en defensa ha evolucionado desde una concepción basada en la profesionalización militar y desarrollo de la carrera castrense a un modelo de educación democrática donde la defensa es una responsabilidad compartida entre civiles y militares.
Si se aspira a realizar reformas en el sector defensa, se hace necesario fortalecer los sistemas de formación de capacidades humanas desde las universidades civiles, sin excluir la creación de espacios comunes con las universidades de defensa, para impulsar de manera conjunta y compartida la visión de una política pública de defensa.
Recomendaciones
A nivel regional y latinoamericano deben de buscarse los espacios de colaboración y cooperación interinstitucional para favorecer la creación de curriculum de educación en defensa entre los diferentes países y universidades con la finalidad de fortalecer la seguridad de la región en términos de preparación ante las amenazas derivadas de las relaciones entre economía-sociedad, sociedad-ambiente que alteran la estabilidad de las sociedades humanas latinoamericanas.
Honduras y en especifico el nivel de educación superior deben dentro de su Plan Estratégico de Educación Superior buscar identificar las necesidades de formación de capacidades humanas para liderar e impulsar los cambios en el sector defensa, superando los conflictos por las exclusividades, sustituyendo esta postura por un trabajo colaborativo entre universidades civiles, militares, estatales y particulares.
Bibliografía Consultada
- Bruneau, T (2005) La educación profesional militar. Documento de análisis. En: Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina. Capitulo 6. RESDAL
- Covar, J (2007) La carrera militar hacia el futuro en Latinoamérica. Documento de análisis. En: Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina. Capitulo 7. RESDAL
- Diamint, R (2010) La educación democrática para la defensa. Documento de análisis. En: Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina. Capitulo 7. RESDAL.
- Lizzete, R (2012) La defensa una responsabilidad compartida. Columna El Dossier de Atenea. Diario La Tribuna. 4 de julio de 2012. Página 34.
- Salomon, L (2011) Agenda de reformas al sector defensa. En: Honduras: Democracia, conducción civil y agenda de reformas en el sector defensa. CEDOH-NED. Tegucigalpa, Honduras.
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