Los docentes de la actualidad llevan sus hombros la tarea de llevar a cabo los procesos de enseñanza y aprendizaje en una sociedad que está en constante cambio y esto como consecuencia de un crecimiento y difusión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) que crecieron de forma vertiginosa.
Estos cambios no implican solo que el docente adapte estas nuevas tecnologías a los procesos educativos, sino que reestructure por completo sus concepciones y estrategias referentes al mismo.
Las tres dimensiones en las que proponemos detenernos son: la organización pedagógica del aula, la noción de cultura y conocimiento, y las formas de producción del conocimiento (Dussel, 2011) en este sentido el aula pedagógica es un espacio donde el docente deja el papel protagónico de impartir conocimiento y el alumno asume función de participar en su proceso de aprendizaje, interactuando con otros alumnos y con docentes; durante este proceso el alumno coopera haciendo uso de la tecnología para expresarse de diversas formas superando limitaciones que puedan existir en el ámbito comunicativo. Las clases han de convertirse en lugares en los que estudiantes y docentes se comunican de forma interactiva, entre ellos y con especialistas y colegas de todas partes. (Sancho et al, 2006); en esta visión acerca de las aulas las TIC contribuyen en forma positiva en el proceso de interacción y comunicación adaptando y secuenciando el proceso de aprendizaje a necesidades particulares de los estudiantes, así como también brindando un espacio propicio para desarrollar la creatividad.
El punto de vista donde el conocimiento es una representación de la realidad en un espacio y tiempo invariable como si fuese una fotografía que se captura en un momento determinado deja de tener sustento y funcionalismo para explicar los procesos educativos ya que el conocimiento no permanece estático , sino que está en constante cambio y esto en influencia por los avances en aspectos tecnológicos, donde el conocimiento en sí permite modificar la realidad para luego recrear nuevos conocimientos.
Por último nos referimos a las formas de producir el conocimiento; al respecto cabe recordar que históricamente el hecho de poder compartir conocimiento generaba desarrollo para sociedad; iniciando desde el lenguaje oral donde la interacción estaba limitada a un espacio determinado que era el lugar donde se realizaba la misma, luego fue desarrollando la tecnología brindando sus aportes para almacenar y compartir conocimiento en forma de audio, video y texto brindando la posibilidad de romper barreras de distancia y tiempo para compartir y producir conocimiento. Es así como las TIC fomentan un ambiente propicio para producir conocimiento de forma colectiva e indistintamente de donde se encuentren sus protagonistas, ejemplo de esto son las redes sociales, donde se produce conocimiento por un solo individuo, sino por una comunidad que constantemente va modificando y adaptando el mismo.
Este fenómeno de consumir y producir información en forma alternativa e interactiva nos permite utilizar y reutilizar contenidos de una autoría colectiva, relegando la idea de que el conocimiento es producido por individuos solamente.
Sustentados en estas tres dimensiones; el proceso educativo debe reestructurarse por completo de la mano con las TIC ya que si solo se las incorpora como recurso para mejorar u optimizar la educación que se conoce, no va a producir resultados diferentes a los que ya conocemos. Se debe considerar que nuevas sociedades que están cambiando, requieren nuevas propuestas educativas que se adapten a estos contextos.
BIBLIOGRAFÍA
Dussel I. (2011). Aprender y enseñar en cultura digital. Buenos Aires: Ediciones Santillana
Sancho J. (2006). Tecnologías para transformar la educación. Madrid: Ediciones Akal.
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