Hace unos días, en un espacio de tranquilidad, me puse a analizar el comportamiento de varias personas que me rodean, familiares, amigos, compañeros de trabajo, conocidos de vista, etc. Lo que voy a comentar a continuación me evocó demasiado la lectura que realicé hace algún tiempo y toca la temática que lleva por título esta pequeña reflexión. Las proyecciones que recibimos todo los días por medio de los medios de comunicación impactan en el comportamiento no solo de nuestros jóvenes, sino también en los adultos. De verdad, me pregunto: ¿qué está pasando con nuestra sociedad?

La mente de las personas está teniendo una bruma que no les permite visualizar una vida con estilo sano. Resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; por lo tanto, es quimérico ver que no somos libres. Siento que esta es la razón por la cual nos resistimos a la vida, estar vivos es el mayor miedo. No a la muerte. El mayor miedo es arriesgarse a vivir y a expresar lo que realmente somos. Percibo que la mayoría de las personas hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas, buscando los puntos de vista aprobatorios de los demás, teniendo miedo a su crítica o rechazo y de no serlo suficientemente buenos para otros.

¡Oh!, lamentable situación en la que muchos han tenido que deshonrarse a sí mismos solo para complacer a otras personas. Hay quienes incluso han llegado a dañar sus cuerpos para que los demás los acepten. Vemos adolescentes que se drogan con el único fin de no ser rechazados por otros adolescentes.

Ahora bien y me gustaría enunciar esta nueva tendencia que está permeando entre los jóvenes orizabeños y en otras partes del país por medio de las redes sociales, la cual consiste en el reto de desaparecer 72 horas. Las instrucciones son claras: no pueden avisar a nadie, dar señales de vida o dejar pistas a las autoridades acerca de su paradero. Cuando se cumplen las 72 horas aparecen como si nada, sin decir dónde han estado, abandonar redes sociales y estar totalmente desaparecidos. ¿Qué genera esto? Recientemente, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) ha activado diversas Alerta Amber por la desaparición de adolescentes, quienes coincidentemente han sido encontrados a las 48 o 72 horas del momento en que fueron vistos por última vez. No puedo creer que no tomen conciencia de la realidad. ¿Cuántas distracciones y angustias se generan por juegos como este? En mi opinión los jóvenes actuales demandan atención, se tornan indolentes. Insisto: ¿dónde quedan la educación y el criterio? ¿Realmente dotan de significado lo que aprenden en la escuela? Los adultos debemos de ocuparnos más en lo que proyectamos a nuestros jóvenes, dejando de lado las quejas de falta de trabajo, de falta de amor, la falta de dinero, quejas y más quejas, preocupémonos más por transmitir fortaleza, esperanza, cultura, personas leyendo en los parques, haciendo ejercicio, realizando publicaciones en las redes sociales que edifiquen. Escuelas, trabajemos más en la proyección, en la pasión de trasmisión no solo de conocimientos, sino de valores.

Me gustaría citar una frase budista que en lo personal ha influido en mi vida: “Todo lo que somos es el resultado de lo que pensamos”; ojalá y esta reflexión sirva para retomar nuestro ser y no intoxicarnos de veneno emocional.

Alfredo Israel García Oropeza