Ugggg, últimamente se ha vuelto tan difícil la comunicación con otras personas que me pregunto: ¿dónde está el error? Y sinceramente he investigado este punto, dado que es imprescindible para la buena convivencia y éxito en la vida y últimamente hasta para sobrevivir.

Sin embargo, en charlas con personas que admiro por su preclara inteligencia, me hicieron ver que el problema no reside en la existencia de un error como tal, sino en la obcecación, fanatismo e intransigencia; puntos que han redundado tristemente en guerras y matanzas sin igual. Es terrible ver o escuchar los noticieros en la actualidad. Ciudades y poblaciones enteras arrasadas porque “hay que matar al infiel”.

Como señala Mauro Rodríguez Estrada, en su obra Comunicación y superación personal, hay una frase muy conocida referida a Hitler: “Él no tenía amigos ni gente en quien confiar, porque no confiaba en sí mismo”. Infortunadamente podemos ver la catástrofe que causó.

¿Conocen casualmente a personas con estas características?:

Perezosas

Sufren miedo crónico al CAMBIO

Dependientes

Apáticas

Resignadas

Fatalistas

Padecen miedo crónico a tomar riesgos

Esto es deprimente, ya que este tipo de seres humanos han olvidado que lo único constante es el CAMBIO. Si se accede y se permite en la vida, se aplica y el resultado es el PROGRESO.

En caso contrario, ¡de todos modos sucede y nos deja atrás!

He observado que mucha gente rinde laboralmente en la más alta mediocridad, sin haber conocido nunca sus matices de superación, éxito y triunfo.

Habiendo expuesto lo anterior, trataremos ahora de soluciones:

Escuchar. El simple y sencillo acto de escuchar a las personas libera en ellas sus mejores potencialidades de desarrollo.

Si comprenden a fondo que la comunicación enriquece al ser humano, automáticamente enriquecerá su personalidad.

Entender a profundidad cómo la buena comunicación es el principio dinámico impulsor del excelente desarrollo tanto de las familias, instituciones y naciones enteras y decidan crear las condiciones para optimizar dicha comunicación, teniendo en cuenta los innumerables beneficios que brindan estas actitudes.

Hay personas que están tan llenas de rencores, resentimientos y antipatía hacia los demás, que crean una barrera como defensa, involucionando en lugar de crear puentes y abrirse hacia los demás. Es una pena ver qué cantidad de negatividad llevan cargando y lo peor: no se dan cuenta de que “salpican” sus emociones, deteniendo el avance y progreso espiritual o industrial, terminando con todo por lo que la mayoría de los individuos luchan: armonía, paz, salud, alegría, sustentabilidad, progreso y concordia.

Teresita Moreno

Tomado de Asómate