Por José Yorg, el cooperario.

“El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”. Paulo Freire

 

 

 
 
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El presente artículo cumple la función de segunda entrega como continuador de la temática: “Enfoques cooperativos, Hoy: Las cooperativas… ¿han dejado de construir el hombre cooperativo?

Es, francamente llamativo, el matiz que se le imprime a los programas o proyectos de educación y capacitación cooperativa, empezando por la mayor contradicción que se verifica inmediatamente, la de encarar estas educaciones con métodos y concepciones pedagógicas liberales, derivadas de las formaciones en institutos pedagógicos oficiales. Lo hemos dicho y asentado, la cooperación posee su  pedagogía  propia, sui generis.

Lo sabemos hasta el cansancio,la cooperación en su faz empresarial  arrancó en una experiencia exitosa, para constrarrestar los devastadores efectos del capitalismo en su etapa industrial, de hecho, ese proceso se denomina “revolución industrial” , proceso que a los ojos de los Pioneros de Rochdale era negativo y puesto que así lo juzgaron, sus objetivos y acción  resultaron, en lo cotidiano, contestatario y  transformador.

Lo hemos afirmado y lo ratificamos aquí y ahora mismo: “La fundación de la cooperativa de los Pioneros de Rochdale (Inglaterra) implicó, entre muchos, un hito histórico, un acto profundamente contestatario al régimen capitalista porque evidenció que otro sistema económico-social más humano,es posible”.

Con estas pocas líneas expuestas tenemos en nuestras manos una tarea educativa de fundamental importancia,impostergable, cual es la de imprimir a los planes y proyectos educativos con esa concepción auténtica del cooperativismo y despojar aquellos aspectos ingenuos y triviales que impiden un proceso formativo sólido.

Contar con un adecuado y realista programa de educación y capacitación cooperativa  no es sólo un derecho que los asociados necesitan y merecen, sino que  también es condición esencial para que la cooperativa cumpla su misión histórica de construir una nueva sociedad, la República cooperativa.

Las funciones educativas de las cooperativas, tanto a los asociados y al pueblo en general, son de inexcusable cumplimiento, es expandir y  profundizar esos saberes  que deben ser  elaborados críticamente para desentrañar y evidenciar los ocultos mecanismos del que se valen los sectores de poder  para sostener la sociedad desigualadora en la que estamos inmersos. Debatir sobre los  datos de la realidad contemporánea  para  extraer conclusiones que aclaren del porqué de esos hechos. Difundir y compartir  las enseñanzas que deja la acción educativa cooperativa, tareas en las que se perfeccionan el accionar cooperativo.

Es, o debería ser, en el seno de la cooperativa, en su cotidiano relacionamiento con el asociado, en el “acto cooperativo” en  que se opera ese proceso educativo recíproco, de interrelación e influencia mutua en la formación transformadora, en la adquisición de una conciencia cooperativa y el modo en que se produce una metamorfosis empresarial desde el mero economicismo hacia una empresa acorde a los valores y principios cooperativos, es allí donde se expresa concretamente la Pedagogía para construir a la mujer y al hombre cooperativo.

Pero, debemos anotarlo bien que ese proceso implica también ir a contracorriente de los hábitos, costumbres, puntos de vistas egoístas e individualistas, muy arraigados en la sociedad bajo el influjo del capitalismo  que promueve esos vicios del comportamiento social por todos los medios, incluyendo las instituciones educativas en todos sus escalas,  por ello es que esa Pedagogía debe proveer de suficientes conocimientos para impugnar esas contrariedades e ir influenciado con su accionar cooperativo benéfico en la sociedad.

Los conocimientos teóricos necesitan sus pares, de la acción, la práctica y ese encuentro armónico se dan en el accionar cotidiano, allí confluyen lo teórico y lo práctico y de tal modo se consolida la personalidad cooperativa, incluso en la confrontación con esos vicios de la personalidad como lo son el individualismo, allí se ponen a prueba, sólo allí se sabe de qué estamos hechos los cooperativistas.   

Concluyamos que la obra de construcción de la mujer y el hombre cooperativo es una obra reflexiva, profundamente reflexiva, libre, participativa, abierta al debate que incluye a la vez la obra constructiva de una genuina empresa cooperativa y que respete a las diferencias de enfoques pero no a las desvirtuaciones doctrinales que lo acercan al neoliberalismo.

Planteadas así estos fundamentales aspectos pedagógicos, comprobamos que el cooperativismo  necesita con urgencia, como punto de renovación y adecuación a los tiempos neoliberales, replantear sus líneas políticas educativas.

Necesitamos, dentro del actual  marco histórico de globalización neoliberal en que vivimos y que es un sistema que orgánicamente establece la permanencia de las injusticias sociales, perpetúan la pobreza y la baja conciencia y moral social de las grandes mayorías, ello exige, examinar puntillosamente el significado actual del cooperativismo y que es interpelado,  para entender-entre otros- las tendencias y necesidades sociales que emergen y buscan refugio en las formas cooperativas, e identificar qué políticas los condenarán a la frustración como los planes sociales y sus cooperativas truchas.

 ¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

 

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