Hola, muy buenas tardes

Gustosamente me presento por primera vez en este foro y espero aportar lo que humilde y profesionalmente esté a mi alcance para fortalecer la discusión en torno al tema de tanta preocupación como es la educación, especialmente de las juventudes en este turbulento inicio del siglo XXI.

Acumulo alrededor de 24 años en la educación universitaria en universidades del centro de Colombia y en áreas de administración general, mercadeo e investigación. Mi vocación desde que abracé la pedagogía como proyecto de vida despues de laborar por 25 años al servicio del Estado, ha sido la de mejorar la relación docente-alumno, como condición para construir sinergias que redunden en la formación integral, es decir, en el ser y en el saber hacer.

Me complace demasiado poder interactuar con una persona tan versada en la temática y específicamente en el papel de las TICs en los procesos formativos, tema invasivo hoy en todos los rincones del mundo.

Mi tema de reflexión es: Si la educación es un acto de amor y es condición el logro de la mejor empatía entre enseñante y aprendíz para alcanzar elevados niveles de desempeño. Y si la base de esta empatía es justamente el contacto cara a cara, la interación amplia y diversa, el diálogo de saberes y la contextualización del mismo, ¿Cómo asegurar y optimizar este afecto en el ejercicio virtual de aprendizaje?