En atención a uno de los apartados de la propuesta del doctor Carlos Hugo Sierra, en el pasado encuentro promovido en la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia -ACAC-, en relación con la epistemología histórica, la que no hay que confundir con epistemología de la historia o historia de la epistemología, aunque haya relaciones y vasos comunicantes entre las tres; veo interesante y tal vez provocador el comentar acerca de un contrapunteo conceptual entre 2005 y 2006, dado entre David Bloor (en "Toward a Sociology of Epistemic Things") y Hans-Jörg Rheinberger, sobre la obra de éste último "Toward a History of Epistemic Things".

Rheinberger (investigador del Instituto Max Plank para la Historia de la Ciencia) agradeció a Bloor por sus muy agudas reflexiones sobre la noción de "cosas epistémicas" (epistemic Things). Reconoció la existencia de ciertas dificultades e incluso estancamientos de orden teórico, admitiendo que intentó hacer lo mejor que pudo para eludir tales dificultades en su libro, sin embargo reconoció que no pudo suministrar una solución definitiva.

A pesar de lo dicho, preparó una respuesta con algunas observaciones 1) sobre lo que significa ser un objeto epistémico; 2) sobre el problema de referencia; 3) sobre la constitución social de los objetos de la ciencia; y 4) sobre la tecno-ciencia y el problema de la demarcación. Aquí se hará una descripción breve de las dos primeras.

Bloor (catedrático y ex director de la Unidad de Estudios de la Ciencia de la Universidad de Edimburgo, Escocia) sostiene que Toward a History of Epistemic Things (Hacia una historia de cosas epistémicas) se enfrenta, en sus palabras, "a un problema general sobre la naturaleza del discurso científico, a saber, el problema de la referencia". La referencia, según él, "es, o implica, acercamiento". Su principal crítica aborda lo que él, en cambio, llama mi "tesis no referencial".

Antes de abordar este punto,es necesario precisar algunas ideas sobre el concepto de "objeto epistémico". La idea general de todo el argumento de Rheinberger es sobre el poder de los objetos materiales, en contraste con las ideas o conceptos, como fuerzas impulsoras en el proceso de adquisición de conocimiento. En consecuencia, el profesor alemán se vió sorprendido de encontrar su trabajo categorizado, en la crítica de Bloor, bajo la etiqueta de "idealismo lingüístico". Según Rheinberger, su objetivo era proporcionar una objeto-centrado, materialmente fundado de la producción de conocimiento. Según su postura, los objetos científicos o epistémicos son claramente cosas materiales (¿?). Asunto que para algunos como este servidor sorprende. Funcionan como objetos científicos o epistémicos en virtud de su opacidad, su excedente, su trascendencia material, si se quiere, que es lo que despierta interés en ellos y los mantiene vivos como objetivos de la investigación. El hecho de que la referencialidad no sea lo que caracteriza su esencia (aquí puede tener razón Bloor en relación al idealismo lingüístico señalado al hablar de esencias) no significa, de ninguna manera, como Rheinberger lo ve, catapultarlos al reino del ideal. Ellos son ​​epistémicos, continúa en su afirmación, en virtud de su carácter preliminar, de lo que aún no se conoce sobre ellos, no en virtud de lo que ya se conoce acerca de ellos. Son epistémicos porque aún no se ha determinado si se volverán obsoletos como objetivos de investigación o si se transformarán en objetos técnicos estables que pueden definir las condiciones de frontera de otros objetos epistémicos. Esta última categoría de objetos es, a diferencia de los primeros, transparente, delimitada y no trascendente. Y como regla, pueden ser señalados. Bloor apunta ciertamente al quid del argumento de Rheinberger cuando afirma que "investigar la categoría de las cosas epistémicas, y su historia, es investigar el proceso de la investigación en sí" en lugar de algún tipo de estructura lógica del pensamiento científico o algún sistema de creencia científica.

Ahora bien, sobre el problema de la referencia, vale decir, que hay un malentendido, según Rheinberger, pues si Bloor sostiene diciendo que hablar de objetos epistémicos no tiene ninguna referencia con respecto a todo. Al final de cuentas, hay objetos materiales en juego, con toda su resistencia y resiliencia. Pero la pretensión del profesor alemán es, para ser más preciso, que en el proceso de investigación, la peculiaridad de la relación entre las nociones o conceptos y las cosas que se suponen representan, se deriva del hecho de que estas cosas están en un estado o condición tal, que simplemente aún no pueden ser señalados. Si esto se pudiera hacer en ese momento, ya habrían perdido su valor epistémico urgente y esencial para el investigador o epistemólogo. Las relaciones epistemológicamente interesantes entre los conceptos y los objetos no toman la forma de explicación adicional aclaradora (ostensiva); tales objetos no pueden (aún) ser señalados o precisados. Si esto se llama no referencialidad, solo puede significar que la referencia epistémica es hipotética (solo un supuesto). Hay referencia, pero su significado preciso sigue siendo difícil de alcanzar. Una vez más: las relaciones epistémicamente interesantes no toman simplemente la forma de ostensión o de nombrar. Hay dos posibles soluciones a esta tensión esencial. El primero es que el objeto epistémico se transforma en un objeto técnico, es decir, en un estado en el que la relación entre el concepto y el objeto ya no es problemática.

Es posible que algunas de estas ideas trabajadas por estos exponentes lúcidos, resulten muy técnicas para los profanos en epistemología. Bueno, es parte de la naturaleza de la epistemología su carácter técnico, el cual, está en función de la construcción o producción de conocimiento científico y tecnológico. Pero de a poco, podemos ir conociendo algunas de estas áreas del conocimiento que fundan la producción de ciencia y tecnología, las cuales requieren ser ventiladas en la ACAC en la formación del personal científico del país (Colombia).