Introducción

Con mucha nostalgia y preocupación; hemos notado, a partir de indicios y notorias señales, que los adolescentes adolecen de hábitos de lectura. Este fenómeno hizo sonar las alarmas de los interesados en la cultura y su preservación; más aún, sin el propósito de ser portadores de negros emblemas, consideramos que el hecho señalado puede convertirse en un vehículo portador de un retroceso de la civilización.

Después del habla, y como consecuencia de esta, la especie humana avanzó rauda por los caminos de la transformación de su entorno, cambiando las bellas y enigmáticas formas, colores, olores, etc. de los elementos de la naturaleza; en una suerte de asombrosas construcciones y demás productos de su incansable y siempre prolífero nivel de creatividad. Sin embargo, con el ánimo de preservar estos hechos en la memoria de la historia, el hombre inventó la escritura.

La comunicación, en cualquiera de sus formas, necesita de dos elementos. El que habla y el que escucha, el que escribe y el que lee. En este último caso es donde hemos notado cierto debilitamiento, están los escritores, pero escasean los lectores. Pensamos, con mucha ansiedad, que es necesario abordar el problema, la falta de un sujeto clave dentro del proceso de la comunicación escrita, y hacerlo desde la perspectiva de una solución que mejore las cualidades humanas, y de esperanzas a los que creemos en la perpetuación de la especie.

Pensamiento que no se hace idea, es un mal pensamiento; idea que no se hace acción es una mala idea. Aquí nos sentamos a meditar y pensamos; “si sabemos que la falta de hábitos de lectura en los adolescentes, presente y futuro de la especie humana, es un atentado contra la civilización y tenemos la certeza que está sucediendo; por qué no hacemos algo, actuamos, movilizamos las energías ocultas y le damos un espaldarazo a la capacidad del hombre, como especie, para resolver sus conflictos”.

El primer paso, como en todo método, es analizar el estado del problema; para ello se necesita de un diseño dentro del método, para la recolección de datos e información que permitan describir cualitativa y cuantitativamente, con todos sus bemoles y sostenidos, las aristas y esquirlas, de la situación planteada que tiene consecuencias y que incide negativamente en la vida del hombre, al desestimar una de sus principales características y una de sus más emblemáticas formas de expresión, no oral, la escritura y la lectura.

Superado el arduo trabajo de recolección de datos e información, y conociendo el problema, en términos de la intuición, pasamos a describir la situación anómala o no deseada. Clasificamos los datos, encontramos patrones, asociamos información, etc. y lógicamente encontramos pistas y demás indicativos de la procedencia o de las causas y otros factores responsables del retroceso lectivo en la juventud actual.

La primera hipótesis, de las causas del declive en las cualidades como lector de los jóvenes, consideramos que proviene del medio donde el niño deambula y obtiene valores, donde encuentra las primeras y principales autoridades; es decir, de la familia. En este seno es donde se forman los primeros indicios del carácter, donde nacen las primeras cualidades humanas, de donde aparecen y florecen las emociones. Bien podemos decir, que la lectura es un obcecado y necio intento del hombre por no dejar de serlo.

El ejemplo en el ambiente casero es fundamental para el desarrollo de las mejores habilidades emotivas del joven. Autoridades o padres, en el ambiente familiar, que no leen, trasmitirán a través del lenguaje corporal, el desdén por la lectura. El hacer uso, en el seno familiar, de la comunicación oral, de temas de relevancia dentro de los intereses que emana de la naturaleza impetuosa y curiosa de los jóvenes, los inducirá a la búsqueda de la información desconocida, y atractiva para el vacío mental que emana de los futuros adolescentes.

La familia debe formar, junto con la escuela, un equipo ganador para la formación del joven. De los resultados de este equipo pende la formación o el complemento terreno del ser humano, la creación más bella de las criaturas que ubico Dios sobre la tierra. Por ello, la responsabilidad del dúo, familia escuela, es inmedible y las consecuencias de una coordinación defectuosa, de estos estamentos formativos y creativos, tiene efectos negativos.

En la curiosidad de los adolescentes, hay que sembrar las pistas que conduzcan a los libros. Y estos, con lenguaje corporal notorio, gritar, clamar, brillar, saltar, etc. para llamar la atención y cumplir su propósito de transmitir los hechos históricos, las brillantes ideas, la ubicación de las ciudades, los cambios, los eventos, etc. por si solos, los libros llaman, cuando el hombre está capacitado emocionalmente para hacer uso de este imborrable e incalculable don; la lectura.

En conclusión, podemos decir, que la comunicación por medio de la escritura y la lectura, es un don divino y por lo tanto no sujeto a ninguna forma de olvido, depreciación, descuido, desvalorización, etc. más bien debe ser ubicada en los primeros lugares de las artes, las ciencias y las técnicas y estar dispuestos a mejorar las habilidades para con ellas, aprendiendo cada día a realizar mejor el acto de leer.

Hay que utilizar los medios a disposición del ser humano para mejorar la ciencia de la lectura y algún día obtener un título en el manejo de esta ciencia. La divulgación, la propaganda, las campañas, etc. en pro de mejorar los hábitos de lectura deben verse como parte de una campaña para la vida, ya que leer es vivir.