EL RECHAZO A LA REFORMA EDUCATIVA, ¿ACASO OBEDECE A UNA INEFICIENTE GESTIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO?
Escrito por María Fidelia Luna Robles


Como es bien sabido, el paquete de leyes que conforman la llamada “Reforma educativa” (Ley General de Educación, la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley General del Servicio Profesional Docente), se dice que tienen el objetivo de garantizar el derecho a "una educación de calidad". Sylvia Schmelkes (1995) plantea que la calidad educativa debe entenderse como la capacidad de proporcionar a los alumnos el dominio de los códigos culturales básicos, las capacidades para la participación democrática, el desarrollo de la capacidad para resolver problemas y seguir aprendiendo, y el desarrollo de valores y actitudes acordes con una sociedad que prevea una mejor calidad de vida para sus habitantes. Hasta aquí, estamos de acuerdo. Pero, ¿se habrán emprendido las estrategias pertinentes para hacer efectivos tales propósitos? A continuación se ofrecen algunos datos, proporcionados por investigadores expertos en el tema, los cuales indican que la gestión del sistema educativo en México se ha mostrado ineficiente.
Almaguer (2000), en su artículo “La calidad en la educación pública en México”, resalta que esta preocupación es una constante en los programas gubernamentales y en la reflexión de los estudiosos del tema. Enfatiza que mientras esa preocupación no se inserte en una cultura nacional por la calidad, los resultados seguirán siendo magros, con la dificultad agregada de una deficiente evaluación objetiva, dada la exagerada carga política sobre el proceso educativo.
En la última década, en México, se destaca, en la política del sector, el asunto de la transformación de la gestión escolar, de esta manera se da inicio a una serie de experiencias orientadas para lograr dicho fin. Pero, en relación con la información estadística necesaria para llevarlo a cabo, existe falta de consistencia entre las diferentes fuentes que proporcionan información estadística sobre el sistema, diversos criterios en la construcción de indicadores y opacidad en algunas de las metodologías para hacerlos, además de desarticulación entre la información estatal y federal.
Otro problema que revela la ineficiencia en la gestión educativa, es el rezago educativo. En la segunda década del siglo XXI, 41% de mexicanos de 15 años y más está en condición de rezago educativo; es decir, su nivel educativo está por debajo de lo considerado básico: son analfabetas o no han concluido la primaria o la secundaria. La desigualdad en el acceso a las oportunidades educativas es uno de los factores que contribuye a reproducir la injusticia social y prolongarla por generaciones. En este caso, alguien podría argumentar que el problema de la cobertura está resuelto. Pero, a reserva de recopilar evidencias que comprueben tal afirmación, los análisis realizados por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) aportan datos para sostener la afirmación de que es probable que la inasistencia a la escuela del grupo de niñas y niños de seis a 11 años se encuentre más relacionada con situaciones familiares que a la inexistencia de escuelas. Existen diferentes evidencias que muestran que en nuestro país hay una distribución inequitativa de los beneficios del sistema educativo, resultado de las desigualdades en los niveles de vida de su población y de los capitales culturales vinculados.
Siguiendo con las pruebas de ineficiencia, en México nunca se ha trabajado el proyecto curricular por escuela. El proyecto curricular institucional debería inscribirse en el proyecto educativo de cada escuela, lo que significaría dotar a las instituciones de una cierta autonomía para prescribir sus objetivos y estrategias y desarrollar en tiempos y ritmos específicos el currículum común. Esto implica el desarrollo de procesos de enseñanza-aprendizaje contextualizados. Tomar en cuenta las necesidades específicas de las personas y su contexto. De no ser así, se generan injusticias sociales tales como la desigualdad.
Se sabe que en 2006 lo que invertía el gobierno federal en un alumno indígena representaba la tercera parte de lo que se invertía en un alumno no indígena. No es posible superar tantas limitaciones, ni mejorar la calidad si no se aumenta el presupuesto. La única manera de lograr que se interrumpa la desigualdad educativa reproducida por la desigualdad social es destinando los recursos necesarios para no ofrecer educación de menor calidad a una población que presenta limitaciones económicas. “Seis de cada diez alumnos de escuelas indígenas asisten a escuelas con condiciones de infraestructura precarias” (OCE, 2009). Les falta un espacio que cuente con el mobiliario básico así como con recursos imprescindibles, como bibliotecas, y espacios destinados al deporte, al arte y a la cultura.
Los docentes de la Educación Media Superior. Como se señaló en diagnóstico realizado por el INEE, en el ciclo 2009-2010, más de la mitad de los docentes (58.9%) tiene una asignación frente a grupo por horas (es decir, de una a 19 horas semana-mes) y sólo 16.7% está dedicado a la función académica de tiempo completo. Otro aspecto relevante es el tipo de contratación con que cuentan los profesores de la EMS. Sólo 18.4% del total es de base, 29% está contratado por honorarios, 29% es interino y 22.9% temporal. Desde otro punto de vista, no puede perderse de vista que sólo 35% del total está contratado por más horas de la que atiende frente a grupo, con lo que se evidencia cómo la vasta mayoría sólo puede trabajar académicamente frente a grupo, lo que dificulta, si no elimina, cualquier posibilidad de trabajo colegiado sistemático, consistente y confiable.
Los docentes de la educación normal. En los últimos 40 años la política educativa mexicana ha desatendido las condiciones del trabajo docente y al docente mismo. Esto ha derivado en un deterioro importante de la identidad del maestro y en una devaluación de su imagen social. La carrera de maestro dejó de ser una aspiración atractiva en la sociedad mexicana, cuando en realidad debería considerarse como una profesión que requiere vocación, apasionamiento y empeño por sus implicaciones en la vida de los estudiantes y de la sociedad en general.
Evaluación. México lleva más de 20 años estableciendo diversas políticas y programas de evaluación con el propósito central, de acuerdo con su discurso, de incrementar su calidad. Se puede afirmar que hay una distancia entre el discurso de la importancia de establecer una “cultura de la evaluación” y el seguimiento cuidadoso de las especificidades técnicas de la evaluación del y para el aprendizaje, la docencia, la investigación, los programas académicos y planes de estudios, y las instituciones. Es decir, se requiere una evaluación integral a todo el sistema educativo nacional, es indispensable una eficiente gestión de la educación.
Fuentes de información:
http://www2.sepdf.gob.mx/programa_escuela_calidad/Materialesdeconsu...
http://www.planeducativonacional.unam.mx/PDF/completo.pdf

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