¡La Resiliencia… una Manera de Construir Tejido Social!

Resumen
La resiliencia es la estrategia que la sociedad debe promover, para construir un mejor tejido social, si la vemos como el medio que le permite al ser humano llegar a ser mejor persona, ya que, el aprender a ser resiliente le permite aprender a superar y sobrellevar las dificultades, esto se hace posible, pues la resiliencia es el resultado del proceso dinámico y evolutivo por el cual todo ser humano pasa, permitiéndole mejorar sus competencias comunicativas, emocionales y laborales, no obstante, este proceso requiere del compromiso del gobierno, de la familia y la escuela como agentes que influyen en el contexto del individuo. Por lo tanto, la persona que quiera asumir el compromiso de orientar la resiliencia en otros, comenzará a trabajar de acuerdo a las circunstancias particulares del individuo, para guiar el aprendizaje que le permita día a día, llegar a ser su mejor versión de ser humano.

Palabras Clave:

Autonomía, competencias, comunicación, dinámico, estrategia, evolución, resiliencia, sociedad

Abstract

Resilience is the strategy that society must promote, to build a better social structure, if we see it as the means that allows human beings to become a better person, since learning to be resilient allows them to learn to overcome and coping with difficulties, this becomes possible, as resilience is the result of the dynamic and evolutionary process that every human being goes through, allowing them to improve their communication, emotional and work skills, however, this process requires the government's commitment, the family and the school as agents that influence the context of man. Therefore, the person who wants to assume the commitment to guide resilience in others, will begin to work according to the particular circumstances of the individual, to guide the learning that allows him day by day, to become his best version of being human.

Keywords:

Autonomy, competencies, communication, dynamics, evolution, resilience, society, strategy

Después de leer algunos artículos, entre esos uno llamado “Cansado del hp Zoom” del rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, recreando su experiencia en la cuarentena y describiendo lo que sus alumnos también han vivido, genera una visión de aquellos que socialmente deberían estar bien, pues se presupone que la pandemia poco los afectaría por su cómoda forma de vida; de igual manera, se contrasta con los demás titulares… ese otro lado de la moneda… de aquellos que están siendo expulsados de sus hogares por no poder pagar el alquiler, los que prefieren salir a vender en la informalidad, por que ya no tienen para subsistir, los que hablan de los casos de violencia intrafamiliar y abusos sexuales, que han surgido en medio de esta crisis, después de todo esto…es fácil poder afirmar que pasar por una situación difícil, no tiene nada que ver con la clase social, por consiguiente, se podría también decir que la resiliencia es la estrategia que la sociedad debe promover para construir un mejor tejido social.
Entendamos por ser resiliente, a “la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse de las dificultades” o como lo diría Henderson y Milstein citados por Acevedo y Mondragón (2005a) al definirla como “la capacidad de recuperarse, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad y de desarrollar competencia social, académica y vocacional pese a estar expuesto a un estrés grave o simplemente a las tensiones inherentes al mundo de hoy.” (2003, p. 26). No obstante, se ha acostumbrado hablar de este tema cada vez que la sociedad entra en crisis, o es la recomendación que te haría tu psicólogo como respuesta a tu consulta; sin embargo, su implementación en la vida práctica parece algo perdido, pues, siempre se le delega a aquellos que se encargan de la educación de las masas pero no se cuestiona la debida articulación que debería tener con todos los estamentos que componen una sociedad (comunidades religiosas, políticas de salud, económicas, educativas, culturales, medioambientales, entre otras), pero antes de ahondar un poco en esta temática deberíamos aclarar algunos aspectos de la resiliencia.
La responsabilidad, que tiene una sociedad de formar a seres humanos resilientes, ¿estaría determinada por un punto específico de tiempo (etapas de la vida) y de un agente social (la familia, estado, escuela, entre otros) en especial?, quizás las investigaciones realizadas sobre este tema dejan claro que es solo un proceso de crecimiento personal, pues, la resiliencia no es absoluta ni se adquiere de una vez para siempre, es una capacidad que resulta de un proceso dinámico y evolutivo [énfasis agregado] que varía según las circunstancias, la naturaleza del trauma, el contexto y la etapa de la vida y que puede expresarse de muy diferentes maneras en diferentes culturas (Manciaux et al., 2001 citado por Vélez 2007, párrafo 21). Por consiguiente, se puede ver que formar en resiliencia, este sujeto a factores del contexto del individuo y en especial de la influencia o impacto que ejerce en él la situación a superar, ya que, cada ser aprender a superar o sobrellevar una crisis a su propio ritmo y quizás bajo las condiciones mínimas de apoyo social y familiar.
Es por esto, que no se podría orientar en resiliencia, si primero no se cubren las necesidades básicas (alimento, salud, descanso, techo etc.) para cualquier ser humano en situaciones extremas, esto sería fundamental, ya que, teniendo cubierta la parte física se podrá recupera la parte psicológica al mejorar sus relaciones informales (la familia, amistades, compañeros), pues facilita la aceptación profunda de la persona; por consiguiente, el sentimiento de ser aceptado es la base para que una persona se vuelva resiliente (Rodríguez, 2016, párrafo 18,19,20)
De esta manera, construir una sociedad donde su tejido social tenga un alto porcentaje de resiliencia, obliga a que tanto la familia y el estado se esmeren por propiciar las condiciones humanas dignas, para formar individuos que sean resilientes, no obstante, la resiliencia también surgiría de una manera indirecta al lograr surgir en medio de una crisis, pero existen marcadas diferencias en su proceso, pues, no es lo mismo contar con las condiciones básicas a tener que luchar siempre por ellas hasta conseguir el punto de equilibrio esperado, por lo tanto, para quién le ha tocado sufrir y luchar desde cero, siempre tendrá un crecimiento frente a la resiliencia de una manera más traumática y diversa, de quién ha contado con las condiciones mínimas para formar su propio proceso resiliente bajo condiciones más favorables.
Por otra parte, se hace significativo tener en cuenta otros elementos que permiten desarrollar la resiliencia, como son: el fortalecimiento de la autoestima, el desarrollo de competencias y actitudes y el sentido del humor, ya que, es importante desarrollar la capacidad de empatía, buscando enseñar a identificar y expresar emociones, que favorezcan el mejoramiento de las relaciones sociales, logrando así, individuos capaces de expresar lo que sienten, mejorando en ellos su estado emocional, aprendiendo a ver los problemas desde otra perspectiva y a lograr encontrar las soluciones de una manera asertiva; es así, que todo termina por fortalecer la autonomía, construyendo su identidad, enseñándole que puede asumir sus responsabilidades, mostrándole la posibilidad de vivir y reconstruir su presente, para lograr ser positivo frente a su futuro, con mucha perseverancia y optimismo.
Sin embargo, el contenido utópico del anterior párrafo, nunca se dará si no logramos esa adecuada articulación entre gobierno, escuela y familia; el proceso evolutivo de todo ser humano, requiere de esa integralidad educativa, donde cada quien asume su responsabilidad compartida, de esta manera, desde la escuela y como un trabajo complementario de gobierno y familia, termina de genera los espacios para seguir construyendo la resiliencia como una forma de vida, tal y como lo afirma Acevedo y Mondragón. El fortalecimiento de la resiliencia se dio cuando los profesores brindaron a sus niños amplias oportunidades para desarrollar y practicar comportamientos asociados con la resiliencia en su instrucción diaria (2005b, p. 29) Por ende, el compromiso de las instituciones es grande y significativo, pero no tiene la suficiente influencia en el discente, si los demás participantes (gobierno-familia) no cumplen con su rol de acompañamiento y de facilitar de las condiciones básicas para la participación digna en sociedad.

Es por esto, que la escuela debe promover programas de prevención y protección (por medio de un modelo de resiliencia preventivo), para que se haga posible educarse y educar en resiliencia, ya que, la vida, las situaciones diarias y el contexto hacen parte de los agentes formadores, así como lo ratifica Vélez, más aún cuando hemos ratificado que el ser resiliente es algo dinámico y se ve como el resultado de un equilibrio entre los factores protectores de riesgo y la personalidad del ser humano, logrando que se modifique o mejoren la respuesta frente a los peligros que predisponen un comportamiento no adaptativo (2007, p.61 )

En conclusión, para ver la resiliencia como una estrategia de construcción de tejido social, se hace necesario que se consoliden las condiciones básicas para su orientación, desde las políticas nacionales, departamentales y locales; de igual manera, desde el apoyo a la familia, para que reciban capacitación sobre el tema y generen sus propios entornos de aprendizaje, donde no solo puedan implementar lo aprendido, si no también, que refuercen todas aquellas estrategias que la escuela puede brindar.

Así mismo, comprender que el aprender a ser resiliente, no es algo que se adquiere con la primera clase, si no que hace parte de un proceso dinámico y evolutivo, que permite el crecimiento personal, logrando que estén en capacidad de hacer su propia introspección, preguntándose y respondiéndose, asimismo ante cualquier situación de crisis; esto hace que el individuo muestre buena capacidad para la resolución de problemas, mejore su independencia y logre que su nivel de comunicación sea cada vez más asertivo, esto con lleva, a que forje su autoestima y le permita ver con humor, como superar su propia tragedia.

Por lo tanto, la persona que quiera asumir el compromiso de orientar la resiliencia en otros, comenzará a trabajar de acuerdo a las circunstancias particulares del individuo, fijándose prioridades según sus necesidades, hasta lograr identificar cuál es la estrategia más acorde, para guiar el aprendizaje, que le permita día a día, llegar a ser su mejor versión de ser humano.

Referencias

Acevedo, V. E. y Mondragón, O. H. (18 de octubre del 2005). Resilencia y Escuela. https://revistas.javerianacali.edu.co/index.php/pensamientopsicolog...

Rodríguez, G. M. D. (2016). La Mirada de la Resiliencia. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6353638

Vélez-Laguado, P. (2017). La Resiliencia: nuevo abordaje del trauma. Revista Ciencia Y Cuidado, 4(1), 58-62. https://doi.org/10.22463/17949831.923

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