Resumen
El presente trabajo tiene como fin realizar una aproximación a la enseñanza de la filosofía y las condiciones para su análisis en los momentos actuales en Cuba. Se trata de un replanteamiento de la práctica académica a partir de una actitud investigativa permanente, motivando el espíritu de investigación, creación, innovación y crítica. Promueve además el rescate de valores y de la memoria de lo mejor que ha legado el pensamiento humano universal.
La propuesta, prioriza la función social del conocimiento histórico, filosófico educacional y filosófico, encaminada al perfeccionamiento de la formación humanista y humanística a partir de un enfoque filosófico y un aprendizaje desarrollador en aras de elevar la cultura ideológica de la vida, propiciando la transformación de la realidad y de sí mismo, la solución de problemas y la toma de decisiones, la auto confianza, la autovaloración y la búsqueda de una mejor manera de ser, servir, vivir y hacer en las condiciones de los momentos actuales.
Introducción
La humanidad vive hoy en un sistema económico internacional de grandes desigualdades que a todo le pone precio y valor a nada. Se desvaloriza al ser humano y se le reduce a una simple mercancía. Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado, pero la Declaración a proclamado y la realidad traicionado. Los derechos económicos, sociales, culturales y los derechos de autodeterminación de los pueblos al desarrollo hoy son seriamente quebrantados.
Los pueblos necesitan revertir tal situación y construir espacios de libertad, desarrollar la capacidad creativa del pensamiento y de las ideas para ser hombres y mujeres libres, ir a las raíces y al legado histórico cultural del pensamiento humano universal, no para quedar en el pasado, sino para iluminar el presente y construir el futuro.
En la perspectiva política y social, a un pueblo culto es más difícil de someter a los dictados del capital internacional. La construcción del pensamiento propio es la respuesta al pensamiento único globalizado, que busca masificar las conciencias y someterlas a las pérdidas de las identidades culturales, al consumismo, a la falta de libertad, a ese pensamiento que se basa en la dominación y no en la liberación y vida de los pueblos.
En definitiva, de lo que se trata es del nuevo contenido de la sociedad que se pretende construir, haciendo hincapié en el humanismo que debe identificarla. Ese es el gran desafío que debe ser asumido.
La Filosofía como forma de la conciencia social, capta y refleja la realidad, se desarrolla a partir de la práctica histórico - social y generaliza los aportes de la ciencia, brindando el método científico de análisis social que proporciona el Marxismo.
El Marxismo Leninismo es un producto cultural, resultado del desarrollo alcanzado por el pensamiento universal a lo largo de la historia de la humanidad. Es método de análisis social que permite comprender el pasado para transformar el presente y alcanzar un futuro mejor.
El programa de Filosofía, toma como basamento teórico - metodológico la ciencia marxista en su carácter de ciencia integradora que penetra todas las esferas de la vida material y espiritual, contribuyendo a la formación humanista e interdisciplinaria de los egresados del nivel superior.
Como es conocido la Revolución Cubana se halla sumida en una profunda transformación educacional, y su máximo inspirador, Fidel Castro Ruz, ha reiterado la importancia del desarrollo de la conciencia, cultivar las inteligencias, elevar el caudal de conocimientos de la historia del país y del mundo y el acceso de las masas populares a lo mejor del pensamiento humano universal.
Refiriéndose a los radicales cambios operados en la enseñanza secundaria, Fidel Castro ha puntualizado que " Quedarán por analizar profundamente los problemas de la enseñanza media superior. A ese nivel no parece posible prescindir de la especialización. A esa edad la personalidad y el carácter de los jóvenes están ya más formados. Pero será necesario buscar el máximo de calidad y buscar formas nuevas para que el desarrollo de la conciencia, la cultura general integral, la relación escuela - familia y la atención diferenciada de cada alumno queden garantizados."
Pensar en la calidad de la educación y su perfeccionamiento obliga a plantearse el diseño de alternativas pedagógicas que promuevan la obtención de información real de cada componente del proceso pedagógico y la utilización de sus resultados enmarcados en términos de desarrollo y con la posibilidad de evaluar a corto plazo sus impactos, convencidos de que ningún procedimiento aislado será capaz por sí solo de producir mejoras significativas.
Referente epistemológico
Se ha aprendido en estos años de independencia ganada y sostenida junto a Fidel que lo primero que hay que salvar es la cultura. Porque solo desde una identidad propia la nación puede desarrollarse y sobrevivir en un mundo donde quieren imponernos un imperio económico y político, pero también cultural. "…más allá de un elemental deber de humanidad y justicia social, es también para nuestro pueblo un imperativo de nuestra época y nuestro futuro..."
La cultura es a la sociedad lo que la experiencia es al individuo. El conocimiento de la cultura universal permite orientar mejor nuestras acciones.
El pensamiento humano universal es una reelaboración de la experiencia de la sociedad, que aporta importantes instrumentos de acción social. En la medida que se sea capaz de comprender toda su complejidad y sus diversos matices, nuestra comprensión del presente va a ser más clara.
La historia es ciencia y es también responsabilidad social, fuente inagotable de conocimientos, de cultura, de valores éticos y patrióticos, la historia es una necesidad del hombre, no un lujo cultural, la historia es identidad y sentido de la vida, El estudio histórico permite prever el mañana, anticipando su propia construcción imaginativa al cuadro final, no terminado todavía, que será la realidad de los tiempos venideros.
En la historia de las ideas filosóficas se han reflejado los grandes acontecimientos históricos en el marco del devenir de la reflexión humana. Al comprender la filosofía como " el espíritu de la época...” Hegel descubre su función esencial como autoconciencia epocal y expresión de la aprehensión teórico - práctica de la realidad.
Lo que distingue claramente la época moderna de la edad media, que tienen por frontera común el Renacimiento, es, de una parte, la catastrófica destrucción de la ciencia que la edad media había tenido por imperecedera, y, por otra parte, el esfuerzo por construir una nueva concepción del mundo en armonía con los descubrimientos de Copérnico, Kepler y Galileo.
La caída de la ciencia antigua tuvo que despertar necesariamente la suspicacia de los filósofos respecto a la capacidad del intelecto humano para descubrir la verdad o, al menos, para distinguir puntualmente entre la verdad presunta y la real, entre la certidumbre subjetiva y la evidencia objetiva.
Dos clases de requisitos eran indispensables para que la filosofía moderna se constituyera sólidamente: por una parte, que se iniciara como un movimiento libre y racional, centrado en sí, ajeno a extrañas tutelas y concordante con las demás tendencias del espíritu moderno, que era, en general, racionalista, aun en los sectores opuestos a lo que se denomina técnicamente " racionalismo", por otra parte, que no suscitara una oposición demasiado enconada y violenta del lado de las fuerzas tradicionales, que encarnaban ciertos principios considerados intangibles y que contaban con el apoyo de las instituciones eclesiásticas y políticas.
Francis Bacón y Renato Descartes fueron los primeros filósofos en comprender plenamente la verdadera naturaleza del nuevo conocimiento científico. Fueron los primeros que diseñaron sus bases filosóficas y dibujaron los perfiles de su evolución, que impregnaron al pensamiento moderno la libertad de examen, la negación del principio de autoridad y la confianza en la razón humana. Ambos proporcionan la nueva metodología que se venía buscando afanosamente desde fines de la Edad media.
En la primera mitad del siglo XIX la modernidad burguesa agota su ciclo ascendente. Aparece el Marxismo como resultado natural del desarrollo de la vida social, las ciencias naturales y el pensamiento humano. Es la crítica deconstructora de la modernidad burguesa y de la historia como crónica de hechos, el análisis crítico y riguroso de los hechos empíricos comprobables mediante un proceso complejo de comparación, generalización epistemológica síntesis dialéctica para la elaboración de abstracciones generales o modelos globales de explicación e interpretación de la historia social de los hombres contra la historia especulativa y a priori de Hegel.
"... volvía a ponerse en pie el lado revolucionario de la filosofía hegeliana y se limpiaba al mismo tiempo de la costra idealista que en Hegel impedía su consecuente aplicación. La gran idea cardinal de que el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados, sino como un conjunto de procesos, en el que las cosas que parecen estables, al igual que sus reflejos mentales en nuestras cabezas, los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de génesis y caducidad, a través de los cuales, pese a todo su aparente carácter fortuito y a todos los retrocesos momentáneos, se acaba imponiendo siempre una trayectoria progresiva... Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra cosa es aplicarla a la realidad concreta, en todos los campos sometidos a investigación."
El humanismo de Marx es una crítica del humanismo burgués, una crítica del humanismo idealista que legitima la explotación capitalista. Exige una lucha teórica y práctica por implantar el nuevo tipo de ser humano autónomo, libre y liberado de ideologías y alienaciones, humanismo liberador y crítico respecto al falso ideal individualista y dosificador del capitalismo.
Para Marx el hombre es visto en su proceso de desarrollo real, la existencia humana es histórica y natural, la naturaleza no es exterior al hombre, sino que forma parte de él mismo como actividad sensorial, como actividad práctica. La vida humana lo es mediante el trabajo, el hombre se realiza mediante el trabajo, la actividad que transforma la naturaleza y al mismo hombre. El hombre no, los hombres históricos y sociales, la sociedad no es el hombre en abstracto, es el hombre en sus relaciones sociales, relaciones sociales que hay que transformar. No abolir al hombre privado en beneficio del hombre real, sino terminar con el modo de vida de los individuos, orientar de nuevo modo la conciencia.
La superioridad del humanismo de Marx estriba en su carácter historicista y revolucionario, liberador y crítico fundamentado sobre una concepción científica de la historia y la sociedad, que más que predecir, posibilita el futuro, que no entiende al hombre como centro sino como polo de toda relación, como sistema, en su integridad, en sus múltiples relaciones, que coloca en el centro la transformación radical de la sociedad, convirtiendo en humanas las condiciones de vida del hombre.
Sobre la base de un análisis científico de la sociedad capitalista, el Marxismo llamó a la conquista no solo de la emancipación política, sino también de la emancipación social, a la construcción de un nuevo tipo de sociabilidad, basado en el desarrollo libre de cada uno y en ausencia de toda forma de explotación y opresión En este mundo convulso de inicios de milenio, la formación humanista se torna necesidad societaria y prioridad de los programas de estudio. La búsqueda del ser y del quehacer humanos extraña el conocimiento del hombre y su realización plena, debe integrar lo cognitivo, lo afectivo y lo volitivo. Un humanismo que rescate, promueva y cree valores, que propicie el pensamiento crítico, enseñando a decir lo que pensamos y a pensar lo que decimos, sin deprimir el valor del yo individual, que aúne sin dejar de distinguir.
Atendiendo a los principios de unidad ciencia (Marxismo) – asignatura (Filosofía), en el programa se trabaja el pensamiento humano universal desde la óptica de su devenir como expresión de las condicionantes epocales en su enraizamiento socio clasista, a partir de la ciencia marxista en su carácter de teoría y método, que aporta los instrumentos teóricos, metodológicos e ideológicos para el análisis científico.
Se va al descubrimiento de forma lógica e histórica del núcleo filosófico central de dicho pensamiento y su concreción paulatina en teorías particulares sociopolíticas y económicas como desprendimiento de aquellas, lo que servirá para comprender, sobre la base del proceso de diferenciación e integración, el carácter integral del marxismo.
La contribución de la asignatura a la formación ideopolítica de los estudiantes está dirigida a la asimilación del método dialéctico materialista de análisis del pensamiento filosófico, económico y sociopolítico, descubriendo las raíces socio clasistas de las diferentes concepciones objeto de estudio como crítica deconstructora de la modernidad burguesa y de la historia como colección de hechos muertos a una historia necesariamente interpretativa y explicativa de los complejos hechos humanos.
La sociedad, a través, en primer lugar, de las instancias políticas que la representan, determina los valores que presiden las finalidades de la enseñanza de las ciencias sociales, lo cual no quiere decir que los profesores de estas disciplinas se desentiendan del debate epistemológico y se actualicen didáctica y científicamente para poder incorporar los nuevos enfoques a sus programas.
El estudio del pensamiento humano universal ha de comportar un importante elemento de análisis crítico del pasado e igualmente contribuye a explicar la situación actual a la luz de los acontecimientos del pasado. Es un conocimiento abierto a la crítica, la verificación, al diálogo, que propicia la capacidad de integración y aplicación a situaciones prácticas de la vida.
Es un conocimiento que conlleva la creación de valores, actitudes, que ayuda a situar al alumno en el mundo en que vive y a comprender los problemas a escala planetaria, que enriquece el conocimiento y la comprensión de la naturaleza social e individual del ser humano, que educa en el respeto y la valoración del patrimonio histórico - artístico.
No se hace referencia aquí a la epistemología como una teoría de la ciencia entendida como ideal de un saber único y unificado, al modo positivista, sino como discurso filosófico educacional acerca del saber humano, una teoría del conocimiento que aspira establecer una reflexión crítica sobre las condiciones del conocimiento posible, una reflexión en torno al objeto, al método y a la finalidad de un saber concreto, y al mismo tiempo como autorreflexión crítica en un movimiento del objeto al sujeto, no asumido pasivamente por este sino revertido en un accionar sobre sí mismo que termina por afectar los fines y valores con los cuales y para los cuales se desarrolla un determinado conocimiento.
En las Ciencias Sociales como afirma Napoleón Tapia "a una teoría del conocimiento es necesariamente una teoría de la sociedad."
La epistemología nos conduce a una comprensión crítica del conocimiento, entendida como " teoría de la inteligencia, del aprendizaje, es reconocida hoy como el marco teórico más relevante de la Didáctica" señala Stouvenel. Pero nuestros marcos teóricos para estudiar la enseñanza de las Ciencias Sociales constituyen una sumatoria de recortes teóricos provenientes de las diferentes disciplinas, atrapamos más fácil aspectos del objeto que al objeto en su totalidad. En las concepciones sobre la producción y la reproducción del conocimiento histórico impera aún la influencia Positivista.
Como reconoce Marrero Urbín "el Materialismo Histórico, la Escuela de los Anales, la Historia Social, favorecedoras de modos del pensamiento más enriquecedores, apenas llegan a las aulas de forma sistematizada, pese a los viajes de ida y vuelta epistemológicos que ya han sufrido."
“El área de las ciencias sociales adolece de una fundamentación epistemológica global" como afirma Rodríguez Lestegás. Varias disciplinas contribuyen, cada una desde su propia y peculiar perspectiva, a una mejor comprensión y explicación del conjunto de aspectos y dimensiones que configuran el entorno humano, y aunque falte todavía una fundamentación epistemológica para una ciencia unificada e integrada, es posible una aproximación educativa integradora en ese ámbito de conocimiento y experiencia.
La misma orientación epistemológica obliga a buscar una integración inter y transdisciplinaria ya que el énfasis no está dado en la agrupación y transmisión de conocimientos aislados en los límites rígidos de una disciplina, sino en el accionar sobre un problema concreto de la realidad para transformarla, y en esta misma forma se redefine la relación de la escuela y la sociedad ya que se vuelve indispensable la interacción entre el sujeto y el objeto de conocimiento y esa interacción es la base del proceso educativo.
El tratamiento educativo apropiado para la interdisciplinariedad no es la mera yuxtaposición de las diferentes disciplinas, ni tampoco una globalización en la que se desdibuje la naturaleza específica de cada una de ellas. El planteamiento curricular adecuado está en una posición equilibrada entre ambos extremos, subrayando las relaciones y rasgos comunes de las disciplinas tanto como el carácter específico de las mismas. Se trata de recoger las contribuciones de cada disciplina y de ponerlas al servicio de unos objetivos educativos de naturaleza más general. El currículo básico de esta área deja un ancho margen de libertad para que las programaciones curriculares se organicen con un mayor peso de consideraciones disciplinares o, por el contrario, con un enfoque integrador, pero haciéndolo en todo caso, equilibradamente.
La contribución de la asignatura Filosofía al enfoque Interdisciplinario es el resultado de una cuidadosa selección de lo más acabado y culminante del pensamiento humano universal, la historia y la vida misma de la sociedad, su más grande epopeya, su más importante obra literaria. Su misión es rescatar no solo lo que está en la memoria, sino lo que no ha sido enseñado y que permite hoy tratar de entender este presente.
Referente sociológico
En noviembre de 1993, durante el V congreso de la UNEAC, Fidel afirmó: “La cultura es lo primero que hay que salvar. No era en modo alguno una frase circunstancial, sino una reflexión avalada por la experiencia y en armonía con los fundamentos ideológicos de la nación cubana”.
En todos los movimientos revolucionarios del siglo XIX se luchaba por conseguir la independencia más también por alcanzar la libertad plena. Cuando el genio de José Martí advirtió, en vísperas de la contienda de 1895, que no habría igualdad social posible sin igualdad de cultura, una vez más se proyectaba hacia el porvenir.
Una nueva época comenzó cuando en la madrugada del 2 de enero de 1959, desde Santiago de Cuba, Fidel dejó bien claro que no volveríamos a sufrir las frustraciones del 95. Ahora sí era una revolución como a la que aspiraba Martí, con todos y para el bien de todos y a partir de entonces toda la nación se movilizó para defender sus conquistas y para establecer las bases de una educación integral a fin de que las nuevas generaciones puedan adquirir los conocimientos indispensables para impulsar su desarrollo y participar de manera consciente.
En la primera década de transformaciones sociales verdaderamente profundas se tuvo la convicción de que la revolución es el hecho cultural por excelencia. Y, desde luego, el acto supremo de la política, como enseñó Engels, quien también acertó al señalar que sin su poderío, al día siguiente de sus heroicas movilizaciones los obreros serían traicionados, y así lo ha confirmado la historia.
Cuando en 1991 se desplomó la URSS y con ella los estados que en Europa oriental se llamaban socialistas, los analistas occidentales, sobre todo los “adivinos del fin de la historia”, pensaron que pronto el proceso cubano llegaría a su fin. No tuvieron en cuenta la cultura política del pueblo cubano y sus tradiciones de lucha, lucha que ha sido su mejor escuela.
Las condiciones de la lucha han hecho a levantar trincheras gloriosas, pero no por eso se ha olvidado que trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras, ya que nada significan las unas sin las otras y sobran los dolorosos ejemplos del siglo recién extinguido que así lo confirman. Por eso en su intervención con motivo del aniversario XLV del desembarco del Granma, Fidel afirmó que el mundo será conquistado por las ideas y no por la fuerza, cuyo poder para sojuzgar y dominar a la humanidad será cada vez menor.
El último año del siglo XX vio levantarse a toda una nación en defensa del niño Elián González secuestrado por la mafia reaccionaria de Miami. Si grandes fueron las tensiones de ese año, no menos dramático ha sido el primero del milenio conmovido por el criminal atentado terrorista del 11 de Septiembre en Nueva York a las torres gemelas que ha sido pretexto para guerras de respuestas rápidas, también terroristas por su esencia y criminales por su alcance que aún no terminan y suman en el terror, la muerte y la devastación a muchas personas en el mundo. En un planeta minado por la injusta distribución de la riqueza, que acrecienta la miseria y provoca estallidos sociales - como el que estremeció los cimientos de la nación argentina - unido a desastres ecológicos, podría frustrarse cualquier proyecto sociocultural.
Sin embargo, en Cuba nada se ha detenido y en lo esencial el programa cultural sigue en ascenso. Si el rescate de Elián González movilizó a la nación entera, se ha participado en otro extraordinario capítulo de la batalla de ideas, en defensa de los cinco compatriotas injustamente encarcelados en Estados Unidos, víctimas de uno de los procesos judiciales más escandalosos de la época. Ellos por su digna postura, son altos exponentes de la moral y de la cultura nacional de nuestro pueblo.
En el terreno de la educación y la cultura artística y literaria - que cada día llega a los más apartados territorios con el programa audiovisual - numerosos son los ejemplos que se podrían citar para ilustrar el avance de la nación contra todos los obstáculos en el propósito sostenido de preservar la herencia cultural, crear nuevos valores y lograr una amplia difusión del pensamiento humano universal en sus más altos niveles.
La consolidación de la enseñanza en la primaria, los cambios en el modelo de la secundaria básica, la experiencia adquirida en la formación de profesores y el uso de las técnicas más modernas propician el desarrollo de una fase nueva dentro de la revolución educacional, que alcanza dimensiones profundamente cualitativas, muy humanas, de igualdad social y oportunidad de estudios.
En un mundo globalizado bajo signo neoliberal, la novedad de llevar los estudios universitarios a escala de los municipios cubanos desde el 30 de septiembre del 2002, señala una diferencia básica de la sociedad socialista del mayor archipiélago antillano con relación a las naciones donde actualmente se plantea la privatización de la enseñanza y una concepción elitista y excluyente de la educación.
Se busca promover entre los escolares de todos los niveles de enseñanza, el desarrollo de actitudes socialmente positivas, al tiempo que se favorece también el progreso de las capacidades cognitivas y afectivas relacionadas con los saberes sociales, persiguiendo más bien la construcción de una explicación de la globalidad y complejidad de los fenómenos sociales que una especialización académica. Cualquier proyecto curricular de Ciencias Sociales debe tener como eje el estudio de problemas sociales relevantes, susceptibles de ser abordados desde diferentes perspectivas y disciplinas sociales.
Pese a innumerables dificultades, Cuba ha invertido todo su esfuerzo en lo más valioso y sólido que puede sostener el desarrollo de una nación: el capital humano. "... sin el enorme capital humano creado por la Revolución, no podía ni siquiera soñarse con la gran revolución educacional que Cuba lleva a cabo en la actualidad cuya trascendencia rebasará las fronteras de nuestro propio país."
No se transita por senderos gratos, ni todos son aciertos. Y cada terreno conquistado obliga a nuevos aprendizajes. Pero es con satisfacción que se afirma, a más de una década del derrumbe de un socialismo que solo tenía de real su etiqueta, que se ha sabido resistir y prevalecer. Los avances son incuestionables, de modo que no es la doctrina del socialismo lo que está en crisis sino los que no entendieron su esencia humanista, ni supieron defenderla, los que nunca han comprendido que la cultura no es un misterio descifrado únicamente por un grupo de notables sino la acción creadora de las mayorías en busca de la plenitud.
El siglo pasado cerró con un panorama incierto en la educación a nivel mundial: 113 millones de niños no asistieron a las escuelas. El 2002 no fue más esperanzador al crecer la cifra en 2.4 millones y, en el concierto de las naciones, solo 83 admitieron poder acceder a las metas trazadas en el Foro Mundial de Dakar - Senegal, 2000, que prioriza la escolarización de primaria, la reducción del analfabetismo y la igualdad de género, entre los seis problemas más acuciantes a resolver en el término de tres lustros por la UNESCO.
A este penoso horizonte se añade que más de 70 países no tienen posibilidad de cumplir con ninguna de esas metas en el 2015, y se plantea que si hoy la cantidad de analfabetos es de 864 millones de personas (año 2003), para esa fecha la cifra solo podría ser reducida en unos 64 millones. En el contexto de la región, baste decir que en América Latina y el Caribe 42 millones de analfabetos muestran sus carencias de crecimiento individual, y 110 millones de jóvenes y adultos tienen la primaria incompleta. Ambas cifras dan la terrible situación de que el 64% de la población joven y adulta del área es analfabeta o semianalfabeta.
La situación de Cuba es otra. Sus resultados en materia educacional son reconocidos hoy en el mundo, no solo por su masividad y cobertura sino por su calidad y universalización. Como sentenciara Fidel en el VII Congreso de la UPEC en marzo de 1999, sin conocimiento no se puede estar en la avanzada de la lucha de ideas. Cuba arribó a la octava edición del congreso de Pedagogía (celebrado del 3 al 7 de febrero del 2003, con la asistencia de más de 4000 delegados procedentes de 39 países) con el presupuesto de educación más alto de la historia (3000 millones de pesos). Ello no es solo el significado de una cifra, sino lo que cualitativamente representa, pues se dedican importantes recursos a programas que tienen un valor extraordinario y que se constituyen en paladines de la región y del mundo.
Entre las prioridades de la educación cubana se determinan como necesidades sociales, el perfeccionamiento de la calidad en la formación del personal docente, porque sin un personal docente estimulado y preparado no podrá lograrse la elevación de la calidad de la enseñanza, el compromiso de los maestros por el desarrollo de la identidad y del pensamiento analítico, la potenciación de las capacidades cognoscitivas, el conocimiento de la historia nacional y de lo más valioso del pensamiento humano universal, vinculados con las tecnologías de la información y las comunicaciones. La necesidad de la integralidad, de la formación humanista de los estudiantes, se acentúa en los últimos años por el ritmo impetuoso de desarrollo de la ciencia y la tecnología y con ellos el conocimiento, a tal punto que se ha convertido en el recurso estratégico de los nuevos patrones de desarrollo; siendo solo posible asumirlos cuando está incorporada, conscientemente una preparación cultural capaz de enfrentarla.
Un punto de partida fundamental ha de ser cómo contribuir a la reafirmación de la identidad cultural, al alcance por los estudiantes de la cultura nacional y en la formación de valores humanos universales. Evitar que se difundan y arraiguen concepciones erradas que generen subproductos ajenos a la esencia de la cultura, que traen como consecuencia la banalización, vulgarización y mercantilismo. Mantener los valores de las auténticas tradiciones nacionales.
Es de los educadores latinoamericanos el privilegio de contar con el ideario pedagógico de insignes pensadores que alumbran el camino con conceptos que hoy tienen extraordinaria vigencia. Ahí están Simón Rodríguez, Simón Bolívar, Andrés Bello, José Martí y Enrique José Varona, entre los padres de la pedagogía latinoamericana, cuyos textos van en una asombrosa coincidencia conceptual en cuanto al estudio - trabajo, la formación de maestros, la enseñanza permanente, el papel de la educación y la cultura ligado a la definición de libertad.
Es en este aspecto donde se revela la comprensión dialéctica que Varona realiza de la correlación entre educación, necesidad y libertad, porque con acierto plantea que el hombre, en la medida que aumenta sus conocimientos de la realidad, actúa con mayor libertad, por eso el filósofo cubano otorgaba una función tan elevada a la educación. En sus conferencias filosóficas. Psicología, expone, por vez primera con claridad este criterio cuando afirma: "el hombre no puede por tanto sustraerse al determinismo, pero sí puede en cierto modo educarlo y guiarlo, que es aquí vencerlo. No es un autómata; más para no serlo se necesita cultivar tanto la inteligencia como el sentimiento: la educación es su verdadera redentora."
En Cuba han tenido lugar tres revoluciones educacionales: la primera fue la Campaña Nacional de Alfabetización librada en 1961, seguida por el nacimiento del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, respuesta de la juventud cubana que garantizó que ningún escolar quedara sin acceso a la educación secundaria. El espíritu de insatisfacción ha llevado a un tercer momento, que en el presente se transita, cuyo principal objetivo es desarrollar en el pueblo una cultura general integral, hoy se trata de perfeccionar la obra realizada, partiendo de ideas y conceptos enteramente nuevos. Se busca lo que debe ser y será un sistema educacional que se corresponda cada vez más con la igualdad, la justicia plena, la autoestima y las necesidades morales y sociales de los ciudadanos en el modelo de sociedad que el pueblo de Cuba se ha propuesto crear.
Referente axiológico
La cuestión de la educación, transmisión y formación de valores ha trascendido hoy los marcos de la axiología y de la ética, para convertirse en una cuestión de cardinal importancia ideopolítica. Este tema es examinado desde los ángulos filosófico, histórico, sociológico, psicológico y pedagógico entre otros, lo cual permite abordar su complejidad, siendo los valores expresiones culturales movilizadoras del comportamiento humano.
Las generaciones menos jóvenes vieron cristalizados sus sueños con la Revolución, se realizaron individualmente y quedaron comprometidas con su obra. En cambio, los más jóvenes tienen que desarrollarse en un momento crítico, donde no siempre se materializan sus expectativas y aspiraciones.
Ahora, tienen ellos que estructurar su proyecto personal de vida, sin dejarse llevar por una visión pragmática, sólo de presente. Es preciso rescatar el deber ser, la utopía, y encararla con la posibilidad y realización individual de los jóvenes.
Tal como señala la especialista Lissette Mendoza, la formación de valores es un "proceso complejo de carácter social, en el que intervienen diversos factores (familia, escuelas, instituciones, organizaciones...) dirigido a la transmisión y asimilación de valores sociales como expresión de tendencias progresivas que orienten la actuación de los individuos."
Los códigos valorativo

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