"Nadie enseña a nadie, con humildad para aprender, tod@s aprendemos de tod@s"
Biodiversidad Urbana
Reinterpretando la Ciudad
Leonardo Lenin Banegas Barahona
Maribel Montes Torres
Biodiversidad Urbana una Nueva Línea de Investigación
La biodiversidad es una categoría conceptual de las ciencias de la vida, que se refiere a la variedad de formas de vida, expresándose en el nivel molecular o genético, en el nivel de individuos o biodiversidad de organismos y en el nivel de las comunidades o biodiversidad de ecosistemas (Nájera, 2001:2).
El estudio de la biodiversidad desde las ciencias de la vida se ha ido transfigurando desde varios enfoques: el enfoque sistemático o de clasificación, en el que inicialmente los taxonomistas trataban de clasificar y nombrar todo organismo que encontraran, esto con la finalidad de disponer de un atlas de la vida como de estudios de distribución y abundancia de especies. Un segundo enfoque surge con el nacimiento de la ciencia llamada ecología, desde ese momento la biodiversidad se abordó desde la perspectiva de redes, esto es entendiendo al sujeto vivo no aisladamente en su forma y función interna como lo habían hecho los taxonomistas, sino entender su existencia en función de las relaciones entre los organismos, la depredación, la hervivoria, el comensalismo, el mutualismo, la antibiosis forman parte del conjunto de relaciones que permiten entender que la existencia de un organismo se puede explicar por las relaciones con los otros. Este enfoque permitió fundamentar el accionar de los movimientos ecologistas y de la visión de conservación de los espacios naturales incólumes para la posteridad, con el objeto de conservar estas relaciones que permite la existencia de la biodiversidad. Finalmente el enfoque espacial de la biodiversidad que considera desde un punto de vista matemático, la diversidad de la vida calculando el número de especies por unidad de superficie, con objeto de comparar la biodiversidad entre ecosistemas. Índices como los de Shannon, permiten hacer cálculos numéricos de la biodiversidad existente en un espacio y tiempo determinados. (Smith & Smith, 2001: 306)
Desde la perspectiva de la geografía de la biodiversidad, ha sido posible concluir que los bosques de coníferas son menos biodiversos que los bosques de latifoliados. Las comparaciones entre espacios acuáticos también se ha realizado, llegándose a concluir que las lagunas de invierno son mucho más biodiversas que los lagos y lagunas permanentes. Sin embargo es de hacer resaltar que el cálculo de los índices de biodiversidad no deben ser una herramienta para priorizar la protección de ecosistemas con más biodiversidad y la marginación de los espacios con menor biodiversidad, ya que cada ecosistema es un sistema singular así como un espacio potencial en donde encontrar medicinas, materias primas, esencias y en general productos activos beneficiosos para la civilización humana.
Por mucho tiempo ha existido el mito entre los biólogos y especialmente en los ecólogos de que los espacios habitados por el ser humano no contienen biodiversidad debido a la intervención humana, satanizando de alguna manera la colonización del humano en los espacios naturales. Recientes investigaciones han comenzado a mostrar evidencia de que los espacios socialmente construidos llamados ciudades, también son un espacio para la expresión de la biodiversidad. Y es que parece que el postulado semiótico de que la abundancia de signos produce pobreza de sentidos eclipso las investigaciones biológicas en la ciudad. Las ciencias de la vida tienen una tradición centenaria más sin embargo hasta muy recientemente en la última década del siglo XX, los biólogos se han dado cuenta que la ciudad es un ambiente para encontrar diversidad de formas de vida, tanto como en los ecosistemas naturales.
Características de la ciudad que permite la expresión de la biodiversidad
La mayor parte de las ciudades modernas en Latinoamérica tuvieron su origen en las comunidades coloniales desarrolladas durante la conquista y colonización europea de América. Uno de los criterios para construir ciudades es que estuvieran próximas a una fuente de agua, de tal suerte que la mayoría de las ciudades son cruzadas por arroyos, riachuelos nombrados vulgarmente con el hondureñismo de quebradas.
Esta condición permite que se trasladen áridos, escombros, semillas y partes vegetativas que pueden colonizar nuevas áreas, realizando un esparcimiento vegetativo de las plantas.
Aparte de la irrigación nefronal de la ciudad con agua, materiales y biodiversidad latente, la ciudad es un juego de mosaicos de técnicas de construcción, alturas disimiles y pendientes del terreno, todo ello provoca condiciones singulares y variopintas de sombra, acumulación de calor por la inversión térmica provocada por la presencia de los edificios y por ende de un aumento en el nivel de humedad relativa en el ambiente.
Además de ello las condiciones creadas con intencionalidad del ser humano, al introducir plantas cultivadas en jardines residenciales y en los parques y áreas verdes públicas. Igualmente el abandono de predios y construcciones es un espacio para la colonización vegetal y animal, esta vez no como una intencionalidad humana sino por la acción espontanea de colonización, conocida en el argot de los ecólogos como sucesión ecológica. Un ejemplo de ello lo constituye la antigua penitenciaria central construida por la dictadura Cariista a finales de la década de los 30’s y principios de los 40’s del siglo XX. El cine y la televisión han promovido incluso la imaginación de que pasaría con las ciudades después que los humanos hayamos desaparecido del Planeta, la serie La Tierra sin humanos es una expresión de la ciencia ficción sobre los procesos de ecología urbana que se dan en todos los espacios urbanos abandonados estudiados. La colonización de la ciudad por los vegetales y animales silvestres es producto de varios eventos y sucesos. La acumulación de polvo y materias orgánicas junto al juego de sombras que se produce en el continuo de los patrones del día y de las estaciones promueve el establecimiento de plantas silvestres y asilvestradas .
El Rio que cruza la ciudad es una fuente de biodiversidad
Acostumbrados a nombrar los ríos que pasan por las comunidades urbanas como quebradas, y desarrollado el desprecio por el mismo, al arrojar toda clase de efluentes y despojos a su cauce, el rio sigue siendo el ecosistema urbano más noble, ya que a pesar de ser uno de los que más sufre el impacto humano, sigue siendo fuente inagotable de conocimientos y recursos. El arrastre de áridos desde las serranías hasta la ciudad, constituye un importante refuerzo a la industria de la construcción que extrae arena, y piedra del rio. El rio sin embargo no solo trae áridos, también trae formas vegetativas de los plantas (semillas, estacas) provocando la propagación en sus riberas de una gran cantidad de vegetales, en el caso del Rio Choluteca y sus números afluentes del Rio Chiquito y del Rio Grande, se ha documentado que es una fuente importante de traslado de semillas de gramíneas, leguminosas rastreras y arborescentes, y estacas de árboles como el Sauce llorón Salix humboltiana moreras, higueros del genero Ficus spp de tal suerte que en toda la rivera del Rio al entrar a la ciudad se forma un hermoso bosque de galería, que es removido cotidianamente por la municipalidad a falta de conocimiento sobre su importancia en la contención de inundaciones en la temporada estival.
La visión del rio con su bosque en las riveras, hace recordar a muchos citadinos su origen rural y provoca el sentimiento de añoranza por los tiempos vividos en la infancia en los poblados de origen. Una investigación sociológica del imaginario social provocado por el rio forestado sería importante para fomentar la gestión ambiental de la rivera del rio por parte de las municipalidades.
La mayor parte de los árboles que crecen en las riveras del rio en las ciudades, nunca alcanza la madurez ya que es cortado por las autoridades para la construcción de bordos que no son capaces de contener las crecidas. La falta de amarre de las rocas, en el diseño y construcción de taludes de piedra y su reforestación con especies nativas promovería un mejor agarre del suelo ante las crecidas igual que la construcción de un espacio natural dentro de la ciudad, que serviría de hábitat a mas especies animales cuando el ecosistema vaya madurando, así como el disfrute escénico por los ciudadanos en su tránsito a las actividades civiles.
Espacios Urbanos para la Biodiversidad
Aunque la intencionalidad no sea esa, la vida coloniza y se adapta a todos los espacios socialmente construidos, las edificaciones humanas son espacios muy buenos para la colonización vegetal; muros, techos, alambrados, aceras, cercas, balcones… el listado es infinito, los elementos artificiales transformados por el hombre a partir de materias primas de la naturaleza, se resisten a categorizarse como tales, de forma que la naturaleza no reconoce la existencia de lo social, aunque la sociedad quiera autonombrarse como artificial, construida y mantenida por voluntad y esfuerzo humano.
Lo cierto es que ningún espacio en el universo es artificial todo es natural, no existe en el mundo conocido lo sobrenatural, lo anti-natura. De forma que este constructo de la sociología, ha impedido que los naturalistas reconozcan que al igual que los sustratos naturales (rocas, suelo), la planta puede colonizar muros de piedra ordenados artificialmente por el ser humano en una acción negentropica, como también puede colonizar teja; que se han fabricado a partir de suelo arcilloso, también podrá colonizar muros de concreto, láminas de zinc, que en definitiva son elementos con los que la planta se encuentra en la naturaleza, aunque no en el grado de concentración y pureza que en el medio urbano.
El afianzamiento de los zarcillos enredados en una verja de balcón en el barrio la Reforma en Tegucigalpa, son el ejemplo de la fusión de la naturaleza y la otra naturaleza, esta vez organizada por el ser humano. El crecimiento de cactáceas del genero Opuntia y plantas crasas como los Agaves silvestres son todo un escenario en las casas construidas de adobe o piedra y con techos de teja, el contraste entre lo natural y lo artificial se funde en la cotidianidad del citadino, que sin darse cuenta se encuentra frente a la colonización de plantas del bosque seco tropical, circundando su habitación, su trabajo y el espacio de transito de los ciudadanos.
Forma parte también de la biodiversidad de una ciudad el conjunto de elementos de patios internos, jardines colgantes, jardines de terraza, y pequeños huertos, en donde se pueden encontrar una gran variabilidad de plantas, algunas seleccionadas por la sombra que proveen, otras por la vistosidad de sus hojas o de sus flores, y finalmente algunas cultivadas por sus utilidades medicinales,aromaticas y alimenticias.
Jardines Públicos y Arboles Históricos
Durante el siglo XX, las ciudades hondureñas fueron plantadas con árboles exóticos traídos de todos los continentes del Planeta, las Araucarias de Sudamérica Araucaria araucana; Araucaria excelsa, las Casuarinas o Pinos Australianos Casuarina equitesifolia traídos de Australia, los arboles de hule traídos de la India, la Llama del Bosque Sphatodea campanulata, las Acacias Cesalpinia pulcherima, Avellanos, fueron plantados en los jardines, plazas públicas, avenidas, parques de las iglesias y conventos, como una forma de dar ornato a la ciudad.
La memoria histórica de su importación es desconocida para la mayoría de los citadinos, por lo que su investigación y documentación es sumamente importante para efectos de la interpretación ambiental e histórica que promovería la identidad de los ciudadanos y promovería el guíaje de turistas que visitan la ciudad.
Uno de los árboles plantados en los años 30 y 40’s del siglo XX en varios parques de la ciudad de Tegucigalpa (Plaza Morazán, Plaza la Merced, Convento San Francisco y en las casas de los antiguos burgueses) es la especie de Araucaria excelsa, que alcanza una altura de hasta 40 metros en los arboles más viejos. A la izquierda del texto se muestra un ejemplar que aún vive en la Plaza la Merced en el Centro Cívico del Parlamento Hondureño en la ciudad de Tegucigalpa.
Los ejemplares de Araucaria excelsa de la plaza central fueron removidos en 2003 con el pretexto de remodelación de la plaza y fueron derribados para impedir el deterioro de la catedral de San Miguel de Heredia en Tegucigalpa. Los arboles fueron suplantados por la otra especie de Araucaria un poco más común Araucaria araucana, que se encuentra como árbol emblemático en el barrio la Plazuela en el sitio conocido como El Arbolito, y del cual descienden varios ejemplares sembrados en distintos jardines públicos y privados, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) posee una buen población de estos árboles en sus plazas y jardines.
De lo anteriormente expuesto se desprende la necesidad de investigar el establecimiento de árboles históricos en plazas públicas, avenidas, bulevares, jardines privados, espacios públicos de las universidades, con el fin de fomentar la interpretación de la historia socio-ambiental del manejo de especies emblemáticas.
Arboles insignes dan incluso nombre a las comunidades fundadas con posterioridad a la presencia de dichos árboles, en Tegucigalpa, es claro el ejemplo del Barrio el Sauce, Barrio Los Castaños, El Arbolito, Barrio El Jazmín, Barrio Guanacaste, Colonia Palmira, Colonia Las Palmas, Colonia Miraflores, Colonia Los Robles, Aldea El Pino. Arboles insignes como el Guanacaste del viejo barrio Tegucigalpense, fue traído de las serranías y bosques de galería de Olancho, ya que inicialmente Tegucigalpa fue un bosque de coníferas, este también es uno de los arboles importados por los fundadores de la ciudad a finales del siglo XIX, otro árbol emblemático de la ciudad son los arboles de Ceiba pentandra que fue traída de las planicies costeras del Atlántico Hondureño ya que su distribución no es espontanea en la ciudad.
También es durante el siglo XX cuando se crea un espacio urbano a manera de Parque Central , conocido como Cerro Juan A. Laínez, en el que se ha producido una reforestación con especies introducidas (Bambusa, Bougambillas, Sphatodea, Eucaliptos, Cassias…etc), sin embargo la planta que mejor se ha aclimatado es una especie invasora que ha migrado desde México, se trata del árbol de San Juan que crece en zonas áridas de Centroamérica y México. Actualmente San Juan se encuentra en proceso de expansión de su área de cobertura, la desertificación de que es sujeta la ciudad de Tegucigalpa, ha promovido su crecimiento, sin embargo esto ha actuado como una reforestación gratuita y espontanea que ha permitido la jardinización natural de avenidas, plazas y espacios baldíos con una planta que comienza a florear en su segundo año de vida y que es resistente a la sequía.
La introducción de especies no solo se ha debido a la intervención pública, sino que también es función de la acción de particulares. La ciudad se ha construido en la base de migrantes del campo a la ciudad, la añoranza de los espacios rurales con las plantas domesticadas, provoca que el fenómeno de la migración no sea solo de personas, sino también las semillas y propagulos de las plantas con las que crecieron, animales exóticos y domésticos (gallinas, perros, gatos, mapaches, garrobos, iguanas, tortugas, loros, piches…etc) por lo cual no es casual que Tegucigalpa sea un mosaico de plantas y animales provenientes de todas partes del país, agaves del sur, cocoteros y ceibas del atlántico, Guanacaste del oriente, guapinol, zapotes del occidente, orquídeas, gallinazos, de tal forma que si bien el ecosistema original se ha perdido casi por completo, pero se ha remplazado con nuevos paisajes que constituyen hoy en día una riqueza de formas de vida emergente y que cada vez se nutre con más ejemplares, con la llegada de nuevos plantas ornamentales en los jardines, la plantación de árboles frutales exóticos. Esto naturalmente se proyectó como antítesis de la tesis ecologista de que la introducción de plantas exóticas, provoca la desaparición de la biodiversidad tropical. Este un planteamiento marxista de la ecología, ya que antepone las tesis convencionales con la antítesis, de ello naturalmente como lo planteo Marx, de la contradicción surge el cambio (todo proceso tiene dentro de sí tiene su propia contradicción), de forma que el proceso de extinción viene acompañado de procesos de adaptación, colonización y especiación, formando un continuo o sucesión de especies.
Endemismos Urbanos
Aunque sea difícil de creer el endemismo urbano existe, por tanto al igual que la conservación de especies en peligro se realiza en los bosques, la conservación de especies que solo crecen en espacios ahora urbanizados debe ser parte de las políticas públicas de conservación.
En la ciudad de Tegucigalpa, se ha detectado endemismos urbanos, reflejados con el redescubrimiento en 2001, de la especie leguminosa Lonchocarpus santuari que crece únicamente en los predios de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Lonchocarpus santuari es parte de un Bosque Muy Seco Tropical ahora alterado con las construcciones, pero en el cual existen los únicos dos ejemplares en todo el mundo de esta especie que se creía ya extinta.
En toda la zona oriental de la ciudad de Tegucigalpa se pueden encontrar endemismo urbanos, por lo que su estudio y priorización debe ser una de las líneas de investigación e intervención que guíen la práctica de los científicos que se dedican al estudio y conservación de la biodiversidad tropical.
Agricultura Urbana y Biodiversidad Agroecológica
La agricultura en los espacios urbanos es una tendencia importante en la mayoría de los países, debida en parte a la experiencia positiva que provee el cultivo y la cosecha por los propios medios, otra razón no menos importante es la contribución a la reducción de los gastos y la promoción de la economía familiar.
El cultivo de especies, aromáticos, verduras, legumbres, flores es una práctica aun no documentada, de hecho la producción agrícola medida por los estudios económicos, no considera la producción individual de los pobladores en la ciudad, por lo que cualquier dato de producción agrícola puede considerarse como una estimación y un subregistro de la verdadera producción realizada por los seres humanos en un territorio.
De tal forma que en la ciudad encontramos una gran variedad de árboles frutales, condimentarías y hierbas comestibles o medicinales, zapotes, naranjos, manzanos de rio, mangos, aguacates sobrepasan los tapiales y dejan ver la producción agrícola dentro de la ciudad.
El asocio y combinación de plantas domesticadas produce un buen número de interacciones que pueden ser desde colaboración, cooperación, competencia, que rara vez podrían ser recomendadas para el cultivo extensivo por los agrónomos (Gliessman, 2008:43). La combinación de paste con mango, llantén con fresas, rosas con zacate limón, singularmente expresada en los huertos de los ciudadanos no causa ningún perjuicio a ninguna de las dos plantas, sin embargo a pesar de las buenas relaciones entre estas planteas, estas no sería nunca recomendada por los técnicos agrícolas por la ignorancia que existe de ello. La ciudad por ende es un buen laboratorio para documentar la riqueza de interacciones que podrían ser entendidas, documentadas y extendidas como prácticas comprobadas en las prácticas agroecológicas del cultivo.
El crecimiento de arvenses en los huertos de la ciudad, demuestra que tanto cultivo como maleza, pueden coexistir sin dañarse significativamente, lo que demuestra que el uso de agroquímicos para eliminar malezas es únicamente una tarea que busca la homogeneidad, el orden, la supuesta limpieza de los campos de cultivo. De lograr demostrarse esta hipótesis, sería un buen argumento para los ecologistas que luchan por disminuir la cantidad de agroquímicos que se vierten sobre el ambiente natural (suelo, agua, aire), que contamina el espacio vital del ser humano, reduciendo su calidad de vida y provocando malestares que son innecesarios vivirlos.
Avifauna y Entomofauna Urbana Migrante y Residente
A la par del desarrollo y expansión de las plantas llegan los animales atraídos por la floración y fructificación de las plantas, por tanto no es casual que en las ciudades encontremos una gran variedad de mariposas, colibríes, golondrinas y una gran variedad de aves e insectos silvestres migrantes, que han encontrado en edificios abandonados el hogar perfecto para establecer su residencia. Algotras aves construyen sus nidos en los árboles centenarios de la ciudad. Las aves que son migrantes regresan cada año al mismo árbol e incluso a la misma rama a reconstruir el nido del año anterior. Dos especies son casi residentes de Tegucigalpa, causando incluso disgustos a los propietarios de edificaciones.
La paloma Columbus libia que ha traído una serie de controversias y debates en la ciudad de Tegucigalpa, por la posición de la Iglesia apoyada por la Alcaldía de Tegucigalpa que promueven la erradicación de las palomas de castilla del centro de la ciudad para evitar el deterioro de la Iglesia por las excretas de estos animales. Sin embargo la tradición es más fuerte que la innovación, de tal suerte que los mismos feligreses de la iglesia alimentan constantemente a los animales, ya que el contento que causa el revoloteo de estas aves anima la alegría de niños y adultos.
Otro inquilino de la Iglesia es de hábitos nocturnos se trata de la Lechuza Tito alba que se alimenta de la ratas y ratones que pululan por la ciudad en horas de la noche, su presencia provoca disgusto no por sus hábitos de alimentación que son tomados como una bendición, sino por la creencia popular de relacionarlo con demonios y seres del inframundo.
A pesar de que Honduras posee una Licenciatura en Biología con una tradición de más de 40 años, no existe hasta el momento un registro ornitológico y entomológico de los animales que se encuentran presentes en los antroposistemas, como debería de llamárseles ahora a las ciudades, en virtud que no solo son habitadas como hemos creído por los seres humanos sino también por un gran número de vecinos que van desde organismos microscópicos hasta gigantes de más de 30 metros de altura.
Interpretación Ambiental de la Biodiversidad en Ambientes Urbanos
La educación para la ciudadanía se ha constituido en una valiosa herramienta en la construcción de civilidad, se puede advertir a priori que el énfasis de la educación ciudadana ha fortalecido los valores de organización, resistencia civil que han promovido las principales luchas por el mejoramiento de las condiciones de los barrios. El proceso no ha permitido a la ciudadanía enterarse del valor de la biodiversidad que les circunda.
La agroecología urbana aun es un tema del cual se encuentran muy pocos trabajos de investigación, la identificación de nuevos alimentos que crecen en nuestras aceras como es el caso de la verdolaga una planta que crece en todas las aceras de nuestras ciudades y que es un alimento fácil de cultivar y de preparar así como sus grandes bondades por el contenido de ácido oxálico, que previene y disminuye el riesgo por cáncer.
La interpretación ambiental también tiene aplicación en la enseñanza de la biodiversidad en todos los niveles del sistema educativo nacional, la promoción de aprendizajes significativos utilizando recursos de la comunidad, ha sido demostrado por (Montes, 2011), desmitificando el hecho de que solo se puede enseñar biodiversidad en los ambientes naturales silvestres, ya que la escuela como parte de la ciudad, está rodeada de elementos que pueden ser utilizados para transversalización de la educación ambiental como lo contempla el Curriculum Nacional Básico.
Bibliografía
- Gliessman, S (2002) Agroecología. Procesos ecológicos en Agricultura Sostenible. CATIE. Turrialba, Costa Rica.
- Montes, M (2011) Aprendizajes significativos del tema de biodiversidad en la asignatura general de ciencia y tecnología en la Universidad Católica de Honduras, durante el I Periodo de 2010. Tesis realizada para optar al grado de Magister en Educación en Ciencias Naturales con orientación en la Enseñanza de la Biología. Tegucigalpa, Honduras.
- Nájera, M (2001) Biodiversidad Tropical. Editorial UNED. San José, Costa Rica.
- Samo, J; Garmendia, A & Delgado, J (2008) Introducción practica a la Ecología. Pearson/ Prentice Hall. Madrid, España
- Smith, R & Smith L (2001) Ecología. 4ta (ed). Addison Wesley. Barcelona, España
- La Tribuna San Andrés “enamora” a Tegucigalpa con flores amarillas. 7 de noviembre de 2009 pp. 23-24 B.
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