Los gobiernos de los diversos países del mundo; de acuerdo a sus características políticas, económicas, sociales y culturales, e incluso geográficas, han tomado diferentes decisiones para afrontar la pandemia del Covid-19. Tratando de disminuir el impacto desigual en los sectores de la sociedad. La educación ha sido uno de los más afectados. La suspensión de las clases presenciales y la propuesta llevada a cabo de la educación a distancia o no presencial es la respuesta de una política educativa no preparada para esta situación. Los oídos sordos a los informes científicos y el poco interés en promover las tecnologías de la información y comunicación en las escuelas, como elemento estratégico de la calidad educativa, a dado poca capacidad de respuesta a los gobernantes.

Si hablamos de calidad debemos partir del acceso a la educación que tiene todo individuo como derecho esencial para su desarrollo integral como ciudadano.

La decisión política de asegurar el acceso al servicio educativo, de continuar los aprendizajes de los estudiantes conllevo al intento de superar las limitaciones presentes de las instituciones públicas y privadas. Las dos tienen diferentes respuestas, tanto negativas como positivas, acertadas como inciertas. Hay pocas instituciones educativas que asimilaron fácilmente el cambio de una educación presencial a virtual, al tener el equipamiento y el recurso docente capacitado en el uso de las TICs (o ya lo venían aplicando años anteriores); en el otro grupo, en donde está la mayoría, la falta de equipamiento y capacitación de la plana docente ha tenido diversas formas de afrontar y superar las limitaciones para brindar un servicio educativo de calidad.

El mayor desafío es brindar las condiciones adecuadas a los estudiantes para satisfacer sus necesidades formativas, como una forma de igualdad social. La expansión del acceso y calidad de la señal de internet, telefonía, radio o televisión, ha sido visualizado en su gran magnitud como un problema del olvido de los gobiernos y empresas privadas. La implementación de las TICs como herramientas del proceso de enseñanza y aprendizaje dentro y fuera de las aulas es una necesidad actual y futura para reducir los obstáculos al acceso a la educación. El Estado tiene una responsabilidad social con las presentes y venideras generaciones. Los gobiernos deben asegurar un compromiso social de todos los miembros de la sociedad con la educación.

En esta situación de pandemia se debe buscar homogeneizar la calidad del servicio educativo. Enfrentar el Covid-19 necesita de la participación de todos los ciudadanos trabajando juntos y solidarios. Solo la educación puede generar esa cohesión social capaz de superar nuestro estado actual de las cosas. Y un buen inicio para eso es garantizar el acceso a la educación.

Acceso a la educación