Por Silvia C. Enríquez

(Ver Parte 1 y Parte 2)

Materiales didácticos

Comencemos por una verdad que es importante no olvidar: dado que las herramientas con las que cuenta un EVA son el medio a través del cual es posible impartir conocimientos en línea, es importante que analicemos sus características, ventajas y limitaciones antes de comenzar a diseñar materiales didácticos. Sin este conocimiento, corremos el riesgo de no aprovechar todo el potencial de cada herramienta o el de diseñar actividades que, luego, no podremos implementar sin modificaciones en el EVA.

La relación entre la metodología de la enseñanza virtual y las herramientas digitales es un camino de doble vía. En efecto, quien busca emplear eficazmente las herramientas virtuales de un EVA debe comenzar por conocer la metodología de la enseñanza virtual y todas las posibilidades que esta brinda. De hecho, esta metodología nació, y continúa creciendo, sobre la base del análisis de las posibilidades de las herramientas virtuales accesibles en Internet. Pero, a la vez, la supervivencia y evolución de esas herramientas se debe al hecho de que han resultado útiles para la educación.

De todos modos, mientras llega el momento de encarar este aprendizaje metodológico, les proponemos analizar los modos de incluir materiales didácticos en un EVA que pueden ayudarnos a complementar los recursos de la educación presencial.

Qué materiales podemos albergar en un EVA

Podremos comenzar por incluir una gran variedad de materiales de estudio tales como archivos de texto, videos, imágenes, mapas, diagramas y otros, además de enlaces a sitios que contengan este tipo de recursos. También el programa de la materia, sitios web con más información o la mención de toda la bibliografía empleada para desarrollar un tema. Lo interesante de esta opción es que nos permite ampliar la oferta y variedad de materiales sobre los temas de estudio de un modo que no es posible en el aula presencial debido a limitaciones de tiempo o recursos tecnológicos.

En efecto, imaginen cuánto se mejora y expande el aprendizaje si podemos incluir material que da una idea más acabada del tema de estudio porque agrega detalles, explica un tema difícil de un modo diferente o muestra el modo concreto en el que cualquier fenómeno o hecho sucede o sucedió en la práctica. Además, gracias a su carácter virtual, todos esos archivos permanecerán visibles mientras dure el ciclo lectivo y pueden ser revisitados en cualquier momento. Imaginemos, por ejemplo, la diferencia entre mostrar durante unos momentos en una clase la obra pictórica del surrealismo o conservar todas esas imágenes en el EVA.

Lo importante es que, en todos los casos, esos materiales estén claramente organizados en el EVA. En Google Classroom, por ejemplo, la pestaña “Trabajo de clase” cuenta con herramientas que permiten organizar los contenidos del mismo modo que en el programa de nuestra materia, es decir separados en unidades temáticas. En Moodle, en cambio, es posible seleccionar diferentes modos de organización y rotular las secciones o apartados del modo más apropiado para cada curso. En cualquier caso, debe haber mención clara de la unidad a la que pertenecen los materiales y tareas, y estos tienen que estar numerados o bien ordenados con un criterio que permita sus estudiantes no tengan dudas acerca de la relación de cada archivo con los demás, y acerca del orden en el que deben ser empleados.

Como ya dijimos, la opción más recomendable será siempre aprender a organizar los contenidos utilizando las herramientas de cada EVA según la función para la que fueron diseñadas y siguiendo los mecanismos previstos para ese fin. Por el contrario, recurrir a los procedimientos que ya conocemos, suele conducir a dificultades que multiplican el trabajo y no nos enseña nada nuevo. Por ejemplo, podríamos enviar los materiales de estudio en un mensaje del foro de novedades, pero esto haría su búsqueda más compleja y podría generar dudas en cuanto a los plazos, orden de las actividades etc. La organización clara de los contenidos toma un rol central en el trabajo asincrónico, es decir cuando estudiantes y docentes no están presentes de modo físico en el mismo lugar como en una clase presencial.

En este sentido, les dejamos un consejo nacido de la experiencia práctica: nunca es aconsejable publicar archivos antes de que deban ser usados, ya que esto puede causar confusión. Es habitual que los estudiantes piensen que deben hacer algo con todos los archivos que están publicados, y creerán que no encuentran las indicaciones para hacerlo.

En conclusión

Emplear un EVA, aunque solo sea como complemento de la presencialidad, abre nuestras clases al mundo porque nos permite incluir los conocimientos que no podemos impartir en el aula. Facilita enormemente la tarea de enseñar a aprender, que es fundamental para poder seguir el paso del rápido desarrollo y cambio de la ciencia y la tecnología actuales. El mejor modo de aprender cómo sacar provecho de estas ventajas es comenzar a emplear algún recurso e incorporar otros gradualmente, a medida que ganemos confianza. Pronto descubriremos que hacerlo así simplifica y mejora nuestro trabajo frente a clase.