Comprensión, interpretación, explicación y significación del conocimiento

La sociedad del conocimiento ofrece interminables caminos hacia el conocimiento, una cantidad abrumadora de información, acceso una interminable oferta de conocimiento; el detalle que se tiene que tomar en cuenta es la buena calidad del conocimiento requerida en la búsqueda de bienestar personal y social.

La calidad del conocimiento puede ser vista en una forma clásica (determinista, mecánica, estática, lineal) o puede ser vista de una forma cuántica (información, materia, energía) y también puede ser vista desde lo cuántico a lo clásico, no así a la inversa. Lo que da lugar a pensar en una tercera mirada que vea por igual lo lineal y lo espiral, lo mecánico y lo cuántico, la epistemología clásica y la epistemología de primer orden.

La tercera mirada introduce una nueva epistemología que sin reñir con los preceptos originales introduce la autoreflexión como condición para la comprensión, interpretación, explicación y significación del conocimiento; dando lugar a la emergente epistemología de segundo orden que explica el origen de la tercera mirada recién mencionada.

Lo anterior ayuda a concebir diferentes formas de ver la totalidad de las partes que componen un sistema, dependiendo si se trata de un sistema cerrado que cumple con las leyes de la física clásica (el sistema productivo, el sistema escolar, el sistema político, el sistema eléctrico, etc.) o se trata de un sistema abierto donde las leyes clásicas no explican satisfactoriamente (la nanotecnología, el sistema celular, el sistema social, el sistema estelar, etc.). Pero existe también una tercera mirada respecto a los sistemas, los sistemas parcialmente abiertos o semiabiertos en interacción dinámica (el sistema climático, la globalización, la crisis mundial, etc.) donde se lleva a cabo un intercambio energético, material, espiritual, ecológico, informático, sistémico complejo, etc.

Si las premisas anteriores ayudan a develar la tercera cultura como una cultura científica con un objeto de investigación que va más allá de lo socio-digital (cibersociedad), es transdigital, cuya metodología es de segundo orden (autoreflexión, metacognición, autodeterminación) por contemplar sujeto-objeto-contexto como una “uni-multiplicidad” capaz de autoorganizarse-autoproducirse-autoreflexionarse, como un bucle rizomático que puede autoregularse con servomecanismos (análogos, digitales, orgánicos) que les permiten recibir retroalimentación de todas partes del sistema y del suprasistema en forma recursiva y poder así mantener una calidad constante, mejorar fallas en el sistema, implementar innovaciones tecnológicas, entre otras autorregulaciones.

La tercera cultura qua así integrada por la sociedad del conocimiento, la cibersociedad, la tercera cultura, lo transdigital y la calidad del conocimiento, entre muchas más de una lista interminable. En forma anticipada se puede inferir que existe una cibercultura como resultado de la vida social en el ciberespacio integrándose hardware, software, humanware y cyberspace (a manera de contexto). Como puede deducirse se trata de muchos tipos de sistemas en redes de todo tipo, un maremágnum de tal proporción que obliga a pensar en una etnometodología ciberespacial que ayude a estudiar la vida social en el ciberespacio y otras prácticas que se llevan a cabo por interacción del Internet.

Una etnografía del Internet partiría de lo tecnológico (objeto de investigación) para aterrizar en lo cultural (sujeto de investigación) en una dualidad tecnocultural que a veces es hardware y a veces es software, dependiendo del contexto y de la interface. En palabras más sencillas, delante o detrás del monitor…o en el ciberespacio como una imagen de síntesis.

Sin entrar en muchos detalles se puede observar que el contenido del Internet es social, que el contexto del Internet es social, que el mensaje simbólico del Internet es social por medio de la interacción simbólica que se realiza en el ciberespacio. Con estas tres categorías se puede iniciar una descripción compleja contenido-contexto-simbólico sobre la sociología del ciberespacio con énfasis a las conexiones complejas (Morin, 2006) y conexiones ocultas (Capra, 2002) de una nueva realidad que se construye y se experimenta en la sociología del ciberespacio a partir de modelos de síntesis (nuevas experiencias virtuales, nuevos soportes, realidad virtual).

El modelo simbólico es de naturaleza de síntesis por pertenecer a una esfera cuyo método de estudio pertenece a la complejidad al tratarse de símbolos cuya significación son producto de la interacción cibersocial; principalmente comunicaciones que se realizar mediadas por redes sociales en la formación de un YO social autoconsciente que según George Herbert mead (1863-1931) se trata de una intracomunicación consigo mismo en la generación del self como el sujeto que es capaz de interactuar consigo mismo. Surge así la noción de autoacción identitaria en un marco microsocial en la que la acción social incipiente en el individuo forma parte de una acción social de mayor envergadura por medio de una “doble acción social” en la que convergen las acciones individuales y las acciones sociales, las que dan lugar a un discurso personal y social que le da sentido a la interactividad autónoma, que según Goffman (1964) es construida por los individuos desde la microsociología, en particular, hacia la sociología, en general, al formar una estructura participativa.