Investigar desde la complejidad requiere una actitud renovadora como el planteado por Blaise Pascal (1623-1662) al indicar “Entiendo que es imposible conocer las partes sin conocer el todo, como lo es el conocer el todo sin conocer las partes”, esto es un razonamiento dialógico que contrasta con la razón dialéctica (1670).

Inspirándose en el contrato social de Jean- Jacques Rousseau se puede pensar una igualdad en las ciencias en una dicotomía razón-razonamiento, utilización racional de las metodologías científicas interrelacionándolas sin perder su propia identidad. Al igual que Rousseau (1712-1778) en la era planetaria se debe estimular un contrato epistemológico que fortalezca la libertad de reflexionar la epistemología con igualdad de oportunidad científica frente al rigor analítico, al orden científico y a la uni-multiplicidad de caminos para llegar a la verdad.

El origen del conocimiento es una reflexión; el conocimiento del conocimiento es una doble reflexión, una reflexión de segundo orden, o simplemente, autoreflexión. Surge así una epistemología de segundo orden que introduce el término metacognición para referirse a la capacidad transformadora y autotransformadora del conocimiento legítimo.

Al respecto se puede mencionar a Pitirim Alexandróvich Sorokin (1889-1968) quien desde la Universidad de Harvard propuso un sistema integralista orientado a la acción cognitiva que es capaz de “conceptualizar” la realidad desde el enfoque cualitativo por medio de las interacciones sociales, al respecto, citando al autor:

El modelo más general de fenómeno sociocultural lo constituye la interacción dotada de sentido de dos o más individuos humanos. Por "interacción" se entiende todo evento con que se manifiesta en un grado tangible el influjo de una parte sobre las acciones exteriores o los estados mentales de la otra. Donde falta esa influencia tangible (unilateral y mútua), no nos hallamos frente a un fenómeno sociocultural. Si la interacción carece de significación (también) deja de ser un fenómeno sociocultural: se convierte en un fenómeno puramente fisico o biológico, objeto propio del estudio de la física o de la biología, y no de la sociología o de cualquier ciencia social (Sociedad, cultura y personalidad, Madrid: Aguilar, 3a Ed., 1973)

La perspectiva de los autores citados anteriormente es abierta a nuevos métodos alternativos para hacer ciencia con conciencia, al tomar en cuenta las partes, la totalidad, las cualidades humanas y el contexto en sus reflexiones. Lo que obliga a pensar que existe un método, un contra método, un anti método, entre más combinaciones que convergen en la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad.

Aunque los pensadores cibernéticos, sistémicos y epistemólogos del siglo pasado desafiaban las corrientes cartesianas positivistas de las ciencias desde el enfoque ontológico-determinista planteando un pensamiento complejo en el que convergen investigador-investigado-contexto desde el enfoque fenomenológico-cuántico.

Surge así la posibilidad de una doble contextualización para plantear una investigación científica moderna, desde múltiples dimensiones, todas dialógicas: caótica/organizada, simple/compleja, cuantitativa/cualitativa, mecánica/cuántica, etc. Se trata de encontrar un estatuto que se adapte al tema de investigación dependiendo de su diseño, su enfoque, su tipo, su nivel de profundidad, entre otros parámetros metodológicos.

El planteamiento científico así concebido se refiere a cuatro perceptos:
1. Investigar en forma pluridimensional (metaparadigma).
2. Conocer el conocimiento (metacognición).
3. Autoreflexión metodológica (epistemología de segundo orden).
4. Creación de valor (metamétodo transmetodológico).

A raíz de los enunciados anteriores surgen nuevos conceptos que deben ser tomados en cuenta por el investigador dentro de su indagación:
• Intersubjetividad
• Interrelaciones
• Contextualización
• Saber-hacer
• Sujetos-objetos
• Teleología
• Interdependencia
• Retroacción