El Paradigma de Cambio trastocando lo que es lo holístico y la dualidad, de manera simbólica.

A poco que uno revise la historia “oficial” de lo que ha venido siendo la sociedad globalizada del último cuarto de siglo anterior, y lo que llevamos de éste, uno se tropieza con una aparente vía sin salida. Me refiero, principalmente, a lo que se ha venido en llamar sociedad capitalista, es decir, al modelo económico imperante.

Como el ala liberal de la sociedad “cultivada” no deja de repetirnos, no parece haber alternativa. Es decir, parece que el cerebro humano, tras milenios de buscarse la vida para poder sobrevivir a pesar, muchas veces, de él mismo, ha dejado de funcionar correctamente. Puede ser, como dijo Einstein, que el mismo modelo que ha creado el lío en que estamos metidos sea incapaz de resolver el mismo, y haga falta un enfoque radicalmente nuevo.

Pero, ¿dónde ha estado el fallo?. Bueno, podemos encontrar múltiples razones a cual más realista de por qué resulta que “no podemos evitar” destruir el planeta, a nuestros semejantes y hasta nuestros ideales más profundos. Hace poco, releyendo algún texto de Leonardo Bloff, me volví a encontrar con uno de las causas más manidas, y bíblicas: nuestra pretensión de ser dioses.

Bueno, no podemos negar que, al menos en la cultura occidental, es una manía con pedigrí. Desde el Génesis ya nos acusan de ello. No obstante, yo diría que el tema va por lo que yo llamaría… nuestra ignorancia de ser dioses.

Porque no lo hemos conseguido. Es evidente que no. Es más, yo diría que cada vez estamos más lejos de ello. Y ahí creo que está uno de los grandes fallos de la sociedad occidental: una frustración que ha degenerado en una incapacidad de manejar nuestra condición de… semi-dioses.

Los dioses del panteón antiguo eran capaces de manejar a voluntad montañas, ríos y demás accidentes geográficos. Lanzaban rayos, trituraban seres humanos para desayunar, y se comunicaban a grandes distancias. Vamos, como nosotros ahora. Pero, claro… ¿es ése el tipo de dios que desaríamos ser?
No, parece que no. Porque no nos basta con esto. Por lo menos, no a todos. Evidentemente, a los grandes presidentes de las corporaciones que gobiernan el mundo puede bastarles, pero al común mortal como yo… se le hace un poco escaso. ¿De qué me sirve a mí que mi especie pueda manejar el rayo láser como Luke Skywalker? ¿Me ayuda en mi búsqueda de empleo? Y a la hora de compartir tiempo con mis hijos… ¿estoy yo más cerca de la felicidad que el indígena de hace 2500 años? Eso sí, yo siempre puedo usar a Bob Esponja…

Se me antoja que para que todos los hombres fueran dioses… el ser humano debería desaparecer, por definición. De no ser así, la única forma es que haya algunos humanos-dioses, y el resto humanos-humanos.

Creo que nos estamos empezando a dar cuenta de que la única opción para poder arreglar el desaguisado es… precisamente, volviendo a descubrir nuestra especie. Ya hemos demostrado que podemos dominar y aplastar todo lo que nos rodea, de acuerdo: no creo que nadie nos lo discuta.

Es decir, el camino opuesto: de intentar ser dioses, a lograr ser humanos. Sumergirnos en la aventura de ser bípedos implumes de dos patas… e intentar que sea lo más sincera y profunda posible

Y dejar a los dioses que se sigan tirando rayos y truenos…
El Guerrero Holístico" J.R. Tato Peña

Muy real e interesante el artículo que quiero compartirlo con todos ustedes.