"Nadie enseña a nadie, con humildad para aprender, tod@s aprendemos de tod@s"
En pospandemia, la vuelta a clase presencial va a ser una experiencia diferente a la que vivimos en tiempos anteriores al confinamiento por COVID-19, el retorno presencial será intermitente, en grupos de estudiantes reducidos y/o por turnos (burbujas). Las escuelas deberán estar preparadas para cerrar y volver a la modalidad virtual en casos de eventuales brotes o aislamiento obligatorio. Frente a este escenario, es importante preparar a las comunidades para modelos híbridos en los cuales la virtualidad y la presencialidad se combinen en distintas configuraciones.
pospandemia y alumno estudiando
Planificar la vuelta a la escuela presencial nos convoca a mirar más allá de la dicotomía de apertura o cierre total. Hay que considerar que la educación remota es más compleja para estudiantes con discapacidad, con escasos recursos económicos, que viven en hogares en situaciones de hacinamiento, que por distintas razones no logran sostener rutinas o que no tienen adecuada conectividad o equipamiento para estudiar. En la Argentina, según el diario Infobae hay un millón y medio, es decir, más del 10% de estudiantes (en los tres niveles obligatorios: inicial, primario y secundario) que abandonaron la escuela durante la pandemia.
Criterios que debe considerar el docente y la institución
La vuelta progresiva a la presencialidad implica que, al menos en una primera etapa, los estudiantes irán a la escuela una parte de la jornada escolar o sólo algunos días a la semana y, el resto, seguirá de manera remota. Los equipos directivos y docentes tendrán que decidir, en el marco de la normativa de cada jurisdicción, qué actividades priorizar en el tiempo presencial, y qué otras proponer para que los alumnos realicen en sus hogares.
Las experiencias de retorno a clase de distintos países y los estudios sugieren que para el trabajo presencial, especialmente en las primeras fases de la vuelta a clase, se seleccionen actividades que integren la dimensión social y académica. Es decir, que se puedan proponer juegos o actividades lúdicas que promuevan acciones grupales, el sentido de pertenencia y el bienestar de los alumnos y que, al mismo tiempo, recuperen y permitan avanzar sobre los contenidos curriculares principales. En las experiencias en la vuelta a la presencialidad de 2020 aparecen, como ejemplos, actividades que permitieron a los estudiantes contar y socializar lo vivido en los meses anteriores y juegos enfocados en el reencuentro y en el fortalecimiento de los vínculos. También se organizaron actividades relacionadas con el sentido de pertenencia a la institución, como pintar un mural en una de las paredes de la escuela o elegir el lema, el mensaje o el logo que los representa como grupo.
Los encuentros presenciales también serán fundamentales para que los docentes hagan visible el sentido de aquello que se busca que los estudiantes aprendan, vinculando los contenidos con la vida real, de modo de contribuir a sostener la motivación necesaria para el trabajo remoto. También será una oportunidad de que los docentes presenten los modos de organización de los espacios presenciales y semipresenciales, y las instancias de entrega de trabajos y devoluciones. Serán espacios importantes para poder responder dudas o inquietudes de los estudiantes, evaluar sus progresos y dar respuesta a las dificultades que puedan tener para sostener el trabajo remoto. Además, se menciona la idea de aprovechar las clases presenciales para que los estudiantes puedan poner en juego los contenidos trabajados en la virtualidad.
a) Elaborar un diagnóstico
Para el retorno gradual a la presencialidad, es clave poder diagnosticar y evaluar a los alumnos para determinar cómo acompañar a cada uno de la manera más efectiva posible. En términos generales, se recomienda tener en cuenta dos dimensiones:
I) El bienestar general
En una primera instancia serán los docentes quienes hagan una valoración socioemocional de los estudiantes, consultando con los equipos de orientación si encuentran una situación compleja. Es importante destacar que, en casos severos en los que los niños hayan sufrido un daño considerable durante el confinamiento será necesario diseñar estrategias específicas de apoyo psicosocial junto al equipo de orientación de la escuela o con los profesionales de la comunidad.
II) Los aprendizajes
El primer diagnóstico será un insumo clave; para ello, además de consultar los informes de cierre de 2020, será valioso identificar logros y aprendizajes pendientes a partir de las producciones de los alumnos durante las actividades de inicio. El objetivo será luego diseñar propuestas de aprendizaje desafiantes que contemplen la diversidad de recorridos y vivencias, y anticipar espacios o estrategias para acompañar a cada estudiante en su proceso.
Cada estudiante habrá vivido en su casa múltiples experiencias que habrán producido aprendizajes diversos, incluso fuera de los contenidos escolares. Es función de la escuela mediar para que esas vivencias se compartan, se escriban y se cuenten para luego conectarlas con los aprendizajes curriculares. Por ejemplo, algunas escuelas han implementado actividades centradas en la valoración de las experiencias que se vivieron durante el año, preguntando a los estudiantes qué descubrieron y qué aprendieron como personas.
El diagnóstico permitirá, a su vez, identificar qué estudiantes se podrían recibir un apoyo adicional, con docentes enfocados a trabajar de manera específica con ellos en grupos reducidos. Asignar más carga presencial, priorizando alumnos con menos conectividad o más necesidad de refuerzo.
b) Establecer un curriculum prioritario
La vuelta a clase también requerirá una nueva mirada sobre los contenidos curriculares, pensando en la priorización de aquellos contenidos esenciales de cada año, incorporando además aquellos que se diagnostique que no se alcanzaron en el año anterior. Para ello será necesario tomar en cuenta tanto los lineamientos de la jurisdicción como la realidad concreta de cada institución.
El curriculum prioritario debe actuar como puente y ancla entre el proceso de continuidad pedagógica y la vuelta a la nueva normalidad. Por ello, algunas preguntas centrales que deben realizarse son:
¿Qué contenidos resultan indispensables para el futuro de los aprendizajes de los estudiantes?
“Si no enseñamos X los estudiantes van a tener dificultades para aprender Y el año próximo”
“Si no enseñamos X los estudiantes van a perderse X idea o habilidad fundamental”
El curriculum prioritario tiene que tener los pies en el presente pero mirar hacia el futuro de las trayectorias de los alumnos. En esta línea, la propuesta de identificar el curriculum prioritario invita a mirar más allá de los contenidos disciplinares e identificar cuáles son las habilidades que queremos desarrollar o fortalecer en los estudiantes como la lectoescritura comprensiva, el pensamiento matemático, el pensamiento crítico, las capacidades para comunicar las ideas y para resolver problemas, por ejemplo.
Luego de definir los contenidos prioritarios para cada grupo, se recomienda planificar secuencias de trabajo que partan de preguntas o desafíos que tengan sentido para los estudiantes, que despierten la curiosidad, que los motiven y que funcionen como una invitación para seguir explorando el tema en la enseñanza remota. En la medida en que sea posible, la interdisciplinariedad será un factor clave para abordar las secuencias de trabajo y poner en diálogo los contenidos de diferentes asignaturas. Un enfoque que ha dado resultados positivos en este sentido es el de Aprendizaje Basado en Proyectos.
c) ¿Cómo trabajar con los alumnos que tuvieron nula o baja conexión con las actividades de la escuela en 2020?
El comienzo del nuevo año lectivo va a encontrar a estudiantes en lugares muy diferentes en cuanto a la adquisición de los contenidos curriculares. Por ello, resulta fundamental que la escuela planifique cómo atender a las necesidades y posibilidades de cada uno de los estudiantes y, en especial, cómo acompañar a los alumnos que no se conectaron o tuvieron baja conexión con las actividades de la escuela durante el último año.
Como primer paso, será clave identificar quiénes son los estudiantes que no se conectaron con las propuestas de la escuela y no alcanzaron los aprendizajes escolares esperados. Frente a esta realidad los equipos directivos tienen la tarea de articular con los programas jurisdiccionales y de poner en marcha mecanismos institucionales con responsables designados para la revinculación de los estudiantes en riesgo de abandono escolar.
Es importante entender no sólo lo que no pudieron hacer, sino también indagar en qué sí hicieron (a nivel escolar y personal también), con qué estuvieron o están conectados, qué les interesa y motiva, y cómo cambiaron sus vidas durante el último tiempo. A partir de esto, los equipos directivos y docentes podrán formular un plan de acompañamiento para cada uno de los estudiantes.
Una de las estrategias que aparece como potente es la tutoría, tanto individual como en pequeños grupos. Las tutorías, que pueden ser presenciales o virtuales cuando sea posible, deben estar enfocadas en los contenidos centrales del currículum prioritario. Pueden estar a cargo de tutores o docentes auxiliares capacitados para trabajar contenidos específicos. Algunos directores de escuela mencionan la posibilidad de aprovechar las tutorías en el nivel secundario y primario para ayudar a los estudiantes a organizarse y volver a conectarse con el ritmo y la rutina escolar.
Varios estudios sugieren también incluir actividades y propuestas a realizar fuera de los horarios escolares, como clases de recuperación, clases de apoyo adicional y actividades extracurriculares de aprendizaje. Incluso, algunos evalúan la posibilidad de brindar apoyo adicional a algunos estudiantes durante las vacaciones, ya sea mediante encuentros presenciales en la escuela (en el caso de que la jurisdicción lo permita) o entregando materiales de trabajo (en formato de cuadernillos o videos).
En casos de situaciones más críticas, donde los alumnos hayan aprendido nulos o muy pocos contenidos centrales o donde exista una alta probabilidad de abandono escolar, aparece como una estrategia efectiva los programas de aprendizaje acelerado. Un caso interesante es el del Reino Unido, que propuso un programa de un año para docentes jubilados que vuelven a su profesión para ayudar a los estudiantes más vulnerables.
Independientemente de las estrategias utilizadas, un aspecto fundamental es el seguimiento de las trayectorias individuales de los estudiantes. Es decir, monitorear y evaluar el proceso y los logros de aprendizaje para poder acompañar a los estudiantes y hacer los ajustes necesarios. Resultará clave el diseño de un sistema que permita a los docentes compartir información sobre cada estudiante, intercambiar observaciones acerca del proceso y trabajar colaborativamente para la mejora de los aprendizajes. Además del trabajo colaborativo entre docentes, algunos directores de escuela resaltan la importancia de co-construir planes de acompañamiento en equipo, incluyendo a los docentes, el estudiante y su familia.
Conclusiones
Como afirma Ziegler, la crisis está dando oportunidades de buscar soluciones alternativas, de juntar recursos dispersos, de conectar plataformas disponibles, de generar comunidades de práctica donde se adaptan ideas y se comparte con velocidad vertiginosa aquello que funciona y aquello que no. También hay un crecimiento acelerado de plataformas digitales y su libre acceso en este contexto (cuestión que redundará en su desarrollo), así como organizaciones globales que están recopilando las mayores innovaciones en tiempo de pandemia para potenciarlas. Todas prácticas inexistentes cuando acudíamos a los edificios escolares. Una incógnita a plantear es si este empujón forzado nos dará la chance de desarrollar opciones educativas que transformen la escuela moderna que insistía en seguir indemne en un mundo que ya era y es otro.
La pandemia llevó las escuelas a los hogares e hizo visibles las condiciones en que enseñan nuestros sistemas educativos. No es una cuestión de cuántos artefactos, apps y bytes estén en circulación o cuántas restricciones de acceso hay, sino de los saberes que la escuela está poniendo en juego, las oportunidades que brinda a los niños y jóvenes de saberse parte de ese conocimiento y reconocer sus potencialidades para producir ideas, soluciones y reflexiones sobre el mundo que los rodea. En síntesis, se trata de sintonizar la escuela con el planeta que, como dejó en evidencia esta pandemia, se encuentra en plena transformación, sobre todo, es necesario cambiar para recuperar los estudiantes perdidos, lo que representa un verdadero desafío y cuenta pendiente a saldar.
Fuentes
Comentar
Cordial saludo a todos y un abrazo desde Colombia.
Lo primero es agradecer esta entrada y proponer esta conversación.
Dentro de los aspectos que han tenido una relevancia menor en la discusión que ha impuesto la pandemia de COVID - 19; ha sido el de los contenidos. La conversación sobre los contenidos curriculares se suele ocultar bajo la prioridad de las didácticas, y ahora las implementación asimétrica de las TIC en la escuela. Más allá de las urgencias que ha impuesto la actual coyuntura, la conversación sobre la pertinencia de temas, prioridad o pertinencia de los mismos se sigue retrasando. Pones el relieve sobre la priorización de unos temas sobre otros, como padre de familia e investigador educativo, he visto como la elección o priorización de los temas se ha hecho bajo criterios no curriculares o disciplinares.
Gracias por los comentarios Carlos, María y Marco: la realidad educativa es muy compleja y depende fuertemente del contexto (infraestructura, personal, perfil de los estudiantes). Y es particularmente relevante la contención emocional de toda la comunidad educativa. Sólo con el tiempo sabremos el verdadero impacto educativo de la pandemia, como salimos y si esto ha cambiado.
Desde Sincelejo-Colombia
Excelente aporte por ser oportuno y pertinente.
Bueno, los padres de familia reclaman la presencialidad en la educación básica regular; sin embargo en la realidad algunos locales de las Instituciones Educativas, dan pena. Definitivamente no va a ser igual como antes de la pandemia, estoy plenamente de acuerdo con el autor Luis R. Lara sobre su enfoque al respecto
Apreciado Profesor Luis R. Lara.
Un saludo desde Villavicencio, Colombia
Me parece oportuno resaltar este tipo de artículos que demuestran las preocupaciones de los maestros. Muy interesante su artículo.
Al respecto, considero que todas las instituciones y maestros debemos implementar estrategias de refuerzo; no obstante, lo más importante es establecer que efectos produjo toda esta coyuntura del confinamiento en nuestros estudiantes y sus familias, el apoyo psico-social se constituye en una prioridad.
María C. Ruiz
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