Respuesta de Benedicto XVI al mundo contemporáneo

Benedicto XVI, recientemente ha creado el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Dicasterio que tiene el fin de “reflexionar” y “encontrar formas adecuadas” para anunciar el Evangelio a tantos bautizados que no comprenden más el sentido de pertenencia a la comunidad cristiana”. El Papa, “el hombre del anuncio, quien con profunda inteligencia y cultura ha sabido crear este espacio para comprometer a la Iglesia de manera concreta al servicio”, ofrece una respuesta al mundo secularizado y lesionado por un relativismo moral.

Ya, Juan Pablo II puso los fundamentos del concepto de “Nueva Evangelización”. Recordemos como en Puerto Príncipe (Haití) en 1983, inauguraba el novenario de años para la celebración del V Centenario de la Evangelización.

El Siervo de Dios nos invitaba a ser protagonistas de una Nueva Evangelización: Nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión, realidad que aún late en los corazones de los fieles y pastores porque responde a la conversión constante a Dios de la persona y a las legítimas aspiraciones del ser humano, sin ser ajena a las estructuras sociales y a la cultura contemporánea.

Ante un mundo marcado por la tendencia laicista y permisiva, Benedicto XVI, mediante la Carta Apostólica Motu proprio “Ubicumque et semper”, ofrece al mundo y a la Iglesia un Dicasterio que ayudará a los fieles a encontrar su sentido de pertenencia y de anunciar siempre y en cualquier lugar el Evangelio de Jesucristo. “Esa misión ha asumido en la historia formas y modalidades siempre nuevas según los lugares, las situaciones y los momentos históricos. En nuestra época, uno de los rasgos característicos ha sido la confrontación con el fenómeno del abandono de la fe, que se manifiesta progresivamente en sociedades y culturas que desde siglos estaban impregnadas del Evangelio”[1].

Ya Pablo VI nos decía en la Evangeli Nuntiandi: «La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios que la inteligencia humana perfecciona más»[2], de allí que la Iglesia utilizará todas las formas que los progresos de la ciencia de la comunicación han convertido en instrumentos positivos al servicio de la Nueva Evangelización.

Benedicto XVI nos recuerda que frente a las corrientes que intentan dominar todo y pretenden desaparecer la fe de la Iglesia, la fe de los sencillos no se deja arrastrar por las tendencias dominantes porque han puesto su confianza en Jesucristo, ayer, hoy y siempre. El Santo Padre, mostrando su corazón de Pastor, declara con audacia apostólica: “Por lo tanto, haciéndome cargo de las preocupaciones de mis venerados predecesores, creo oportuno ofrecer las respuestas adecuadas para que toda la Iglesia, dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente al mundo contemporáneo con un empuje misionero capaz de promover una Nueva Evangelización”[3].

Este mensaje, cargado de esperanza y frente a los grandes desafíos, nos anima y alienta a ser testigos del Evangelio, a ser discípulos y misioneros de Jesucristo aquí y ahora, de manera que impregnemos al mundo del espíritu evangélico.

Monseñor Fisichella, Presidente de este nuevo organismo de la Santa Sede, señaló que el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización se dedicará a combatir el relativismo, que siempre ha denunciado Benedicto XVI y difundir “una correcta antropología” en medio de una mentalidad marcada “por las consecuencias del secularismo” el cual “tiende a alejar al hombre contemporáneo de su relación fundamental con Dios”[4].

Los cristianos vivimos grandes desafíos que exigen respuestas valientes, que solamente una auténtica conversión a nivel personal, comunitario y pastoral, un cambio de mentalidad y comportamiento, movida por el Espíritu Santo, puede tornar exitosa esta iniciativa de la Iglesia. El camino más seguro es volver a las fuentes del cristianismo, a Jesucristo, su enseñanza, su manera de ser, de vivir, de relacionarse con el Padre, con las personas, su actuar, asumir su pedagogía; tomar como modelos e inspiración a los grandes santos y santas, mártires y testigos de la fe.

Es el momento de retomar nuestra palabra y valentía porque somos heraldos del Evangelio, teniendo en cuenta que “en la raíz de toda evangelización no hay un proyecto de expansión humana, sino el deseo de compartir el don inestimable que Dios nos ha dado, haciéndonos partícipes de su vida”.




[1] Benedicto XVI. Motu proprio “Ubicumque et semper”, 21 septiembre de 2010.

[2] Pablo VI, Evangeli Nuntiandi, 45, 1975.

[3] Benedicto XVI. Motu proprio “Ubicumque et semper”, 21 septiembre de 2010.

[4] Cf. Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para Promoción de la Nueva Evangelización, 12 octubre de 2010.

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Comentario por Maria Carolina Gomez el octubre 21, 2010 a las 9:35am
Buen día
Estoy totalmente de acuerdo con esta mirada al mundo contemporáneo ,se debe reflexionar a cerca de ciertas dificultades de cierre,desprecio de la realidad en función a si mismo,,lógica binaria y proporcionar una consideración al otro como otro,armonía,código para la valoración de si mismo teniendo en cuenta la realidad interna y externa,tolerancia de la inseguridad,crear espacios de confianza cooperación y solidaridad.
Saludos estimados.

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