Una organización que aprende es la que posee la capacidad de tener una estructura flexible donde prime la creatividad, dicha organización aprende a través del trabajo colaborativo, valora el régimen meritocrático donde se crean ambientes de redes de voluntariados de aprendizaje, implementan la libertad de iniciativa, estimulan las ideas y propuestas de sus empleados basado en el valor principal de la verdad, también fomentan el conocimiento aplicado y la ambición por el desarrollo individual y colectivo, está enfocada en la mejora de las condiciones del capital humano e implementa un sistema de comunicación efectivo permanente. Tiene sus raíces en el enfoque del pensamiento sistémico. En síntesis, las organizaciones más útiles para la sociedad actual son aquellas que son capaces de adaptarse a los cambios y de dar las respuestas más adecuadas en cada momento. Hablamos de organizaciones insertas en el entorno, flexibles y que tienen mecanismos de evaluación y aprendizaje continuos. Son organizaciones vivas, abiertas a la revisión permanente de sus actuaciones, a cambios de estructuras y procesos necesarios para evitar errores y que son capaces de rediseñarse continuamente a sí mismas.

Tres principios de las organizaciones que aprenden que no se han establecido todavía en las organizaciones en Latinoamérica.

Los tres principios de una organización que aprende son:

1. Los empleados pueden ser sinceros con sus superiores y rige la meritocracia.

2. Libertad de iniciativa, estimuladas por ideas y propuestas de sus empleados que permita el desarrollo individual y colectivo.

3. Capacidad de mantener una cultura multidisciplinaria que propicie la mejora de las condiciones del capital humano.

Cómo podrían aportar al éxito empresarial.

Si las organizaciones en Latinoamérica fomentaran el principio de sinceridad entre los empleados y no el miedo, se crearía redes de colaboración y a su vez valores institucionales basado en la verdad, ello sembraría la base para una comunicación efectiva, también se crearía un espacio para la libertad de iniciativa y la valoración de los pensamientos divergentes aunado con una visión sistémica de crecimiento colectivo, como resultado se viera favorecido la permanencia y la autogestión de una cultura sostenible de capital humano.
Las empresas son más que puestos de tareas y más que funciones basado en toma de decisiones, debe ser un espacio que fomente el principio de autorrealización y crecimiento personal valorando la meritocracia de sus integrantes.
En forma de conclusión, el éxito de cualquier empresa debería enfocarse en el éxito de sus colaboradores.